ꕤ Capítulo 4/ Preguntas ꕤ

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Tosía, con fuerza, tanta que dolía.

– Oye oye ¿Qué ocurre? ¿Quieres agua?

No podía hablar, su garganta comenzó a arder y las lágrimas no tardaron en hacerse presentes.

– ¡Ah! ¿¡Qué te pasa!? –su desesperación le causó llanto

En la arena cayeron gotas de un color oscuro, que a los ojos de cualquier niño era aterrador.
En síntesis, escupió sangre.

– ¡A-Ayuda! ¡Ayúdenos por favor! – gritó llamando la atención  

El ahogo del infante alertó a todo aquel que estuviera cerca del parque.
El pequeño cubrió su boca al sentir algo desgarrarle la garganta y en cuanto la escupió todo a su al rededor se tornó borroso.

Una ramita con espinas cubiertas de sangre.
El niño junto a él sintió su piel helarse en cuanto identificó la rama.
Después vino otra ramita, y otra más, y otra, que cayeron en la arena, y al igual que las ramitas, el niño cayó al suelo, totalmente inconsciente.

Él lo recuerda, perfectamente, Recuerda el grito.

– ¡SHIGEEEEE!

A veces se acordaba de eso, de ese día, el día cuando supo de la existencia de la enfermedad que yacía en su cuerpo atormentandolo lentamente.

Aún puede visualizar el recuerdo de la rama sobre su mano. Ojalá pudiera olvidarlo.

Ese día tuvo miedo de morir, estaba aterrado, no sabía qué era lo que le estaba pasando y se sentía angustiado.
Pero actualmente era bastante consiente de lo que le pasó.
Estaba muriendo.
Todos lo que adquirían esa enfermedad, estaban destinados a morir antes que los demás.

Ella lo miró con una cara de estupefacción antes las palabras que acababa de oír.
Pero sonrío de todas formas.

– No debería sorprenderme de una persona analítica como tú
– Es verdad entonces
– ...Sí es verdad, me sorprende lo rápido que lo averiguarste, creí haber estado fingiendo bien
– Dices que alguien te dijo que debías aprovechar tus días al máximo, dijiste que me estarías viendo seguido, esperas todo el día aquí al horario de visitas...
– Sí quizás era demasiado obvio...

Ella suspiró.

– ¿Por qué mentiste?
– Es más fácil que estar dando detalles
– Sólo di que estás enferma
– No es tan fácil para mí
– ¿Por qué?
– Pues por esto – extendió una mano en obviedad – luego vienen las preguntas y hacen que me duela la cabeza

Cubrió sus ojos con las palmas de sus manos, soltó aire con los labios unidos causando el sonido de una trompeta.

– Si te preguntara por qué te enfermaste ¿me lo dirías? ¿O prefieres no recordarlo?

No respondió, estaba pensando.
La chica suspiró sonriendo ante el silencio, sabía que escogería la segunda opción.

– ¿Sabes del nuevo rebrote?
– Un poco
– ¿No te da miedo?
– No
– Hmm, mantente así
– ¿Debería?
– Bueno, a mí me asusta un poco
– ¿Por qué?
– ¿Cómo que por qué? ¿Acaso no te explicaron bien qué pasa?

Shigeo se quedó en silencio, ahí se dio cuenta que metió la pata.

– Rayos...así que no lo han hecho. Es momento de que me vaya – tomó su libreta y se puso de pie.
– (T/N) –la llamó– quiero saber – imitó su acción

Ella lo miró fijamente, en cercanía era más alto.

– Ok en primer lugar es primera vez que te escucho decir mi nombre. Y segundo, tienes todo el derecho de saberlo, pero hay cosas que ni yo sé por qué pasan, por eso no puedo decirte.

Pᴇ́ᴛᴀʟᴏs ᴅᴇ Lɪʀɪᴏ {MP100} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora