➳ Capítulo 5.

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...

—Te dije que no te morirías por ir a una fiesta. —se mofó Yeojin, con aires de altanería y mirando de reojo a Nozomi. La mencionada le devolvió esa misma mirada, añadiendo un ápice arisco—. Al fin y al cabo, no salió tan mal, ¿no?
—¿Por qué lo dices? — limaba sus uñas mientras miraba espectante a la coreana.
—Oh, por dios. —sonrió con malicia y burla—. Sunghoon estuvo durmiendo en esta silla toda la noche solo para acompañarte, todo un caballero. —bajando sus manos y alzando sus dedos, señaló el mismo asiento en el que estaba sentada.
—Ya. —rodó los ojos—. No esperes que pase algo entre Sunghoon y yo. Solo me acompañó.
—Y para ello, durmió en una silla muy incómoda durante ocho horas, solo para no dejarte sola en una habitación completamente segura, en la que estaba claro que no te pasaría nada.

Las mejillas de Nozomi se tornaron a un tono melocotón que ardía. Bajó su vista hasta el suelo, escuchando la escandalosa risa risueña de su amiga.

—No exageres... —se quejó.
—No lo hago. Te aseguro que estoy tan alucinada como tú, Jay y Jake, jamás pensamos que Sunghoon haría algo así por alguien.
—¿Qué insinúas?
—¿Yo? Nada, no estoy insinuando nada. Me dijiste que no me metiera en tu vida amorosa y eso haré. —en el momento menos deseado por la japonesa, Yeojin se puso en pie y se dirigió hasta la puerta del baño—. Prepárate, tenemos que irnos —dijo, antes de entrar
—¿Irnos? ¿A dónde? ¡Yeojin! —gritó, sin recibir respuesta.

Nozomi suspiró y se levantó, no tenía ni idea de a dónde irían, por lo que solo se desprendió de su pijama y se puso una falda plisada color carmesí y una sudadera encima. Aún hacía algo de frío. Se terminó de colocar sus botas y Yeojin salió, ya vestida.

—¿Cómo es que tenías tu ropa ahí dentro? —cuestionó Nozomi, sorprendida.
—Estaba todo planeado. —le guiñó un ojo, ella prefirió ignorar los misterios que encerraba a veces la más baja e indicarle con la barbilla que siguiera hablando—: Iremos a desayunar a la cafetería de aquí al lado con Sunghoon y Sunoo.
—¿Jake y Jay no irán?
—No, dicen que van a quedarse estudiando. —se encogió de hombros y agarró a Nozomi de la mano—. ¡Vamos!

...

Tras el corto camino andando, ambas, apresuradas, llegaron a la cafetería donde ya esperaban los dos mencionados. Se sentaron los cuatro juntos y empezaron una conversación que poco a poco se fue desviando. Los dos más energéticos no paraban de hablar de temas sociales, maquillaje, cotilleos del instituto, entre otros. Mientras tanto, Sunghoon y Nozomi charlaban tranquilamente entre ellos.

—¿Has ido a visitar a tu hermana ya? —preguntó el pelinegro, ya que hacía tiempo ella le mencionó que debía de hacerlo.
—Aún no, pero visto el poco tiempo que queda para el concurso de piano, creo que esperaré hasta verla allí. No tengo mucho tiempo entre las prácticas y los estudios. —respondió. Con tan solo pensar en todo lo que tenía que hacer hasta el treinta de Marzo, se estresaba rápidamente.

—Entiendo. Yo también tengo mucho que estudiar, y a la vez que practicar para... —dirigió sus ojos a los de ella con una mirada cómplice.
—Sí. –asintió, señalando que lo entendió—. Astamos en la misma situación.

De pronto, un silencio se formó. La mirada de ambos se sostuvo sobre la del otro, de una manera un tanto incómoda a la vez que, ciertamente, intrigante. Sunghoon sonrió repentinamente, mostrando sus colmillos afilados. Era la primera vez aue Nozomi podía verlo sonreír tan ampliamente, aunque su primera reacción fue alzar una ceja curiosa por ese gesto.

—¿Qué miras tanto? —interrogó vacilante.
—Qué prepotente, Park.

...

𝐏𝐈𝐀𝐍𝐎 | Park Sunghoon | RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora