Doce - La dura tristeza

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CAPÍTULO 12

"Con alcohol las penas ahoga, me recuerda y llora en su habitación sola"

"Con alcohol las penas ahoga, me recuerda y llora en su habitación sola"

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Karen no podía reponerse de lo que le había dicho el chico esa noche. Le dolía el corazón, le dolía saber que él no había sentido lo mismo que ella.

Venía todo tan bien, ¿por qué de repente la trató así?

Ni por su ex novio había sentido un cariño tan fuerte y pronto como el que sentía por el morocho. Quería tenerlo cerca, darle besos, estar acostados todo el día sin preocuparse por nada más. Lo extrañaba.

Botellas de alcohol se abrían sin parar adentro de esa habitación. No salía de las cuatro paredes para nada. Se la notaba deprimida y sumida en una tristeza, la cual la llevaba lentamente a la borrachera.

- Hija - habló su madre del otro lado de la puerta de la pieza - ¿Por qué no salís con tus amigas un poco?

- No quiero - se nego esta

La morocha limpió sus lágrimas que caían sobre sus mejillas y con un pañuelo se sonó la nariz.

- Hace un esfuerzo, no sé que te tiene tan mal - le volvió a decir su mamá

Con toda la lentitud del mundo, decidió levantarse y abrir la puerta.

Ahí estaba la mayor sonriéndole y con una bandeja con café y facturas en sus manos. Se la extendió a su hija, y está le agradeció para volver a entrar a su habitación y comer esa merienda acostada.

Cuando terminó bajó las escaleras y dejó todo en la cocina. Después se cambió de ropa y llamó a sus amigas para salir a correr. Su madre tenía razón, no debía llorar por un hombre y menos por uno como Sebastian que la había tratado mal sin un motivo.

- Me voooooooy - gritó la adolescente cuando sus amigas tocaron el timbre

Las tres salieron trotando hacía el parque más grande del barrio. Una vez que llegaron, después de correr alrededor de ocho kilómetros, se sentaron en el pasto.

- ¿Cómo te fue esa vez que fuiste a buscar a tu ladronzuelo amiga? No nos contaste nada - le preguntó Bárbara en tono chistoso

Karen suspiró mientras estiraba sus gemelos.

- No hay más nada entre nosotros - declaró ella - Me trató re mal y me dijo que nunca más vuelva a molestarlo

Bárbara la miró. Se notaba que su amiga estaba apenada y que le dolía lo que había pasado. Estaba volviendo a vivir un romance después del engaño de su ex, y que el chico la haya rechazado así no era bueno.

Noelia, por su parte, acomodó su pelo en un rodete y se sumó a la conversación.

- Era obvio, con el mensaje ese como para que te quiera seguir viendo - dijo esta

Las otras dos se miraron sin entender.

- ¿Qué mensaje Noe? - indagó perdida frente a las palabras de la chica

La adolescente abrió sus ojos y se puso muy nerviosa. Sin darse cuenta había metido la pata, y delatado el plan de la familia Marino.

Miró al piso y movió levemente su cabeza tratando de negar lo que había dicho.

- Dale boluda, ¿de qué mensaje hablas? - le insistió Barbi

Esta, sentada en el suelo como estaba, escondió la cara entre sus rodillas y comenzó a sollozar. La morocha cada vez estaba más perdida.

- Perdón amiga, tu mamá me dijo que estabas rara desde que conociste a este pibe y que te podía hacer algo malo - confesó finalmente - Así que cuando fui a tu casa me pidió que le mandara un mensaje haciéndome pasar por vos para separarte de él

Karen se quedó dura. Incrédula.

Sin poder creer lo que había hecho y sin asimilar del todo lo que su amiga dijo, la miró enojada. Se había metido en el medio de su relación y era, en cierto punto, la causante de su tristeza.

No lo pensó dos veces y empezó a correr nuevamente. Se alejó del parque y emprendió el camino de vuelta a su casa, sin importarle dejar a sus compañeras detrás mientras le gritaban que volviera.

Quería aclarar su mente, entender bien toda la situación.

¿Por qué sus padres decían que Neo la podría llegar a lastimar? ¿Lo conocían? Si era así, ¿de dónde?.

Noelia, una de sus mejores amigas la había engañado. ¿Su madre le habría pagado para que enviara ese mensaje?, o ¿le gustaría a ella el tatuado?.

La verdad todas esas preguntas se cruzaban por su mente y la enloquecían. Solo corría sin importarle a donde se dirigía.

- La puta madre - susurró cuando se encontró sola en el medio de un barrio que desconocía

Miró para todos lados pero no reconocía nada. No sabía que hacer, no podía llamar a sus padres porque no tenía excusas para estar en ese lugar. A su hermano menos. A sus amigas tampoco después de lo que había pasado.

El nombre de Sebastian pasó por su mente y era su única opción.

Sacó su celular y marcó su número. La había bloqueado de Whatsapp pero aún podía llamarlo normalmente, así que eso hizo.

- Ya se que me dijiste que no te molestara más pero te necesito - habló después de ser atendida

Pobre pero rico | Neo PisteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora