Capítulo diecisiete.

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¿Qué haces cuando sabes que algo no va a salir bien y que solo va a terminar en una catástrofe monumental y aún así tu yo interior está encabezonado en realizar esa para nada favorable acción?

Porque eso era lo que me estaba ocurriendo a mí.

Íbamos a salir por la noche a cenar, y a lo mejor después de fiesta, por primera vez desde que teníamos a Scorpius. Mi madre se encargaría de sus cuidados por la noche; ella misma había sido quien nos había incitado para salir. Ambos éramos jovenes y podíamos compatibilizar nuestras responsabilidades como padres con momentos de ocio y disfrute que nos sirviera de distración.

El verdadero problema residía en que íbamos a ir con Harry y con Ginny, y ninguno de los dos iba solo. Ginny se iba a llevar a un chica de su equipo de quiddich con quien estaban empezando por así decirlo una relación, la otra mujer era discreta, por lo que la ruptura de matrimonio continuaba siendo un secreto en nuestro mundo. Y Harry, el hijo de puta se iba a llevar a esa belleza inglesa de cabello rubio y ojos azules del que ya había oído hablar también, y eso era algo que me removía las entrañas.

No quería anticiparme, la verdad, y esa había sido la razón por la que había aceptado —y porque era imbecil, la verdad, pero prefería ahorrarme detalles—. Quizás no me importaría, tenía a la mujer que amaba a mi lado, a mi esposa y la madre de mi hijo, y él estaría con un hombre recibiendo miradas reprobatorias y comentarios mordaces. Sin ninguna duda yo ganaba en toda la situación y eso era un punto a favor para acudir. Lo mismo si veía que no me importaba se me pasaba todas las tonterías de mi cabeza que ni por asomo deberían estar ahí.

Animándome a mi mismo con ese pensamiento me preparé con mi ropa muggle; unos pantalones vaqueros negro y una camiseta negra corta que me llegaba justo por la cintura, donde descansaban los pantalones. La sudadera era muy bonita, con un dibujo de una silueta de un león donde las lineas eran doradas y blancas. Opté por ponerme eyeliner pero cuando fui a cogerlo pensé que eso se vería muy gay, así que ignoré las ganas que me dieron y simplemente me esforcé mas peliagudamente en arreglarme el pelo, que no lo tenía aplastado contra mi cabeza como antes, estaba algo desordenado dentro del orden que yo mismo había provocado. Me puse mi pañuelo para el cuello blanco y mi chaqueta vaquera gordita, estaba cómodo con mi aspecto a pesar de no gustarme a mí mismo. Pero si tenía gusto para vestir se decía y punto.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Me recordó esa jodida y pesada voz en mi cabeza.

Tori estaba preciosa. Llevaba un vestido rojo y su maquillaje resaltaba perfectamente sus finas y bonitas facciones. Su cabello negro y ondulado estaba recogido en una coleta alta.

- Estás preciosa.- Le dije con sinceridad. Ella me sonrió y tomó mi mano.

- Y tu estás precioso.- Me estrujó la mano débilmente.- Te besaría, pero no quiero llenarte de pintalabios.

Sonreí, no me importaba para nada.

- Da igual.- La besé igualmente. Soltó una risa cuando me vió, seguramente tendría la boca manchada de rojo. La volví a besar de nuevo en una forma de silenciar su risa y cuando me miré al espejo me uní a sus risas, tenía todos los labios y alrededores manchado de rojo.

Tori se acercó a mí con un papel pero lo rechacé con la mano.

- Luego me lo quito.- La besé de nuevo para afianzarlo. No sabía por qué razón, pero deseaba que Harry viera el resultado de haberle comido la boca a mi esposa, quería que viera lo que habíamos hecho. Quizás porque era mala persona, quizás porque quería dejarle en claro de quién estaba enamorado.

Salímos con las manos entrelazadas, habíamos quedado en el mismo restaurante donde cenaríamos, que justo estaba al lado de un pub al que íbamos a ir después supuestamente. Nos aparecimos en un callejón muy apartado todavía con nuestras manos entrelazadas. La volví a besar justo en la puerta del elegante restaurante donde habíamos reservado nuestra mesa y el pintalabios quedara más arraigado en mi piel.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora