Cambio de planes

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No sabían de dónde venía aquel ruido, por lo que la mayoría se agachó y comenzó a mirar a los alrededores, buscando al enemigo. Exceptuando a los poderes antiguos, que invocaron sus armas y se pusieron en posición de pelea.

Se apresuraron en salir, siendo este su primer error.

No tenían idea de cómo, pero, de alguna manera, el templo no se había derrumbado, estaba comenzando a brillar. Era un tono muy tenue, de color amarillo, Percy, curiosamente, lo asoció al brillo de la luna.

- ¡Divídanse!- ordenó Roma, lo cual era bastante lógico, si te lo ponías a pensar.

Si se separaban, el atacante iría por quienes quería y, de esta manera, podrían obtener una pista de lo que estaba buscando.

Su primer instinto fue tomar la mano de Annabeth y comenzar a correr en dirección opuesta a todo ese ruido. Se sorprendió al escuchar un crujido a su lado, relajándose al notar que se trataba del poder nórdico.

Sin embargo, esa tranquilidad no le duró mucho, ya que comenzó a escuchar otras cuatro respiraciones, junto al sonido de un animal al trote, justo a su espalda.

Axel no se veía nada tranquilo, tampoco, pero no se giró, sabiendo que esto podría hacerlo perder el ritmo que había conseguido.

No podían ver hacia donde se dirigían, puesto que el lugar no había sido visitado en siglos y, por ende, las plantas habían crecido sin ningún control.

Percy casi pensó que se encontraba en medio del campo, de no ser porque, de un momento a otro, se encontraron a unos diez metros de un acantilado. Estaban acorralados.

Se alejaron lo más que pudieron de los pastizales y pudieron ver, finalmente, quiénes o qué los estaban persiguiendo: se trataba de una figura de un lobo, decía "figura" porque era más una niebla oscura que tomaba la forma de un lobo.

El hijo de Poseidón los escaneó con la mirada, no parecían ser tangibles, a menos que estuviésemos hablando de sus filosos colmillos, el joven dudaba que esos fuesen sólo neblina.

- Detrás de mí- les ordenó Norte.

'Con gusto' se obligó a no decir en voz alta.

Estaban, literalmente, al borde del acantilado, mirando al pelirrojo acercarse a los animales para enfrentarlos.

Supo que su novia estaba buscando probables salidas de escape, en caso de que tuviesen que volver a huir a toda velocidad, por lo que la imitó.

Habían dos árboles, uno a su derecha y el otro a su izquierda, pero no era buena idea subirse a uno, debido a que estarían mucho más acorralados que ahora. Huir esquivando a los lobos tampoco era una opción.

Vio a unos metros del árbol a su izquierda una salida de piedra que, definitivamente, les daría una posibilidad de huir, pero era bastante lejos y lo más seguro es que Norte se quedase a entretener a esas bestias.

Miró hacia abajo, habían algunas partes que podrían usar para sujetarse y escapar por allí, sin embargo, un paso en falso y visitarían a Hades.

Decidió volver su mirada a la pelea, si no podían huir, entonces haría lo que fuese para enfrentar a esos lobos.

Se encontró bastante sorprendido al notar que el poder antiguo estaba teniendo dificultades, las criaturas se coordinaban perfectamente, haciéndole imposible al vikingo enfocarse en uno de ellos. Cuando golpeaba a uno, otro lo mordía y, cuando quería sacárselo de encima, los demás se sumaban a aquel ataque.

Tal vez el no fuese hijo de Apolo, ni un experto en primeros auxilios, pero podía reconocer una fea mordida cuando la veía. Lo habían mordido por todas partes, brazos, piernas e incluso el cuello, y en los alrededores de la mordida estaba decorada por un horrible verde, definitivamente veneno.

La luna y el mar van juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora