- Vamos, Sesshomaru, llevo tiempo tratando de sacarte de esa biblioteca. Sólo quiere conocerte, no es como si te fueras a casar con mi hermana .-
En la entrada de la facultad de negocios, Kirinmaru me llevaba prácticamente a rastras a través del campus.
- Además me lo prometiste, no puedes echarte para atrás ahora - dijo situándose detrás de mí, tomando mis hombros tratando de empujarme hacia la salida.
- No recuerdo haber echo eso - Dije siendo impulsado lentamente contra mi voluntad.
- Oh vamos, me la debes por haber salvado tu trasero en la clase de Michelson. - me recordó haciéndome avanzar tres pasos más - Será sólo un rato, no seas cobarde.
- ¿No podríamos, al menos, cambiar el lugar? Esa cafetería es demasiado... Empalagosa - dije haciendo una mueca de disgusto.
- Lo siento, es el lugar favorito de Zero. - dijo al fin situándose a mi lado, sin quitar un brazo de sobre mis hombros. - Pide un vaso de agua si quieres, pero tienes que ir. - dijo apuntándome con un dedo. Suspiré derrotado y fastidiado.Me encontraba en el último año de mis estudios en Harvard, y por supuesto necesitaba un lugar tranquilo como la biblioteca, para escribir mi tesis, la cual había comenzado hace ya 3 meses. Por lo que normalmente, después de clases y hasta el atardecer, iba a encerrarme a aquel lugar para redactar, investigar y avanzar con mi trabajo. Y hace 1 mes, Kirinmaru había comenzado a molestarme con el hecho de que su hermana menor quería conocerme. Yo lo mandé al diablo, naturalmente, no me interesaba en la más mínimo conocerla ni mucho menos iniciar alguna relación. Lo que más importaba era sobresalir en aquella facultad, ser el mejor de toda ésta patética población estudiantil. Y lo había logrado, claro. Siempre lideraba los listados de promedios cada semestre. E incluso, Kirinmaru siempre quedaba un lugar después de mí, aunque nunca se quejó de aquello. A él le importaban sus estudios, sí, pero también divertirse y conseguir la atención de las mujeres. Algo que a mí no me interesaba en lo más mínimo. Aún con sus defectos, él era uno de los pocos individuos que podría considerar un amigo, pero a veces podría ser tan insoportable... e insistente. Y nunca me iba a dejar en paz con este asunto. Lo mejor terminar con este disparate de una vez por todas y dejar en claro a esa mujer que me era totalmente indiferente. Porque había accedido a verla, pero no aceptar a algún compromiso con ella...
Suspiré resignado y comencé a caminar a propia voluntad. Vi de reojo a Kirinmaru sonreír triunfante y avanzar para caminar a mi lado.La cafetería se ubicaba a sólo unos metros de la facultad de negocios y por ello, todos los días estaba repleto de estudiantes e incluso profesores que acudían entre clases o después de ellas. Ésa era una razón para no acercarme, odiaba las multitudes y sobre todo a esas chiquillas ilusas que se acercaban a molestarme tratando de llamar mi atención. La otra razón era que, esa cadena de restaurant café usaba el tema del anime japonés en todo el establecimiento y a pesar de haber nacido en ese país, era algo que no me interesaba. Y ahora ahí estaba, a unos pasos de ingresar a ese concurrido lugar.
Kirinmaru abrió la puerta, haciendo sonar una campanilla que anunciaba la llegada de clientes. Lo vi entrar y me obligué a hacerlo también. Un olor intenso a vainilla y café ingresó a mis fosas nasales tan abruptamente que me dieron náuseas. Kirinmaru me dirigió a una mesa a unos metros del mostrador donde ya se encontraba su hermana menor. A diferencia de él, con su cabellera ondulada y rojiza; ella tenía su cabello platinado y era un poco más pálida y baja de estatura. Al vernos, se levantó del asiento y levantó su mano a modo de saludo.
- Hola hermanita - se acercó primero el pelirrojo, dándole un beso en la mejilla.
- Hola, aniki - respondió ella - Al fin llegaron.- dijo posando sus ojos violetas sobre mí y sonriendo animadamente.
- Como te lo prometí, aquí está el legendario Sesshomaru Tsukinami. - dijo Kirinmaru haciendo un ademán algo tétrico hacia mí - Sesshomaru, Zero. Zero, Sesshomaru - dijo señalando a cada uno respectivamente. - Ella extendió su mano, la cual tomé y apreté cortésmente.
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Inevitablemente, tú
FanfictionUn accidente logra volver a poner en su camino a Sāto Rin, reviviendo aquella atracción que en un principio le impidió olvidarse de ella, olvidar aquella hermosa sonrisa... Pronto descubrirán que sus vidas están unidas por una fuerza mayor que la p...