- ¡Draco!- En cuanto mi puño cruzó su cara y le tiré al suelo, que, jodida mierda no sabía que tenía tanta fuerza. Ginny y Astoria me apartaron de golpe de él con un grito que no estaba muy seguro de quien de las dos provenía. Mi atención —y rabia— estaba centrada en el hombre de delante que se levantaba tembloroso con la mano sobre su boca y sobre su nariz.
Unos segundos después Ronald y Hermione aparecieron.
- ¡Harry!- Gritó Hermione y se agachó corriendo hacia este para ayudarle a levantarse. Tenía sangre en la cara y en las manos. Me sentí mal, no lo voy a negar, no me gustaba lastimarle a pesar de todo, pero mi orgullo no me permitió acercarme para socorrerle y disculparme. No señor, en esa habitación no era yo quien debía una disculpa.
Ronald me miró fijamente con los ojos entrecerrados. Vi sus intenciones de acercarse a mí para pegarme, pero no fui el único porque Ginny se colocó delante y se lo impidió.
- No es momento.
- Le ha pegado.- Escupió el pelirrojo enfadado.- No voy a permitir que nadie le ponga la mano encima.
- ¿Y tú quien eres?- Intervine yo por los celos que me entraron.- ¿Su padre? ¿Su guardaespaldas?
Estaba tentando a la suerte y lo sabía.
- Soy su mejor amigo y que tu no tengas amigos leales que lo harían todo por ti no significa que él no los tenga.
Auch. Golpe bajo.
Opté por ignorarle y miré a Harry ya levantando, tratando de apartarse de Granger que trataba de posiblemente curarle lo que le había hecho. Le miré rabioso mientras me venía una y otra vez a la mente las imagenes del periodico de ellos dos besándose, de ellos dos enamorados. Mi mejor amigo y el chico del que estaba enamorado.
- Eres un hijo de puta.- Le reproché entre lágrimas. De nuevo no me había dado cuenta que me había puesto a llorar.
- Déjame explicarte, déjame contártelo.
- No quiero saber nada más ni de ti ni de él nunca jamás. Ahora por favor vete de mi casa y espero que seáis muy felices juntos porque sois el uno para el otro.
Vi a Ronald abalanzarse a pegarme de nuevo por el rabillo del ojo pero una vez más su hermana le paró colocándose delante.
- Por favor, déjame explicártelo, solo eso, ¿vale? Después si quieres desaparezco de tu vida para siempre.
- No-quiero-saber-nada.
- ¡Por favor!- Comenzó a llorar más fuerte. Su labio inferior se echó hacia delante haciendo un pucherito de lo que me debilitaba, y ese momento no iba a ser menos. Me mataba verlo así, puedo jurarlo, pero estaba demasiado dolido y demasiado enfadado.- Por favor Draco. Vamos a hablar, a solas, y luego me marcho para siempre; pero necesito decírtelo, explicártelo.
- ¿Tu estás seguro de que quieres quedarte a solas conmigo ahora mismo?- Le mostré una mirada peligrosa, aún así el asintió enérgicamente.
- Sí.
- Está bien.- Así podía hacerle todo el daño que deseaba por todo lo que estaba sintiéndo, hacerle pagar por traicionarme.
- No.- Objetó el Weasley rápidamente. Puse los ojos en blanco.
- Decido yo, Ron.- Le dijo Potter.
Harry se acercó a él y empezaron a hablarse al oído. Muy cerca. Lo suficiente como para hacerme arder de celos al recordar el crush que había tenido en él. Y también... Bueno, me sentí celoso por Theodore, por la traición de mi mejor amigo con el chico que amaba, porque estaba seguro que el Weasley nunca le haría eso a Potter, porque entre ellos dos siempre había habido una lealtad eterna e incondicional, porque matarían el uno por el otro y porque siempre se priorizaban. Yo nunca tendría eso, quizás porque no me lo merecía, quizás estaba actuando exagerado, quizás Nott si era la persona correcta para Harry y yo solo era el loco obsesiobado con el que te topabas mínimo una vez en tu vida —el mío fue un mortífago, era el más joven después que yo pero aún así era mucho mayor. Prefiero no hablar de eso—. Quizás lo que yo tenía que hacer era apartarme del camino, desaparecer de sus vidas, desaparecer. Al fin y al cabo estaba visto y comprobado que estaban mejor sin mí; nunca había visto a Harry tan feliz.
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Recuérdame.
FanfictionDrarry/Harco. Por primera vez en su vida Draco hizo lo correcto, lo que estaba bien, pensó en otra persona aparte de él mismo, entonces, ¿por qué dolía tanto? ¿Por qué sentía que se le desgarraba el pecho? ¿Por qué por mucho que pasara el tiempo no...