Capítulo 9: La tormenta

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Escucho varias voces a lo lejos. No dicen nada en realidad...

Un estruendo... Y otra vez...

                        Me paralizo.

Alguien grita mi nombre con desesperación...

Y después mucha luz, mucho calor...

Mucho dolor. Duele... ¡Duele mucho!


Oscuridad...

               Un fugaz destello de luz...


Unos ojos me ven cubiertos con sangre.





- ¡No!

Abrí los ojos jadeando pesadamente y apretando las sábanas en un puño debajo de mí. Sentía que el corazón podría salirse por mis oídos. Me pasé la mano instintivamente por la frente. Mis cabellos se apelmazaban allí por el sudor y después sentí la humedad llenar la comisura de mis ojos.

¿Porqué? ¿Porqué otra vez esos sueños?...

- Rin... - escuché una voz detrás de mí al mismo tiempo que una mano tocó mi espalda suavemente - ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Volteé rápidamente y allí estaban, unos ojos dorados me miraban angustiados brillando con la tenue luz de la lámpara a su lado. Mi corazón acongojado dio un vuelco y no pude evitar lanzarme sobre él y abrazarlo con fuerza.

- ¡Señor Sesshomaru! - comencé a sollozar en su pecho cubierto por la fina camisa blanca y que se comenzó a humedecer debido a mis lágrimas.

Pude percibir su repentina sorpresa por mi atrevimiento, pero luego sus brazos me rodearon lentamente con dulzura.

- Rin - dijo con suavidad cerca de mi oído - Tranquila. Ya pasó todo - sentí su mano frotar con ternura mi espalda y después se concentró en acariciar mi cabello con diligencia, lo que fue calmando poco a poco mis sollozos.

Lo abracé aún más fuerte y me dejé llevar por la extrema calidez que este hombre me transmitía, llenándome de una inmesurable tranquilidad y haciéndome olvidar aquella horrible imagen, aquella horrible sensación...

-Tranquila, Rin. La tormenta ya ha pasado...

Di un ligero respingo.

La tormenta...

Me tensé por completo y unos instantes después me fui enderezando poco a poco con pesadumbre, deshaciendo su abrazo sin ser capaz de levantar la mirada hacia él.

- Se-señor Sesshomaru...- susurré mirando mis manos sobre la falda. - P-por favor, discúlpeme por lo que pasó... Yo... Lamento que me haya visto en esa situación tan... vergonzosa- dije con mucha dificultad apretando la tela en un puño - Y también por arruinarlo todo... Yo no.. pretendía dejarlo a usted... Así... Perdóneme por... Haberlo desilusionado...- terminé susurrando y esperando lo inevitable.

Siendo realmente honesta, una gran parte de mí esperaba el rechazo del señor Sesshomaru. Sentía muchísima vergüenza por mi reacción tan... Infantil en ese instante y sobre todo... Por que hubiera sucedido en un momento tan... Íntimo e inoportuno...

¡Si tan sólo pudiera dejar de sentir ese pánico durante las tormentas...!

Se hizo un silencio que me pareció eterno, en el que aquella pequeña fracción en mi corazón esperaba, deseaba que el señor Sesshomaru no reaccionara...como él solía hacerlo.

Inevitablemente, túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora