Tres - El robo

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CAPÍTULO 3

"Somos delincuentes pero decentes"

- Dale mamá, por favor - volvió a pedirle

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- Dale mamá, por favor - volvió a pedirle

Karen se encontraba en la cocina detrás de su
mamá, quién cocinaba una tarta invertida de manzanas, rogándole que le diera permiso para ir a una previa en la casa de uno de sus compañeros de colegio.

Cuando quiere conseguir algo, su personalidad insistente y sus años de actuación le ayudan a salirse con la suya.

- Además, desde que termine con Augusto no salgo y a las chicas las dejaron - contínuo

Su madre desmoldó la tarta en la mesada y se dio vuelta y, con sus ojos entrecerrados y una actitud un poco insegura, se acercó a su hija y colocó sus manos sobre los hombros de esta.

- Pero volves antes de las cinco de la mañana y papá te va a buscar - aceptó finalmente

La adolescente, feliz, abrazó a su madre y subió corriendo las escaleras hasta llegar a su habitación y escribirle a sus amigas para confirmar que también iba a asistir a la fiesta.

La tarde pasó rápido para Karen, a causa de la siesta de dos horas que durmió.

A las diez de la noche, después de cenar un plato de pastas en familia, subió al baño personal que tenia en su cuarto y tomó una ducha rápida. Puso crema por todo su cuerpo y secó su pelo morocho, se maquilló levemente y en bata seleccionó el atuendo que iba a usar.

Un vestido negro pegado al cuerpo con breteles finos fue el elegido. Accesorios dorados complementaron su elección y, cuando miró el celular, el horario en el cuál su amiga la pasaba a buscar había llegado.

Bajó las escaleras con cuidado, ya que las sandalias nuevas eran todo un desafío, y saludó a su papá antes de salir.

- Que perra mi amiga - habló Bárbara cuando la vio abrir la puerta del auto

Ella río y ambas pasaron por la casa de Noelia para después emprender el viaje al departamento donde era la previa.

Llegaron y el lugar explotaba de gente. El departamento era chico, las personas parecían hormigas que bailaban todas transpiradas y tomaban sin control. La plata que tenían todos los adolescentes allí presentes se podía ver desde lejos: relojes, celulares último modelo, oro, ropa de marca y muchísimas cosas más.

Enseguida las chicas buscaron vasos y armaron un par de tragos. Esa noche era para divertirse.

Las canciones típicas de las previas sonaban por parlantes a todo volumen, seguramente mañana tendrían problemas con los vecinos pero ahora no les importaba nada. Bad Bunny, Mike Towers y Ozuna se adueñaban del lugar.

Alcohol en el piso. Parejas en los sillones besándose y algunas incluso parecían que tenían sexo con la ropa puesta. Típicos chicos con hormonas alborotadas, con ganas de romper las normas. Creyendo que se comen el mundo por el trabajo de sus padres y sus apellidos.

Las horas pasaron rápido y las cuatro de la mañana llegaron como si nada. Y ahí fue que la diversión se terminó.

Desde el otro lado de la ciudad, Neo y su grupo de amigos se preparaban para actuar esa noche. Se habían enterado que una multitud de adolescentes ricachones habían armado una previa en un departamento, e iban a aprovechar la situación para robarles un par de cosas.

Total, lloraban un poco y sus papás se las volvían a comprar al día siguiente.

Llegaron al edificio, aprovecharon que el seguridad no se encontraba presente y subieron en el ascensor hasta el piso indicado. Abrieron la puerta con una fuerza exagerada y todos los presentes se dieron vuelta, asustados, clavando sus miradas en ellos.

Rápidamente actuaron. Obligaron a todos a tirarse al suelo y agarraron todo lo que tenían a la vista.

Karen, que en ese momento había ido al baño a vaciar sus riñones, se sorprendió cuando una persona desconocida entró en él y la pegó contra el espejo.

- Pero mira que hermosa cheta me encontré por acá encerrada - le dijo

Pasó sus manos por todo el cuerpo de la morocha en busca de algo para llevarse. No tuvo resultado positivo, ya que el vestido no tenia bolsillos y su celular no lo tenía con ella. Lo único que no quería perder era su reloj, el último regalo que su abuelo le había hecho. Y ya era tarde, porque el ladrón lo había visto.

- Por favor, el reloj no - suplicó

El joven tenía sus muñecas agarradas y le estaba ejerciendo una presión para intentar sacarle el reloj Gucci, ya que ambos forcejeaban.

- Eu - gritó alguien entrando al baño e interrumpiendo el momento - Dijimos que con mujeres no nos metíamos Lucas, toca de acá

Lucas, enojado por no poder llevarse ese artículo carísimo, salió dando un portazo y Karen miró por primera vez al chico que la había salvado. Remera blanca pegada al cuerpo, lleno de tatuajes y con una mirada que invitaba a querer saber más de él.

- Agradeceme linda, soy tu ángel guardián - habló este con una voz ronca

- Vos de ángel no tenes nada - le respondió y salió del baño ella también

Cuando los ladrones dejaron el lugar todos los chicos empezaron a llamar a sus padres pidiéndoles que por favor los fueran a buscar.

La morocha hizo eso y, sin contarles a sus amigas lo que había pasado minutos antes, se fue hacía el Audi de su padre que ya estaba parado en la puerta del lugar y al segundo se encontraba haciendo el camino de vuelta a su casa. Mientras miraba por la ventana del auto, y veía las marcas que le habían quedado en sus muñecas, la cara tatuada del hombre que la había protegido no salía de su mente.

No se lo iba a olvidar para nada fácil.

Pobre pero rico | Neo PisteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora