Capítulo 8 - Hobbies.

711 59 50
                                    

Mellea.

—Y entonces nos siguieron como 5 cuadras hasta perderlos —me explica Bonnie, ubicando la zonas por donde están los gorilas de mi padre.

Cuando llegaron en la mañana me dieron el informe de lo que está pasando por el perímetro a nuestra redonda.

Estos Soldatos son especiales porque están exclusivamente para Lorenzo, y no solo se encargan de vigilarme si no de darle información. (De la cual no está enterado nadie más que él)

Así que no puedo arriesgarme a que le digan algo que no debe saber.

—No quiero que se acerquen demasiado aquí —me muerdo la uña— conociendo a Lorenzo tal vez todo esto es un montaje y no vela por nuestra seguridad bueno no la mía al menos. Solo quiere saber si le estoy mintiendo, y en todo caso no hay nadie que me respalde, ni siquiera Albert.

Me muevo el cabello inquieta.

—Son muchas teorías Lea, así que relájate —me dice Bonnie— tu padre no podría sospechar algo así, lo que si es que ahora debemos ser extremadamente cuidadosos.

—Es claro, tenemos a un enemigo en potencia en nuestro territorio y en mi departamento, joder ni si quiera puedo pensarlo —miro el plano de la ciudad— lo más importante es que nadie de ellos se mueva de aquí por lo mínimo en estos próximos 2 días, tendremos que tener muchísima precaución cuando los Cicchi se vayan. Necesito que sobornen a los vigilantes de la ciudad y no quiero a nadie merodeando por acá.

«Un dolor de cabeza más anotado a este viaje.»

—Debemos tener un plan para cualquier inconveniente. —me recuerda Bonnie.

—Y lo tendremos, estoy pensando en ello —afirmó mordiéndome el labio con ligera fuerza.

—Disculpa que te lo diga Lea, pero detesto cuando tenemos que hacer estas cosas —resopla Bonnie.

Me paro caminando de un lado a otro y continuo. —Esto es temporal, siempre y cuando las aguas se calmen.

—¿Tú crees que se calmen? —dice ella para nosotros.

Siendo sincera ahora mismo no sé ni que pensar, tengo todo revuelto en mi mente. Desde que Biagio y yo nos reencontramos, toda mi vida se ha puesto patas arriba, es jodido en todo el sentido de la palabra.

Y lo peor es que cuando lo tengo cerca es como si mis neuronas hicieran cortocircuito, no logro pensar ni actuar con claridad. Además estoy en un bloqueo mental, quiero avanzar con los Cicchi eso se supone que debería estar haciendo o es lo que todos en mi familia esperan, pero en cambio no tengo ni idea como puedo hacerlo, y lo que es más sin perjudicar a mi hermana y a su novio y al mismo tiempo sin desprenderme de mis obligaciones. Y el que tenga esta opresión queriendo follar a cada nada con el Don enemigo no me ayuda tampoco.

—Tal vez, no lo sé —suspiro— de todos modos quiera o no tenemos que estar preparados para cualquier circunstancia en el futuro.

Bonnie asiente, Oliver nos mira a ambas y agacha la cabeza un minuto. Lo conozco tan bien que de seguro quiere decir algo, pero nunca se ha tomado la libertad como Bonnie para hacerlo saber.

—¿Qué piensas Oliver? —le pregunto.

Él niega haciéndose el tonto, pero yo insisto.

—Dime.

Vacila un poco antes de soltar. —¿No sería buena idea ir de visita a la empresa? Digo podemos despistar un poco, estamos aquí porque se supone que estamos al pendiente de ello, es más conveniente a que nos detengamos a quedarnos aquí y que piensen que algo malo está pasando.

Linaje LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora