Mi cuerpo se había quedado totalmente pasmado por la figura tan... familiar frente a mí.
Sus cabellos platinados... Esos ojos ambarinos... Me hicieron traer a la mente ala única persona que tenía esos rasgos tan únicos y conocidos para mí...Pero no, no era él. No era el señor Sesshomaru.
Pronto mis ojos pudieron ver las pequeñas pero tan notables diferencias entre esta persona y el hombre que yo conocía bien.
Aunque tenía el mismo color blanco platinado, su cabello parecía ser sólo un poco más corto y más rebelde... Además de que su fleco se veía desorganizado y tupido, y definitivamente era mucho más bajo de estatura que el señor Sesshomaru. Y no sólo sus rasgos físicos eran distintos, su atuendo también difería demasiado a la de él, aunque éste llevara ropa tan formal.
El chico vestía su traje gris oscuro de dos piezas de una manera más descuidada que lo que el señor Sesshomaru lo haría. Aunque el saco se ajustaba muy bien a su cuerpo, éste lo llevaba totalmente desabotonado del frente, no había un pañuelo en su bolsillo izquierdo y los bordes de la camisa en su cintura amenazaron con sobresalir un poco más cuando su mano izquierda entró al bolsillo de su pantalón. Incluso su corbata parecía haberse hecho tan apresuradamente que podía verse el nudo algo asimétrico y flojo en su cuello.
Lucía tan desgarbado y despreocupado... como un adolescente llegando a su fiesta de graduación de la preparatoria. Pero a pesar de eso, él no parecía ser tan joven. Podría tener incluso mi edad o la del señor Sesshomaru...
Eran tan diferentes y a la vez tan similares... ¿Cómo era posible eso?
No podía dejar de pensar en que tal vez... se tratara de algún pariente suyo o.. ¿Un... familiar lejano tal vez? ¿O sólo era una mera coincidencia?Mi cabeza siguió cavilando entre todas las opciones posibles hasta que después de unos largos segundos el ligero timbre del elevador me sacó de mis pensamientos y caí en la cuenta de que lo estaba mirando fijamente, justo como él lo estaba haciendo... pero con una muy incómoda y extrañada expresión en su rostro. Detuvo rápidamente las puertas que comenzaban a cerrarse, volteó rápidamente atrás de él y luego me miró con mayor desconcierto.
- ¿Qué... es lo que pasa? - me habló finalmente. - ¿Porqué me miras así? ¿Acaso tengo algo en la cara? - inquirió con un tono desdeñoso. Dio un paso fuera del cubículo y las puertas se cerraron detrás de él. Yo no podía desviar mi vista de él, mi cuerpo parecía seguir congelado en su lugar sin señales de reaccionar pronto. ¡Qué buen momento escogiste para paralizarte, Rin!
Me miró y al ver que no tenía intenciones de quitarme de su camino, su irritación se hizo evidente en su rostro.
- ¿Acaso eres sorda? - inquirió chasqueando la lengua -¿Qué es lo que pasa contigo? - bramó torciendo el gesto y rodeándome con desgano para seguir caminando. Pero no dio ni tres pasos cuando se detuvo abruptamente y luego volteó a verme con el ceño fruncido.
- Oye... tú...
- Ah!... Esto... Yo...- reaccioné al fin farfullando como tonta. Podía sentir cómo mi cara comenzaba a encenderse. - Lo que pasa es que... E-es que yo... - Mi voz se fue perdiendo poco a poco sin saber qué decir. Él se giró completamente hacia mí y su absorta expresión entrecerró los ojos y yo no pude hacer más que agachar la cabeza y comenzar a disculparme.
- Yo... P-perdóneme, por favor! Yo... amm... Creí que era otra persona... - me apresuré a decir. Parecía molesto, y cómo no si no había dejado de verlo fijamente desde que llegó... ¡Por Dios, acaso este día podía ser más embarazoso? - N-no era mi intención incomodarlo, en verdad, es que usted tiene un gran parecido con alguien que conozco... Lamento la confusión, en verdad... no era mi intención...
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Inevitablemente, tú
FanfictionUn accidente logra volver a poner en su camino a Sāto Rin, reviviendo aquella atracción que en un principio le impidió olvidarse de ella, olvidar aquella hermosa sonrisa... Pronto descubrirán que sus vidas están unidas por una fuerza mayor que la p...