CAPÍTULO 7
"Me gusta su cuerpo, su aroma y su vestimenta. Se aburre con todos y yo hago que se divierta"
Dos semanas habían pasado desde esa mañana en la que Karen amaneció entre las sábanas blancas de la cama de ese muchacho que tan poco conocía.
Dos semanas en las que ella volvió a su rutina de vida normal. Levantarse, desayunar junto a su familia, reírse por las cosas que su hermanita empezaba a hacer y salir para el colegio. Pasar las cinco horas ahí encerrada con sus amigas para después volver caminando a su barrio, y entrenar por las tardes. Cenaba nuevamente con sus padres y sus hermanos y, por las noches, cuando se acostaba no podía negar que pensaba en él.
Era muy difícil borrar el rastro de sus manos recorriendo su cuerpo entero, el roce de sus labios mientras se introducía en ella, lo bien que la había tratado esa noche.
- No se que te hizo pero tenes que olvidártelo de una vez por todas amiga - le dijo Noelia durante el recreo del viernes
- ¿Que decís Noe? - replicó Bárbara - Dejala que viva su historia de amor con ese ladrón tranquila
La morocha largó una carcajada por cómo su mejor amiga se había referido a la relación de ella con Sebastian. Las miró por unos segundos y luego las abrazó.
- Sin duda son lo mejor que tengo - exclamó entre risas
Karen se quedó pensando en lo que hablaron durante el resto de las clases de ese día, y concluyó en que Noelia tenía razón. No podía ser que alguien como Neo la hubiese enganchado tanto.
Tenía que sacárselo de la mente. Y hacer como dice Daddy Yankee: lo qué pasó, pasó.
A la salida, cuándo estaba por empezar a caminar hacía su casa, un compañero de su clase se posicionó al lado suyo.
La chica lo miró y le dedicó una sonrisa. El rubio la correspondió y empezó a caminar junto a ella.
- ¿Cómo estas Fer? - preguntó Karen por cortesía
- Bien hermosa, ¿y vos? - respondió
- Igual - sostuvo - Me sorprende que no trajiste tu auto hoy
Él paró de caminar y agarro la muñeca de su acompañante, haciendo que la misma también se frenara.
- En realidad si lo traje y no me voy caminando pero solamente te alcancé para invitarte a un almuerzo mañana, ¿que decís? - le propuso llamando su atención
La verdad es que la morocha no quería. Fernando había estado enamorado de ella desde el primer año del secundario, y había insistido muchísimo para que saliera con él. Pero la verdad es que a ella no le gustaban los típicos adolescentes con plata que jugaban al rugby y hablaban de sus miles de hazañas.
Sin embargo, esta vez decidió darle una oportunidad y aceptó la invitación. No era únicamente para hacer feliz a su compañero, sino también para tratar de despejar su mente y dejar a Sebastian atrás. Un clavo saca a otro clavo, dicen.
En la mañana del sábado, después de desayunar, le avisó a su padre que iba a salir con el rubio. Este se alegró mucho de ver a su hija compartiendo con alguien de buena familia y adinerado, por lo que no tuvo problema en darle su permiso y decirle que se divierta.
Algo que no sucedió.
Fernando la pasó a buscar por su casa y fueron en su auto hasta un parque, donde había varias mesas con sombrillas distribuidas en el pasto y una orquesta tocaba sobre un pequeño escenario.
- Me encanta venir acá - expresó el adolescente - Es el lugar favorito de mi mamá, ¿no te parece genial?
Karen suspiró y trató de que el chico no notara su aburrimiento. Acomodó su vestido color marrón claro y puso una sonrisa falsa.
- Esta lindo - soltó sin agregar más nada
Un mozo los acompañó hasta una mesa. Les sirvieron un vino blanco súper caro y les trajeron la carta con el menú. Servían cosas que ella jamás había comido.
Distraída, pensando en dónde se había metido y lo aburrida que iba a ser esa cita, lo vió a lo lejos. Cómo le gustaba invadir sus espacios y llenarlos de perversidad.
- Perdoname Fer, pero tengo que ir al baño - avisó
La adolescente se levantó y se fijó que su compañero no la estuviera mirando. Caminó hasta donde Neo estaba y tapo sus ojos con las manos.
- ¿Acaso esa noche me pusiste un chip de seguimiento? - le susurró en el oído y pudo ver como la piel de su cuello se estremecía
Neo se dió vuelta y pasó su mirada por todo el cuerpo de ella. Que bien le quedaba ese vestido en combinación con sus cadenas doradas, pero cuánto más le gustaría sacárselo.
- No, pero que buena sorpresa encontrarte - le respondió él - No entiendo cómo les divierte escuchar esta mierda
- No me gusta - aceptó frente al morocho
- ¿Y entonces qué haces acá? - indagó el tatuado
- Me invitaron, pero la verdad es que estoy bastante aburrida - le explicó
El joven se acercó a ella y puso una mano bajo su mentón, haciendo que lo mire directo a los ojos.
- ¿Así que solo te divertis conmigo? - preguntó con un tono de doble sentido
Karen sonrío y asintió levemente con la cabeza. Aprovecho esos segundos para mirarlo detenidamente, memorizando los detalles de su cara y tratando de averiguar el significado detrás de esos símbolos y palabras.
- Sacame de este lugar y hagamos algo divertido - le pidió la morocha y se acercó más a él
Sus labios se rozaron y Neo dió inicio a un beso. Sus lenguas se encontraron y ella gimió un poco, lo que hizo que Sebastian la apretara más contra su cuerpo.
- Vamos - asintió
La adolescente trató de recomponerse y arregló su labial con el dedo. Después regresó a la mesa donde su compañero la esperaba y se sintió mal por dejarlo solo, pero ese no era su lugar.
- Me vas a tener que disculpar Fer, pero mi mamá tiene que salir y nadie puede quedarse con Lila - le mintió una ves que estuvo delante suyo
El chico se entristeció pero entendió la situación. Se ofreció a llevarla hasta su casa, a lo que ella se negó.
Una vez despedidos, buscó al chico malo con la mirada y cuándo lo encontró fue rápidamente hasta él.
- Estoy lista, llevame donde quieras - se entregó
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Pobre pero rico | Neo Pistea
FanficMe volví un bandido por robar su corazón, ahora todo es diferente y que rico se siente