Cebolla

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Ella no era dulce, como una manzana.

Ella era agria, como una cebolla.

Ella no tenía partes, como una naranja.

Ella tenía capas, como una cebolla.

Si la cortabas, sabía hacerte llorar.

Era fuerte, pero al mismo tiempo dejada de lado.

¿Por qué me miras así?

Ahora cocino pensando en ella.

Porque la cebolla me recuerda a ella... ¿A quien engaño?, todo lo que veo me recuerda su existencia.

Cocinar, correr, hablar.

Tal vez si solo me siento y no hago nada, la dejaré de extrañar.

50 poemas que delatanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora