Capítulo 11:

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Muuuuuuuchas gracias por los votos, me hacéis tener ganas de seguir escribiendo, aunque ya no lo haga tan a menudo. Disfrutad del cap, un abrazooooooooo. -NightBirds00

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El frío se calaba a través de la fina sudadera, llegando a mi piel haciéndome sentir escalofríos. Me giré para comprobar que era Eric quien había cerrado la puerta. Lo observé mientras guardaba la llave en su pantalón de chandal desgastado. Kara no estaba, más bien, mi mente la hizo desaparecer. 

-Esto es genial, gracias. -Dije sonriendo.

-Lo descubrí hace un tiempo, vengo mucho.-Dijo situándose a mi lado, rozando mi brazo. Unos segundos después siguió -Intenté escaparme, hace una semana.

-Eric... No tenemos que hablar de esto si no quieres.-Dije mirándolo. 

Él era un poco más bajo que Parker, pero aun así tenía que mirar hacia arriba para alcanzar la vista a su cara. Esta vez, a sus pantalones corrientes les seguía una camiseta negra con un esqueleto. Volví a mirar sus muñecas, donde se encontraba, en uno de ellos, la muñequera. Subí un poco, pequeñas cicatrices se extendían hasta llegar a los antebrazos, donde no había marca alguna.

-Me apetece contártelo. Tengo una hermana pequeña. El mes pasado cumplió 9 años. -Sonrió tristemente. Nos habíamos sentado en un bloque de cemento detrás de un muro.-Mi padre le pega, Audrey.-Volví a mirarlo, con los ojos más abiertos.- Antes podía defenderla, pero luego le pasó algo a mi cabeza, supe que algo iba mal. No sé qué pudo reaccionar, pero la verdad es que no recuerdo muy bien los últimos meses. Como cuando te levantas un domingo, después de la fiesta de tu vida. Pero no puedes recordar si en realidad ha sido como esperabas, porque, básicamente -Dijo mirándome fijamente a los ojos, sonríendo de lado- no lo recuerdas.

Miré al frente, esperando que comenzase a hablar. -Cuando él llegaba borracho a casa, mi hermana entraba en mi habitación corriendo, y yo la escondía entre mis brazos, para que dejase de temblar. Escuchábamos todos y cada uno de los golpes que le propinaba a mi madre.-Un escalofrío me recorrió la columna vertebral. - Un día, tuve que quedarme más tarde en el trabajo y cuando llegué supe que nunca me perdonaría lo que me encontré.-Lo miré, sus ojos desprendían lágrimas que se precipitaban hasta su barbilla, donde se balanceaban suavemente antes de caer.

-¿Qué pasó?-Dije con un hilo de voz quebrada.

Se secó sus propias lágrimas, y tras un par de respingos, siguió.-Le había pegado una paliza, Audrey, a su hija pequeña. Durante meses estuve defendiéndolas, yo no me dejaba pegar. No podía dejar de escuchar su llanto en mi cabeza. Supe que algo había cambiado cuando el llanto cesó. Los golpes dejaron de doler. Y descubrí la cuchilla del sacapuntas.-Abracé mi cuerpo, sabiendo la procedencia de aquellas marcas en sus brazos.-Hoy sé que no era yo quien actuaba, y estoy asustado porque no sé lo que es, y realmente no quiero que vuelva.-Su voz se apagó y comenzó a llorar. Lloró con rabia y lo abracé, porque no quería decirle que todo saldría bien, porque las cosas cambian y no sabes qué pasará mañana. Pero yo tenía la extraña sensación de que a Eric, la vida tarde o temprano le sonreiría.

-Me escapé por eso. Mi madre se suicidó, y ahora ella está sola.

-¿Por qué no lo denunciásteis?

-Es policía, puede controlar ese tipo de temas.

Iba a decir algo, pero la puerta tras nosotros se abrió de un golpe que me hizo dar un pequeño salto y apretar la mano de Eric, no me había dado cuenta de que me la había cogido. Él me indicó que me mantuviese en silencio, mientras yo lo miraba con los ojos muy abiertos y el pulso acelerado.

-No puede estar aquí, no existen copias de esta llave. -Escuché a una mujer.

-Será mejor que la encontremos antes de que se entere el director. Vamos.-Le replicó una segunda voz.

Creo que estás en problemas, Audrey.

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