×Bésame×

×{45}×

×Adrien×

–– ya que todos estamos aquí ... –– Patrick me miró acusador, contuve las ganas de poner los ojos en blanco

Casi que toda la semana estuvimos solamente en la agencia.

Pero valió la pena, ya que de tanta práctica y coordinación podría decir que teníamos memorizada la coreografía.

Ahora mismo nos encontrábamos en la sala de reuniones, convocando por Patrick viendo supuestamente los últimos toques a su pasarela

–– las luces están listas señor..

–– al igual que el vestuario

–– las modelos

–– la coreografía principal

Patrick asintió esbozando una sonrisa viendo no sé qué en su portátil

–– cual será la temática de la pasarela –– pregunté un tanto curioso.

Patrick siempre destacaba con cada título de portadas para cualquier ocasión

Lo observe inquisitivo esperando alguna palabra para empezar a reprochar pero el se quedó pensativo unos segundos..

–– aún no tengo nada  –– dijo al fin  –– necesito inspirarme en algo –– se levantó del sillón y  nos vio a todos –– pero, ya. Mejor vamos a la pasarela –– pidió –– quiero ver de nuevo su coreografía

Alce una ceja y pude ver la graciosa expresión de marinette

–– pero jefe.. ya tiene las grabaciones del... –– Patrick le dio una mala mirada a su asistente quien ya no dijo nada más y fingió ver algo en el portátil

–– vamos, talvez y me inspiro –– salió de la sala.

Suspiré y me puse de pie, le di la mano a mi chica quien estaba perpleja

–– ya sabemos hacerlo,  esto ya es pan comido –– sobe su hombro

Ella me regalo una sonrisa

Fuimos los últimos en salir de la sala de reunión y caminamos lentamente por ese pasillo.

–– ya estas mejor –– la mire  atento

Ella asiente lentamente

–– tomaste las pastillas –– apreté su mano  y esperamos unos segundos para tomar el ascensor

–– si lo hice –– suelta una risita.

El ascensor abre las puertas y nos adentramos a el, presiono el botón de la sala quince y esperamos en silencio

el perfume de marinette inunda mis fosas nasales y me es difícil no atraerla hacia mi.

–– no quiero que te enfermes –– bese su cabello.

–– no voy a enfermarme –– asegura  –– porque tengo al mejor doctor que me cuida y me da mimos –– me abraza

Se me escapa una sonrisa de los labios

–– ya, pero si yo enfermo tú serás mi enfermera –– la veo acusador, ella asiente y pasa las yemas de sus dedos por mi cabello 

–– claro que lo haré ––

descansa su cabeza en mi hombro y nos quedamos así un par de segundos

–– te cuento un secreto ––

Ella se endereza y me mira detenidamente, asintiendo algo confusa.

Curvo mis labios y me inclino hacia ella hasta quedar a su altura