Capítulo 11: Corea Pt. I

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Me apresuré a cerrar mi departamento y jalando la pequeña maleta a mi lado, me dirigí a paso rápido hacia el elevador.

Faltaban menos de diez minutos para las ocho de la mañana y el señor Sesshomaru había demostrado ser muy muy puntual, así que seguramente estaría por llegar.

Inspiré hondo dentro del cubículo después de presionar el botón de recepción, y mientras veía cómo los números de la pequeña pantalla iban decreciendo poco a poco en su orden, mi cabeza no dejaba de pensar en todo lo que implicaba este viaje.

Sonreí emocionada ante la idea, aunque no podía negar que estaba muy muy nerviosa.

Estaría todo el fin de semana con el señor Sesshomaru... Sólo los dos... en otro país... Y probablemente también durante la noche...

Me emocionaba demasiado. Si pasar sólo unas horas con él durante ésta semana habían sido muy románticas y perfectas... No imaginaba pasar todo el día con el señor Sesshomaru, desayunar, almorzar y cenar con él; conocer aquel país juntos... Y acompañarlo a ese evento de gala tan importante para su trabajo...

Y eso último me inquietaba mucho, no sólo por el hecho de que iría con él... Sino por no estar segura de que si lo que había preparado sería lo suficientemente adecuado para la ocasión.

A la única fiesta de gala que había asistido en mi vida había sido mi graduación de la universidad... Y en ese entonces había tenido que pagar un estilista para arreglarme... Algo que ahora, de un día para otro, y en otro pais, no estaba segura de poder hacer.

Sabía que debía haber tomado un curso o algo así...

Me había recriminado eso durante casi toda la mañana del viernes, en la que que me había puesto a ver videos de automaquillaje en la red. Y después de mi trabajo de la tarde al llegar a casa, me puse a practicar todo lo que había visto.

Después de casi cinco horas e incontables intentos, en los que temía ahora gastar en vano todo lo que había comprado - lo más básico del maquillaje que usaban en los tutoriales -, mis esfuerzos dieron resultados que superaron mis débiles expectativas.

Solamente esperaba todo eso fuera suficiente para un evento de esa magnitud....

Las puertas se abrieron y salté fuera del elevador. Mi celular vibró en el bolsillo de mis jeans y no tuve que mirar para saber de quién se trataba.

La emoción volvió a envolverme por completo y no pude evitar sonreír mientras corría hacia la puerta del edificio. Abracé mi bolso de mano sobre mi gabardina blanca al sentir el fresco aire otoñal soplar desde el oeste, pero eso no quitó para nada la alegría de mi rostro al ver hacia la avenida.

Aunque el día parecía estar nublado, el lujoso auto negro que en ese momento se estacionaba frente al edificio parecía tener aura propia. O quizá sólo yo lo veía así por saber quién venía dentro.

Comencé a caminar por el pequeño sendero rodeado por arbustos y algunos pinos y alcancé a ver a un hombrecito de traje café que rodeaba el auto y abría la puerta trasera.

- ¡Señor Sesshomaru, buenos días! - saludé innegablemente contenta al verlo salir del auto. Vestía un saco beige sencillo con una camisa blanca por debajo, abotonada hasta el penúltimo ojal, que hacían un perfecto contraste con el pantalón gris oscuro que llevaba. Se veía tan casual pero increíblemente apuesto y elegante.

Caminé con rapidez el tramo restante y soltando mi maleta, lo abracé sin más, empujándolo ligeramente hacia atrás en el acto y sintiendo la sorpresa en sus músculos. - Me alegro mucho de verlo.

Inevitablemente, túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora