Capítulo 8: Volverte a ver

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Un apresurado Jaken hundió su pie todo lo que pudo para poder acelerar.
Su amo lo esperaba afuera de la Torre Dekiru y sabía muy bien que éste no era del todo paciente que digamos.

Esquivó autos, casi se pasa un alto y casi se sube a la acera pero después de unos minutos al fin pudo adentrarse rápidamente al parqueadero del enorme edificio que, a pesar de la oscuridad de la noche, podía notarse su gran altura por las luces que salían a través de los grandes vidrios que recubrían la fachada, a pesar de que hace horas había terminado la jornada laboral.

Por supuesto que estos burócratas no se van a poner a pensar en los gastos de electricidad, pensaba.

Alcanzó a ver la figura de perfil de su amo, con su habitual semblante impacible y sereno, con una mano dentro del bolsillo del pantalón, casual pero siempre tan imponente.

Orilló el auto frente a él y después de forcejear con el cinturón de seguridad, bajó torpemente del auto para abrirle la puerta.

Éste ingresó elegantemente en el asiento de atrás sin perder su porte y Jaken cerró la puerta para regresar corriendo a su lugar y encender nuevamente el motor.

- Buenas noches, señor Sesshoma...

- ¿Hiciste lo que te pedí? - soltó de repente su amo, sintiendo su mirada inquisitiva a sus espaldas.

- Ah, sí, amo bonito. Tal y como usted me dijo, se lo entregué en sus propias manos. - respondió Jaken muy orgulloso. - Tuve que esperar un buen rato allí sentadote pero eso no fue problema para mí, no cuando era un encargo muy importante para usted.

- Y... ¿Qué fue lo que dijo? - quiso saber el señor Sesshomaru, hablando con un tono más suave que llamó la atención de Jaken.
- Pues... La chiquilla primero se sorprendió bastante pero luego sonrió de oreja a oreja - dijo pensativo Jaken recordando lo acontecido apenas menos de una hora - y luego me preguntó que si qué contenía, y yo le dije que no sabía, pero que sabía que era muy valioso, porque usted lo había hecho con sus propias manitas y luego me preguntó que si porqué no fue usted personalmente a entregárselo y yo le dije que no sabía eso y ella se medio achicopaló, pero luego volvió a sonreír y me pidió que le dijera que muchísimas gracias... - hizo una pequeña pausa en la que agarró aire y continuó - y después me fui, contento por haber cumplido con su encargo.- dijo el asistente muy orgulloso de su trabajo.

Se hizo una pequeña pausa en la que Jaken se asomó para ver a su jefe por el retrovisor, esperando por su respuesta. La cual lo seguía... Incomodando un poco.

- Ya veo... - decía su amo con una genuina sonrisa de deleite, perdido totalmente en sus pensamientos, mirando a través de la ventana del auto.

Era como la tercera vez en esta semana que veía al señor Sesshomaru de esa manera. Y todavía se le hacía bien extraño verlo divagar de esa manera pensando en budita sabe qué.
Pero sospechaba mucho en aquella chamaquita a la que le había llevado la caja...

El día anterior casi sintió que le daba el telele cuando vio que tenía otra herida en su perfecta carita, ahora en su cachete izquierdo.

¿Pos qué cosas habría estado haciendo el domingo por la noche?

Y ni siquiera me avisó pa' dónde iba... pensó en aquel entonces. Pero prefirió quedarse con la duda cuando al día siguiente, su amo lo puso bien pinto y parejo en la oficina por haberle llamado para saber dónde andaba...
"Eso me pasa por andar de zalamero" pensaba apesadumbrado.

Pero lo que lo sorprendió aún más es que a pesar de tener su cachete medio inflamado, el señor Sesshomaru sonreía cada vez que se tocaba esa herida... ¿Pos quién se la había hecho? ¿O más bien cómo y porqué se la había hecho?

Inevitablemente, túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora