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Narra ______ Larrea.

Estaba en mi cama, sin tener idea de cómo llegué aquí. Lo último que recuerdo es tomar una botella de Bacardi. Desayuné y limpié la casa. Gracias a mi ataque de anoche la casa está de cabeza. Me tomé mi tiempo, no tenía planes, aunque podía intentar ir a mi realidad más temprano para poder pasar más tiempo ahí. Abrí el refrigerador y no había nada más que huevos, mayonesa y un par de cosas más. Salí de casa, tomé el auto. Camino al supermercado, vi a unas chicas en un parque, eran novias y se ven realmente enamoradas. Detrás de ellas estaba un señor que las veía con desaprobación y asco. Era una escena muy triste, en pleno siglo 21 aún tener gente como esa que no respeta.

(...)

Pase por todo lo que necesitaba, vi un difusor y pensé que sería bueno llevarlo y que ayudaría a ir a mi RD. Escogí un olor a menta, haría más notorio el cambio de olor al llegar. Regrese a casa y prepare algo de comer, y subí a mi cuarto. Prendí el difusor y me acosté, método ''Raven''. Empezó a oler a menta, las afirmaciones en mi cabeza. El olor... tierra mojada, no veo nada. Todo está tan...

— Idiota, ¿no entrarás? — Esa voz, su voz. Era Billie, ahí estaba con un conjunto Soto color rojo parada en la puerta de casa invitándome a pasar.

— S-si, claro. Ya voy.

Pase, todo era como en el documental, la sala desordenada, Pepper y Shark tirados en el suelo, el cuarto de Billie con las famosas luces rojas.

— Hola, mami. — Saludo Billie a su madre.

— Hola mi vida, hola ____. — Dijo con una sonrisa.

— Hola Maggs. — Seguía sin creerlo, lo había logrado.

— Me cambió y nos vamos, ¿vale?

— Oh, claro. Te espero.

— ¿Qué dices? Ven.

Fuimos a su habitación y sin previo aviso Billie se quitó la ropa. Su cuerpo era perfecto, ese brasiere parecía quedarle pequeño debido al volumen en esa área, una tanga que no dejaba nada a la imaginación y menos con esta luz.

(...)

Billie me llevó a Taco Bell para comprar unos burritos y comerlos en su lugar favorito, el letrero de Hollywood. Nos sentamos debajo de la H y comimos. Ella amaba ver las luces, el espectáculo era perfecto y las luces también. Era inevitable ver su cara, tenía el perfil más hermoso que pude haber visto. Sus pestañas, su nariz y ese signo de exclamación en ella, esos labios gruesos y rojizos. Ella.

— ¿Por qué me miras tanto?

— Porque pienso que eres perfecta. — Se ruborizó.

— Tal vez tenemos que hablar de eso... — Se tensó al decir eso. Y le tomé de las manos.

— Tranquila, no pasa nada. — La miré a sus perfectos azules. — ¿Qué ocurre?

— ¿Yo te gustó? — Soltó y me miró.

— ¿A qué te refieres? — Me asusté.

— Sabes a qué me refiero... a mi me gustas, no se si eso está bien... — Apartó la vista.

— Hey, está bien. — La tomé del mentón, la hice mirarme, sus ojos estaban mojados. — ¿Qué tendría eso de malo?

— Que yo no te gusto.

— Lo siento, ¿quién dijo que no me gustabas? — Sonrió — Mirate en un espejo, puedes tener a quien quieras. Tienes a todo el mundo hipnotizado por esos ojos oceánicos. — Me abrazó, se pegó completamente a mi cuerpo. — Si quieres... creo que si te parece bien, tal vez podamos... — Interrumpió.

— ¿Lo intentamos?

Nuestra Realidad. Billie Eilish y _____.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora