II. Angel from Montgomery

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——————— • Reggie • ———————

Septiembre, 1993.


Me pregunto si todas las peleas de los padres a punto de divorciarse inician por razones estúpidas, como quien debía sacar la basura, quien cambiaba el rollo de papel higiénico y terminan con temas más grandes como quien debe irse de la casa, quien se queda con el perro y ¡ah sí, claro! con quien debe irse el hijo, como si él no tuviera una decisión propia adecuada. Basura. Todo lo que escuchó cuando ellos pelean son solo motivos para no bajar de mi habitación.


Las peleas en casa son cada vez más constantes, es por eso que me alegra estar ensayando tanto con los chicos, pasar rato con ellos haciendo música, Sunset Curve hace que se me olviden todos mis problemas. También está Elisa, que me ha acompañado desde el primer momento en que nuestros caminos se cruzaron, no supe ni cómo nos hicimos tan inseparables, pero de verdad me alegra poder tenerla en mi vida.


Elisa siempre huele a coco con flores, es la mezcla de su perfume con su olor natural, su risa nada delicada siempre inunda mis oídos haciéndome sonreír y me hace olvidar cualquier problema que tenga. En especial me hace olvidar los de mi casa. Busco en mi cajón la linterna, me asomo por la ventana y apunto dos casas hacia la derecha. Prendo y apago, prendo y apago la linterna, espero paciente a que la figura de Elisa se asome y al hacerlo me hace un saludo militar que me ha hechizado desde la primera vez que lo usó. Cuando menos lo espero ella está debajo de mi ventana.


—Hey Regs ¿qué sucede? —No deja de sonreírme mientras sube por la enredadera, estoy seguro de que no necesita luz para iluminar su rostro. Es tan bonita que la idea de solo ser amigos me molesta y aun así no quiero meterme en algún terreno peligroso y desconocido y perderla. —Hazte a un lado, no puedo pasar. —Me habla suave y me saca de mis pensamientos.


—Uh, sí claro. —Me muevo un poco y ella entra por la pequeña ventana. Al entrar los gritos de mis padres suenan más fuerte que antes, me da un poco de vergüenza que los escuche, pero a ella solo le importa que yo esté bien. Me sonríe con ternura, acaricia mi cabello y toma mi mano. —Gracias por venir.


—No seas tonto, yo iría hasta el fin del mundo para acompañarte. —Elisa me da otra de esas sonrisas que tiene, con las que parece mejorar el mundo. Me gusta esa sonrisa.


En realidad, hay muchas cosas que me gustan de ella, como su cabello suave o el tiempo qué pasa hablando sobre constelaciones y lo que hará cuando sea astrónoma, o como me toma la mano cuando quiere sentirse tranquila, pero la principal es que ella me trata con tanta naturalidad, gracia y dulzura y al mismo tiempo no deja de ser ella con su sarcasmo y humor negro. Elisa es una persona compleja y a pesar de los años que han pasado siento que no la puedo descifrar del todo, siento qué hay algo que aún está ocultando.


Se mueve por mi habitación aun con mi mano en la suya y me guía a la cama, como si fuera su espacio natural y prácticamente lo es, aquí hemos pasado mucho tiempo, conoce cada rincón de esta casa como yo de la suya. Elisa me suelta la mano y siento un vacío, no entiendo mucho de lo qué pasa porque mi cabeza es un huracán de pensamientos; Elisa, mi familia, la banda, mis sentimientos que no logro entender o qué más bien me da miedo aceptar y los de ella que no puedo descifrar, nunca puedo decidir si estoy pensando lo correcto o es solo mi cabeza jugándome una mala pasada.

Young (Reggie Peters) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora