Capítulo 15 - Sentimientos mezclados.

749 58 77
                                    

Mellea.

—Teníamos un trato, tío —hago pucheros—. Quedamos en eso la última vez.

—Sería así si no hubieras hecho trampa.

—¿Por qué dices eso? —me río—. No soportas saber que tengo mejor sazón que tú.

—Eso jamás, ¿me oyes? —habla indignado.

Me acerco a él y lo abrazo. —Por favor, tío, solo serán 2 días.

Él niega haciéndose el indignado.

—No seas mal perdedor, anda —le animo sonriente—. Por favor.

Él suspira derrotado.

—Está bien, pues. Tú ganas, pagaré la apuesta.

Yo le doy un beso en la mejilla.

—Eres el mejor, ¿lo sabías? Te compraré unos trajes nuevos para compensarte —digo rápido antes de despedirme e irme.

Me alejo para tener más privacidad y marco el número en mi teléfono.

Me contestan en el cuarto tono.

—¿Qué?

No puedo evitar negar, típico de este hombre.

—Buenas tardes se dice —le reprendo—. Los días ya están cubiertos, el plan está en marcha.

Él no contesta nada.

—Que no se note tu entusiasmo —digo sarcástica—. Mañana estamos, el plan será así...
   ━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Camino por el jardín en dirección al despacho de mi hermana.

No me encuentro con nadie.

Oliver y Bonnie se fueron esta misma madrugada al hotel, y él ya debe estar de regreso por nosotros.

Toco y paso sin su permiso. Está con sus lentes de descanso y la veo con la máquina calculadora, revisando y anotando en la libreta y en la laptop.

Es una de esas veces en las que tiene mucho trabajo, pero le gusta hacerlo.

—Hola, hermana —digo, sentándome en la silla frente a ella.

—Hola, Lea —dice ella, prestando poca atención—. ¿Qué necesitas? Estoy terminando las cuentas de la semana.

—Ya sé, de hecho solo venía a preguntarte ¿a qué hora acabarás?

—Al paso que voy, un poco más de una hora. ¿Por?

—Quería ir al salón a consentirme. ¿Te apetece acompañarme?

—Claro, ¿por qué no? Solo déjame terminar y sí.

Me levanto y le lanzo un beso. —Te veo en dos horas en la entrada, ¿de acuerdo?

Ella asiente con concentración en su trabajo, sumergida en sus tareas como siempre. Mientras tanto, un atisbo de intriga cruza mi mente al ver su expresión tan enfocada.

Una vez que salgo saludo a Elián, que pasa a mi lado con evidente prisa. Responde cortésmente a mi saludo y continúa su camino con determinación.

Dirigiéndome hacia la habitación de Alessa, abro sus cajones con cuidado, seleccionando meticulosamente cada prenda, lencería, par de zapatos y productos de maquillaje que pueda necesitar durante nuestro próximo viaje. La tarea de empacar se vuelve una danza de organización y eficiencia mientras me aseguro de que no falte nada importante.

Al cerrar la maleta de viaje con un chasquido satisfactorio, un destello de recuerdo me hace regresar a la habitación. Había olvidado algo crucial que no puedo dejar atrás. Me tomo un momento extra para localizarlo, pero al final lo encuentro en el lugar designado, aliviando mi mente inquieta.

Linaje LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora