Dieciocho - Aeropuerto y armas

702 42 6
                                    

CAPÍTULO 18

"Se que tenes a otro mami, pero no son bandidos de barrio así como yo"

- ¿Tenes todo corazón? - le preguntó su madre entrando al cuarto de Karen y viendo que la misma hacía una pequeña valija

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Tenes todo corazón? - le preguntó su madre entrando al cuarto de Karen y viendo que la misma hacía una pequeña valija

Esta asintió y continuó metiendo cosas, sin darle mucha importancia a su figura materna que estaba ahí parada en el medio de su habitación.

- Esta por llegar Barbi para despedirse - fue lo único que dijo antes de seguir empacando

Había decidido aceptar la invitación de un amigo de su hermano llamado Bruno, con el que venía viéndose hace más de dos semanas, para ir una semana a las playas de México juntos.

¿Llevaba más cosas de las que iba a necesitar? Sí.

¿Estaba nerviosa por pasar tiempo a solas con un chico que no fuese Sebastian? También. Y más aún nerviosa por ese secreto que le ocultaba a todo el mundo, ya que temía que siete días lejos de las comodidades de su casa pudieran ocasionar algún desperfecto en dicha situación.

El sonido del timbre retumbó en la sala e hizo que la morocha dejara a su madre sola para ir a recibir a su mejor amiga. Ahora eran solo ellas dos. No se habían llevado más con Noelia desde el suceso del mensaje enviado a Neo.

- No te fuiste de acá y ya te estoy extrañando - exclamó

La otra chica sonrió del otro lado de la puerta y Karen no dudo en darle un abrazo. Sin duda era la mejor amiga que le pudieran haber dado.

- ¿Cómo estás? - indagó una vez que se separaron y entraron al living de la vivienda - Digo, con respecto a irte tanto tiempo tan lejos con ese flaco que ni siquiera te cae demasiado bien

La morocha hizo una mueca en respuesta.

No quería hablar del tema. Ni de Bruno, ni de su relación con él, de nada relacionado con eso.

Se quedaron sentadas en el sillón mientras charlaban y compartían un café con galletas de chocolate. Era un mimo al alma poder disfrutar con su amiga de esa manera después de todo lo que había sufrido antes, desde el momento en el que se había separado del tatuado.

- Ya es la hora de que te vayas - avisó mirando la pantalla de su celular - ¿Te lleva el chófer hasta el aeropuerto?

- Pasa Bruno en su camioneta y vamos juntos - negó Karen

Hablaron unos minutos más hasta que sintieron el timbre de la casa volver a sonar. Era el chico que venía a buscarla.

Llegaba la hora de abandonar el país por un tiempo. Aunque era corto, iba a extrañar estar en su lugar.

Karen caminó hasta la puerta y del otro lado estaba el morocho, con una sonrisa brillante y dos hoyuelos marcados en sus cachetes. Se lo notaba feliz, diferente de como se sentía la joven.

- Dame que cargo tus valijas y ya nos vamos - le dijo él

La morocha se las alcanzó y después se despidió de su mejor amiga con un fuerte abrazo. En ese momento su madre y su padre se hicieron presentes también en el living para saludar al amigo de su hijo y despedir a su hija.

- ¿Sabes qué? - habló Cristian - Mejor los voy a acompañar al aeropuerto así me despido bien de vos chiquita

A Karen me resultó extraño. Si en los últimos días la relación con su padre había sido pésima, ¿ahora venía con que quería despedirse de ella?. Muy raro.

Sin embargo no se quejó ni lo contradijo, por lo que los tres se subieron al vehículo de alta gama color gris y emprendieron rumbo a su destino. Bárbara y su madre, quién tenía a Lila en sus brazos, los saludaban desde la puerta de entrada a medida que los veían alejarse.

Ya en el areopuerto, los dos jóvenes se dispusieron a realizar los chequeos correspondientes y a entregar la documentación necesaria a la hora de despegar. Cristian Marino no se despegaba de su hija ni un segundo y miraba para todos lados, como buscando algo o a alguien.

- ¿Está todo bien? - cuestionó la menor al percatarse de la tensión que cargaba su papá

Y justo en ese momento se terminó la paz.

Muchos hombres vestidos de oficiales de policía empezaron a entrar al aeropuerto por las diferentes puertas de acceso, cargando importantes y peligrosas armas, y apuntando hacia una zona en particular.

Corrían apurados, como intentando atrapar a un fugitivo. Eran más de 20 efectivos y, además, algunos de ellos traían perros de rastrillaje. Sin dudas se estaba llevando a cabo un importante operativo.

¿Pero por qué? ¿A quién querían atrapar justo allí?.

Segundos después lo supo.

Ahí estaba. Entre todo ese tumulto de policías y rodeado de ellos, estaba él: su ángel guardián.

Neo. Sebastián. El amor de su vida.

Karen, al instante de verlo ahí, entró en un estado de shock. El bolso de mano que cargaba cayó directo al suelo y sus piernas comenzaron a temblar. Sentía que no podía respirar y que el corazón le latía tres mil veces más rápido de lo normal.

Y fue peor aún cuando Sebastián giró la cabeza unos centímetros y también la vió a ella.

- Salió bien - susurró para si mismo el padre de la morocha, pero ella lo oyó

- ¿Vos organizaste esto? - preguntó muy dolida - Con razón querías venir a acompañarme, para verme sufrir a mí y a él al mismo tiempo

Bruno no entendía nada, solo pasaba su mirada entre padre hija mientras escuchaba atentamente la charla. No sabía por qué ese delincuente al que estaban por apresar era tan importante para los Marino.

- Tiene que pagar por lo que hizo, es un traficante bastante importante y ya hablé con los jueces para que le den una condena de muerte - aseguró el hombre

Sin dudas tenía los contactos y el dinero necesario para sobornar a la justicia con el objetivo de que el muchacho que había robado la inocencia de su hija desapareciera de sus vidas.

Y la muerte era la desaparición asegurada.

Pobre pero rico | Neo PisteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora