Capítulo dieciocho.

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Scorpius ya tenía tres meses y a pesar de haber sido un hecho desde que nació, se estaba afianzando como el bebé más hermoso que había visto en toda mi vida. Su rostro era alargado como el mío, pero conservaba esas características de bebé de las mejillas muy regordetas que cuando empezaba a besarlas de verdad que no era capaz de parar, sus ojos eran grises y grandes, con las pestañas muy largas que me recordaba a los de Harry, que aunque obviamente ya no era un bebé continuaba conservando la característica de unos ojos enormes. Su cabello rubio platinado era muy liso al igual que el mío, y su piel también era muy pálida, no hubiera parecido hijo de Astoria también si no fuera porque había algo en su rostro que también te decía rápidamente quien era su progenitora.

Ese día me lo llevé conmigo a mi reunión con Pansy, Theo y Blaise mientras Astoria hacía una salida con Ginny y su grupo de amigas. No me suponía ningún esfuerzo llevarme a mi hijo, era precisamente lo contrario, yo había insistido en llevarlo conmigo porque el bien que me hacía ese niño nunca hubiera sido capaz de explicarlo con palabras. Con él me sentía tan bien que hasta me olvidaba de lo basura que era. Solo me preocupaba cuidarle y amarle, protegerle de cualquier cosa que pudiese serle dañina, arroparle en mis brazos cuando lloraba y sentir como se relajaba en mi pecho y caía en los brazos de morfeo. Con Scorpius nunca me sentía solo, y eso era extraño porque era una emoción que predominaba mucho en mí.

Cuando miraba a Scorp solo podía pensar en que haría todo lo posible para que su vida fuera totalmente distinta a la mía. Tendría una crianza abierta, sobre tolerar y respetar a cada ser humano o simplemente ser vivo que se cruzara en su camino, quería enseñarle que todos éramos iguales y que todos son dignos de respeto. El odio que había sentido yo desde pequeño hacia cualquiera distinto a mí solo me había envenenado y destrozado, y entonces me acordaba de Harry, de su corazón puro y su aura angelical, y deseaba que mi hijo fuera exactamente igual que él; que un día, otro niño o niña sintiera esa paz mental y física al estar con Scorpius como yo lo había sentido con Harry Potter.

Scorpius me recordaba asombrosamente a Harry; no por lo físico, si no por lo que yo sentía cuando estaba con él. Del mismo modo que mi propósito en la vida siempre había sido amar y proteger a Harry, ahora lo era con mi bebé, aunque esta vez no me iba a permitir errar. Ese niño iba a ser la persona más feliz del mundo mágico como que me llamaba Draco Lucius Malfoy. Además de todo, asombrosamente, al igual que Harry un tiempo atrás, se relajaba en mis brazos.

A veces se me pasaba por la mente lo feliz que sería si ambos formaran parte de mi vida de forma cercana. Si él fuera mi marido y su padre, vivir con ambos aunque fuese en la casa más pequeña de Inglaterra, pero mi propia mente desechaba esa ídea y me hacia ver la realidad sobre que realmente sería sumamente infeliz con esa vida. Incluso Scorpius lo sería; dos padres gays, uno de ellos mortífago y causante de la separación de la pareja de oro. No le haría eso a mi hijo, además que yo no quería ser más un bicho raro, y amaba a Astoria obviamente, amaba mi vida matrimonial con ella y amaba compartir lecho.

Vestí yo mismo a Scorpius de mi color favorito, el rosa. Mi madre se quejaba mucho de que vestía demasiado a Scorpius de rosa y que eso le hacía parecer una niña pero a mí me daba igual, le quedaba hermoso ese color combinándose con su pelo rubio y su piel pálida, incluso hacía juego con sus ojos. Me despedí de Tori con un beso en los labios y de mi madre con un beso en la mejilla y me marché, pues habíamos quedado para almorzar.

Me aparecí justo delante de la mansión de los Zabini donde ahora habitaban Blaise y Pansy. Nunca imaginé que terminarían juntos y me gustaba mucho esa pareja, bien era cierto que ambos habían estado colados por mí, Theo también. Con el único con el que podría haber tenido algo si hubiera tenido ojos para alguien más que para Harry hubiera sido con Blaise, su elegancia me fascinaba. Bueno no, mentira, con Pansy. Con una mujer. Habría sido maravilloso que ella hubiera sido mi novia de Hogwarts hasta conocer a Astoria.

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