Once - Distancia

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CAPÍTULO 11

"Ya nada me importa porqué ahora vivo flex"

- Sebastian me bloqueo - fue lo que dijo la morocha a sus dos amigas

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- Sebastian me bloqueo - fue lo que dijo la morocha a sus dos amigas

Se encontraban en el recreo y ella no podía dejar de pensar en qué había hecho mal para que actuara de esa manera.

Fue de golpe y la sorprendió. Quizás se había dado cuenta de sus diferencias y por eso quería eliminarla de su vida.

- Dejalo - expresó Noelia - Seguro se consiguió a alguna de baja altura como él

Karen la miró algo triste mientras mordía sus uñas.

- ¿Qué decís boluda? Llamalo o anda a buscarlo - la incentivo, al contrario, su otra amiga

La morocha no sabía que hacer. En ese poco tiempo había aprendido a quererlo, y extrañaba sus charlas así como también sus encuentros eróticos.

Tenía miedo de buscarlo. Pero a la vez necesitaba verlo y que le explicara frente a frente las razones por las cuales había actuado de esa manera.

- Tenes razón Barbi - dijo a la rubia - Voy a ir a su casa

- Sos una inmadura que la compran con cualquier cuento barato - le respondió Noelia - Te vas a dar la cabeza contra la pared

La misma bufó enojada y salió caminando hacia el kiosko. Karen se quedó en el lugar junto con Bárbara mientras la veían alejarse, sin entender qué era lo que le molestaba de su relación con Sebastian.

El recreo terminó y volvieron al aula. Al finalizar el día de clases, los alumnos de sexto año salieron y la adolescente se despidió de sus compañeras para dirigirse a la parada de taxis. Se subió a uno que estaba libre y le indicó la dirección de la casa de Neo.

Alrededor de veinte minutos más tarde ya se encontraba en la puerta. Pagó y salió del vehículo.

Tocó el timbre de la casa pero nadie respondió ni salió a abrirle. Esperó y tocó nuevamente, otra vez nada. Realizó esa acción como cinco veces y se sentó en el cordón. El joven tatuado no estaba en su casa.

Esperó allí sentada en la vereda hasta que se cansó y decidió buscarlo por el barrio. No se iba a dar por vencida así de fácil.

Caminó un par de cuadras con un poco de temor a que algo le pasara, hasta que en una esquina a lo lejos visualizó un grupo de chicos reunidos. Tenían tatuajes en su cuerpo, se encontraban escuchando música y tomando alcohol en botellas cortadas.

Era el grupo de amigos de Sebastian, lo sabía ya que a algunos de ellos los había visto en la fiesta a la que asistieron juntos.

Se acercó a ellos y todos la miraron. Era raro ver una chica como ella en un barrio así.

- Hola bombón - le dijo uno de los presentes mientras otro silbaba detrás

- Estoy buscando a Neo - expresó Karen

El grupito la miró y uno de todos ellos le señaló con su dedo índice una casa.

- Ahí lo vas a encontrar, hay una joda que dura todo el día y el Neo está metido desde hoy temprano - le avisó

La morocha agradeció y sin esperar más caminó hasta la vivienda que le dijeron. Tenía todas las ventanas cerradas pero aún así se escuchaban gritos y música fuerte. Intentó espiar pero no podía ver nada, por lo que decidió ingresar directamente.

Con fuerza abrió la puerta principal y se metió adentro. Nadie le prestó atención, estaban en su mundo bailando o ingiriendo cosas que la adolescente no quería saber que eran.

Dio vueltas por toda esa casa hasta que por fin lo encontró. Junto a una chica muy apretados, diciéndose cosas al oído y acariciando sus cuerpos.

Se acercó con paso seguro hasta estar detrás de él y le tocó el hombro. Sebastian se giró y, al verla, se sorprendió.

- ¿A que viniste? - preguntó cortabte

- A que des la cara y me digas personalmente que ya no te intereso - replicó ella

Él la miró incrédulo. No podía creer que tuviera el lujo de presentarse allí y meterse en su entorno como si nada pasara. Como si él fuera el causante de todo.

Le susurró algo a su acompañante femenina y después agarró la mano de la morocha, tirando de ella hasta quedar en un rincón de la cocina del lugar.

- Escuchame - dijo cerca de sus labios - Vos no tenes nada que reclamarme a mi, te crees muy viva por tu plata y tu familia pero en realidad yo soy más rico que vos porque tengo códigos

Karen lo miraba sin entender a qué se refería. Igual se quedó callada, intimidada, mientras él continuó hablando.

- Así que ahora andate por donde viniste y no vuelvas más a buscarme - terminó de hablarle

- Pero... - intentó interrumpirlo, aunque fue en vano

Sebastian la agarró de la cintura y la empujó contra la pared, acorralándola y obligándola a mirarlo fijamente.

- Pero nada - sostuvo - Olvídate de todo lo que tuvimos, fue solamente un jueguito y nada más, a mí una pendeja no me va a manejar la vida

Pobre pero rico | Neo PisteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora