Kagehina ~ Larga vida al sol (AU Museo/Planetario)

Capítulo 10 ~

— Ay no, ¿ahora qué hago? - se preguntó Shoyo, totalmente angustiado.

Estaba apoyado sobre la puerta recién cerrada de la entrada y poco a poco se iba deslizando hacia abajo. Cayó en el suelo con los ojos abiertos de par en par y con el estómago revuelto. Estaba seguro que si seguía así iba a vomitar. ¿Así se sentía estar enamorado? Que horror. Ahora no sabía que hacer, ya de una prepararse para salir, o buscar desesperadamente la ayuda de un médico.
Lentamente hizo un esfuerzo para regular su respiración, calmándose como podía. Tenía poco menos de tres horas hasta que el otro lo venga a buscar, tres horas para organizarse y prepararse. Era suficiente, ¿no? Tenía tiempo de sobra.

Las horas pasaban y Hinata las aprovechó muy bien. Ahora solo quedaba esperar la llegada de... ¿su compañero? ¿su amigo? Agh, toda esa situación era tan complicada.

"¡Suficiente! ¡Estás yendo para disfrutar la astronomía y las estrellas en el planetario, no para quemarte la cabeza con estupideces amorosas!" - pensó Shoyo, pegando las palmas de sus manos contra sus mejillas. - "Ahora intenta ocultar estos nervios como haces con todo lo otro y prepárate para simplemente pasarla bien."

Se levantó de golpe y fue a buscar su celular para distraerse un poco, aunque no fue de mucha ayuda porque al prenderlo pudo ver varias notificaciones de sus amigos.

Kenma: "Buena suerte."

Bokuto: "hey!!!!!! hinatq, biena suertw!!!!!!!!"

Kuroo: "pásala bien en tu cita hoy, peque 😉"

Noya: "QUE TE VAYA BIEN HOY SHOYO TIGRE BESTIA MACHO PECHO PELUDO TERMOTANQUE JEFE PIBE (estoy con el pelado y dice que lo mismo)"

Osamu: "Me contaron sobre tu encuentro hoy Hinata, buena suerte."

Daichi: ¡Suerte Hinata! Y vuelve a casa a una hora prudente.

Akaashi: "Hola Shoyo. Recuerda no ponerte muy nervioso y pasarla bien, espero que te diviertas."

Yachi: "Hola Hinata, solo quería escribirte para desearte buena suerte 🍀🤗"

Shoyo estaba nervioso, pero una sonrisa enorme se había pintado en su rostro. Al parecer Kenma les había contado todo y se habían arreglado para desearle suerte. Tenía muy buenos amigos y los amaba demasiado. Ahora tenía toda la energía y el valor para subirse a esa moto y pasar una linda noche con Kageyama. Justo a tiempo, porque después de guardar su celular pudo escuchar el sonido de una motocicleta estacionando. Salió corriendo para abrir la puerta y se encontró con Tobio a segundos de tocar el timbre. Estuvieron mirándose sorprendidos por un largo momento antes de darse cuenta de su constante mirada y desviarla, los dos un poco avergonzados.

— ¿Listo? - preguntó el más alto con fuerzas suficientes para romper el hielo.

— Listo. - respondió Shoyo con rubor en sus mejillas y una dulce sonrisa.

Subieron al vehículo, poniéndose los cascos antes de partir.

— Agárrate fuerte, no queremos accidentes. - avisó Kageyama, acelerando poco a poco. Jamás lo admitiría, pero la idea de tener los brazos del pelirrojo enroscados en su espalda le emocionaba más de lo normal.

Hinata enredó sus brazos en el cuerpo del más alto, como un abrazo largo y cómodo. Durante el primer tramo del camino intentó pegarse lo menos posible, pero poco a poco la cercanía con el cuerpo del chico le llamaba la atención. Cuando se dio cuenta ya tenía la cabeza apoyada en la espalda de Tobio, inhalando el dulce aroma de su colonia. El viento frío golpeaba su piel, pero este se extinguía por el calor que sentía en todo su cuerpo. Para Shoyo el sonido de la motocicleta parecía insignificante comparado con el sonido del corazón del peli negro. Era una melodía nueva que nunca se cansaría de oír. ¿Estaba escuchando mal o el corazón de Kageyama también estaba acelerado?

"Tal vez es por el viaje..." - pensó Hinata, pero esa pequeña esperanza de que sea por su presencia le llenaba de alegría.

Kageyama estaba a punto de explotar. Los pequeños y fuertes brazos del más bajo lo apretaban con firmeza. Podía sentir como sus latidos salían de control y su cuerpo se llenaba de ese extraño sentimiento que padecía siempre que estaba en la presencia de Hinata. Sabia que ese sentimiento tenía un nombre, pero no podía ponerle el dedo encima. Además, todavía no había decidido si era un sentimiento placentero.

"Es placentero." - escogió abruptamente al sentir como Hinata se acurrucaba sobre él.

El viaje no era muy largo, ambos sabían eso, pero no pudieron evitar sentirse decepcionados cuando divisaron esa esquina tan familiar.

Kageyama desaceleró de a poco y estacionó en la entrada del museo. Rapidamente abrió la puerta con la llave que Sakusa le había confiado, de paso saludando a Goshiki, el guardia nocturno.

Sus pasos se oían fuertes en los pasillos del lugar y ambos estaban completamente callados, lo que se le hacía muy extraño a Tobio ya que normalmente Hinata no paraba de hablar de todo y de nada.

— ¿Estás bien? - preguntó finalmente, al ver la extraña actitud de su compañero.

— ¿Uh? Ah, si, si. Muy bien. - contestó nervioso, mirando en otra dirección.

— Es que normalmente hablas bastante y te siento muy callado.

— Ah, es cierto. No sé porqué, jajaja. - dijo Shoyo aún medio apagado, pero por su tono de voz se podía notar que estaba sonriendo como loco. Al darse cuenta de esto Kageyama no pudo ocultar la sonrisa, talvez él era el causante de esa expresión.

— Ya preparé el telescopio a la mañana, entonces es solo prenderlo. Además tenemos que aprovechar, porque ahora está súper despejado pero una nube muy grande se está acercando desde el oeste, no creo que tengamos mucho tiempo.

Hinata se limitó a asentir, imaginando la hermosa vista que tendría frente a él en algunos segundos.
Ambos continuaron caminando por los oscuros pasillos del museo, algo ya normal para el peli negro.

— Kageyama... ¿hay algún interruptor? - preguntó Shoyo un poco menos sonriente, ya a mitad de camino.

— Obvio idiota, pero no podemos prender los de acá a menos que quieras dejar el museo en deuda con la empresa de luz. Solo vamos a prender los del planetario.

— Oh... ok. ¡Y no me digas idiota!

— Está bien... idiota. - respondió Tobio con una sonrisa burlona, amaba provocarlo.

Ambos empezaron a reír mientras Hinata intentaba hacerse el ofendido. Por alguna razón cada vez le molestaba menos ese "apodo".