Un niño

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En esa casa de embusteros,

vive un niño de ojos serios,

aquel niño no parece saber reír,

aquel niño no parece saber llorar.

Solo te mira en silencio,

cómo si deseara gritar.

Nunca supe cómo tratar con él,

hasta que lentamente se acercó ante mi tocar,

maravillado por teclas de contradictorios colores,

observaba en silencio como si temeiera,

que su hablar me detuviera.

Que extraño era el silencio cuando debía finalizar,

que solo era interrumpido por su pedido de que vuelva a empezar.

Llegó el día en el que le pregunté si deseaba aprender,

el me miró sorprendido,

y rápidamente hecho a correr,

quedé anonadado,

pensando que la idea no le había gustado,

me sorprendió minutos después, ante su regresar...

y un fino violín comenzó a tocar;

deseando así poderme agradar.

Mentiría si dijese que no lo hizo,

porque su música triste, liberadora,

llegó a lo más profundo de mi haciéndome llorar,

recuerdo cómo con desesperación dejo la canción sin terminar,

acercandose, preocupado por mi llanto,

recuerdo que rei ante el tono de su voz,

no podía comunicarle cuánto lo lamentaba,

no podía llevármelo en aquel momento,

en el que había logrado salir de su tormento,

aquella noche ante la la luz de la Luna,

tome mi hoz,

calse mi capucha,

y camien en busca de una nueva criatura...

50 poemas que delatanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora