Seis - El después

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CAPÍTULO 6

"La ví desestrezandose, en tanga con mi remera paseándose"

Karen se despertó cerca de diez horas después de haberse dormido en el pecho de Sebastian

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Karen se despertó cerca de diez horas después de haberse dormido en el pecho de Sebastian.

Al abrir los ojos y mirar a su alrededor se alarmó. No sabía porque no estaba en su cama, con su perro al lado suyo y su pijama de seda rosa. Al instante las imágenes de la noche anterior se vinieron a su mente y recordó todo lo sucedido con lujo de detalles.

Que bien la había pasado. Neo no se encontraba a su lado y eso la aterró, pensaba que quizás la había abandonado o encerrado en aquel lugar alejado de su casa. Tenía que buscarlo y hablar con él.

Pero, ¿sobre qué? No podía idealizar una historia de amor con alguien que conoció hace dos semanas. Ni tampoco dejarlo afuera de su vida, porque existía algo en él que la atraía demasiado.

Sin duda no sabía que estaba haciendo con su existencia y cómo se había animado a actuar tan despreocupadamente la noche de ayer. Pero en su interior sabía que lo volvería a hacer.

La morocha sacó las sabanas blancas que la cubrían y agarró una remera color negra que se encontraba en el piso, y que era la que Neo había tenido puesta. Despacio y algo preocupada salió de la habitación y busco a su acompañante por los demás espacios.

Finalmente lo vio en la cocina. Sentado delante de la mesa, y sobre esta se encontraban diferentes bolsitas. Cada una contenía polvo de diversos colores, pastillas, y algunas guardaban jeringas. El tatuado las ordenaba con sumo cuidado y las colocaba sobre una balanza.

- ¿Puedo saber que es todo esto? - habló sorprendiéndolo ya que él no la había visto porque estaba detrás

- Mi negocio - respondió

Con sus manos temblando, se acercó a la mesa para mirar todo más cerca. Sebastian admiró lo bien que le quedaba su remera, y la mirada se detuvo por unos segundos de más en sus piernas desnudas. Que buena que estaba la morocha.

Acarició suavemente una de ellas y la piel de Karen se erizó bajo su tacto. Ella lo miró con esos bellos ojos marrones y lentamente dejó un beso sobre su boca.

- ¿Hacemos un segundo round? - preguntó con su respiración ya un tanto agitada y su entrepierna endureciéndose

- Te diría que sí pero mamá me mata si sabe dónde estoy y con quién - sostuvo Karen

El morocho se levantó de la silla donde se encontraba y se acercó a ella. Apretó sus glúteos y la subió encima de la mesa, haciendo a un lado las entregas en las cuáles estaba concentrado anteriormente. Las respiraciones de ambos se aceleraron y sus cuerpos comenzaron a frotarse.

Él, provocando placer en su cuerpo. Ella, entregada nuevamente al cosquilleo que sentía cada vez que la tocaba.

- Tengo que irme - murmuró entre gemidos leves la chica

Sebastian se apartó de encima de ella, se acomodó la remera que antes había sido subida, y se relamió los labios.

Que locura tener a una adolescente cheta adentro de su casa. Pero que locura linda.

La morocha pidió un Uber con su celular y salió de ese lugar con un poco de miedo de que le sucediera algo. Una vez que el auto se acercaba al barrio privado en el que vivía volvió a sentirse bien.

Pagó al hombre con el dinero que su padre le había dado para gastar en la pijamada con Bárbara y subió las escaleras que la separaban de la puerta de su casa. Hablando de su amiga, tenía que escribirle y esta vez sí contarle lo que estaba pasando.

- Me enteré que te relacionaste la noche de ayer con un negro o turro, decime que no es cierto lo que me dijeron - pidió una voz masculina

Esas fueron las primeras palabras que escuchó de Nicolas ni bien atravesó la entrada. Cómo sabía era algo impensado para Karen, pero no tenía ganas de rendirle explicaciones.

- Andate a cagar Nicolas - respondió y le enseñó el dedo del medio

- Sos una pendeja inmadura, ¿ves? Y te dejas llevar por cualquiera que te diga unas boludeces - le volvió a gritar

- ¿Qué sabes vos lo que hago y dejo de hacer? - le dijo nuevamente ella - No hables de lo que pasó en momentos en los cuales no estuviste presente, al final sos vos al que convencen con boludeces idiota

La chica para ese momento ya empezaba a subir las escaleras que la llevaban a su cuarto, por lo que la charla se convirtió en gritos que se escuchaban por toda la vivienda. Su papá salió de la cocina y suspiró al ver que otra vez sus hijos se enfrentaban.

- ¿Se puede saber qué pasa ahora? - expresó el mayor

Ambos jóvenes dirigieron la mirada a su padre. Nicolas iba a empezar a defenderse pero no llegó a decir ni una oración, porque el portazo que Karen dió los aturdió y finalizó así esa conversación.

Adentro de su habitación, y abrazada a su perro, la adolescente pensaba en que su rebeldía había cumplido su ciclo. Ahora ya tenía que volver a su rutina normal, a su entorno, sus conocidos. Ya no más personas que la pudieran involucrar en un terreno peligroso.

Les mandó mensajes a sus amigas en el grupo que las tres conformaban y, cuándo Noelia y Barbi contestaron que ya estaban despiertas, les soltó todos los detalles de lo que había pasado la noche anterior.

Pobre pero rico | Neo PisteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora