– No ninguno
– ¿Te han dicho algo negativo?
– Aún se burlan por cómo soy
– ¿Y qué piensas de eso?
– Que no me importa –hizo una pausa de pocos segundos– y que tienen razón
– ¿Por qué crees eso?
– Sé que no soy normalHubo silencio, antes era más fácil descifrar las emociones del chico, pero desde que dejó de reaccionar fue más complicado. No se movía, miraba a un punto fijo respondiendo las preguntas y su rostro se mantenía neutro todo el tiempo.
– Y dices que no te importa
– No
– ¿Qué tan seguro estás de eso?
– Bastante
– Muy bien –se tomó un momento de silencio– ¿Algo que quieras decirme?El silencio contestó por sí mismo.
– Escucha Mob –comenzó– Sé que no quieres estar aquí
– Todos dicen eso
– Porque es verdad ¿no es así?
– No me importa
– No puedes mentirme Shigeo
– Sé que no tengo nada
– Que no tengas nada no significa que debas descuidarte de tus sentimientos ¿entiendes?
– Sí
– Tampoco quiero que me ocultes cosas ¿bien? –se acercó al joven– Necesito que seas sincero conmigo
– ...SíDespués de todo no era un desconocido, había logrado ganarse sus respetos después de haberlo ayudado cuando era un pequeñín que iniciaba con su maldición de flores.
– Muy bien, es todo por hoy, nos veremos en dos días ¿Tienes tus pastillas?
– Sí
– Bien, ya puedes irte
– Adiós señor Reigen
– Adiós MobEsta fue una plática diferente, corta, sencilla. Quizás por el hecho que no está enfermo, cuando lo estaba solían hablar por horas.
Shigeo siendo un pequeñín cuando lo conoció se sentía tenso al hablar con él, por nervios. Fue por esto que llegó un punto en el que Reigen dejó de un lado el papel de psicólogo serio y comenzó a hablar con más serenidad, quizás no debería hacer eso, pero a Shigeo le agradaba y Reigen lo sabe.Ahora se encontraba haciendo tarea en su habitación, la habitación del hospital. Hacía frío en ese lugar, por lo que siempre se mantenía usando suéteres.
Suspiró, extrañaba su casa, extrañaba ver a sus familiares.
Quería irse a casa.Llamaron a la puerta, una enfermera.
– Kageyama Shigeo ¿Verdad? Iniciaremos con las pruebas en media hora. Tienes que ir aquí –le extendió un papel con una dirección– ¿Sabes donde queda o quieres que alguien te lleve?
¿Cómo olvidarlo?
– Sé dónde queda
– Bien, entonces ve ahí en media hora ¿de acuerdo? –el chico no contestó, sólo la miró– ...de acuerdo.Quería irse a casa.
La media hora pasó más rápido de lo que él creyó.
Caminaba hacia la sala donde serian las pruebas, junto a él se unieron unos cuantos jóvenes más.
Eso lo sorprendió, él era el único niño con la enfermedad Hanahaki cuando quedó hospitalizado, pero ahora habían más como él, eso lo hacia sentirse menos solo, pero no lo hacia sentir mejor, en vez de eso se preguntaba
¿A cuántas personas les rompen el corazón diariamente?– ¡Estado Critico!
Dejó de divagar en sus pensamientos con ese grito repentino.
– ¡Tenemos un caso en estado Critico! ¡Abran paso!
Era una chica, no la alcanzó a ver bien pero sin duda alcanzó a escucharla. Tosía con desesperación y en llanto, no podía respirar bien y a su paso dejó pétalos tirados por ahí.
Hubo tensión después de eso, los jóvenes que yacían esperando por el chequeo se sintieron fríos, por lo que les pasó o le que pudo llegar a pasarles.
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Pᴇ́ᴛᴀʟᴏs ᴅᴇ Lɪʀɪᴏ {MP100}
أدب الهواةMe gusta comparar el amor como una espada de doble filo. Puede ser un sentimiento tan puro y lleno de felicidad O puede llegar a ser tan doloroso y lleno de sufrimiento. Pero es más común asimilar el amor como el segundo filo de la espada. Pudiendo...