El dolor de su proeza

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Observaba en silencio

el cuerpo tendido en el suelo,

no había nadie alrededor

para que gritara de terror,

solo los fantasmas en su cabeza

que se reían de su proeza.

 Su corazón bombeaba velozmente

mientras que sus pulmones inhalaban entrecortadamente;

algo en él gritaba,

al ver que su amante no respiraba:

se percató de que era su garganta

la que aquel sonido liberaba.

 Pero ya no podía hacer nada,

se dejó caer el suelo

y junto al cuerpo pidió consuelo,

el cual no obtuvo.

 La parca llegó arrastrando los pies, 

no tocó la puerta y se sentó a su lado

cuando el alma se llevó, no pudo evitar rogar;

que lo llevara junto a su amado.

50 poemas que delatanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora