My Dad

012.

Dos días atrás.

–amor, creo que nos descubrieron, tenemos que irnos lo más lejos, desaparecer si es posible.

–Martín, ¿que pasa con nuestro hijo?, dijiste que te ibas a mantener alejado de ese mundo, que no ibas a volver con esa gente, me lo prometiste–la mujer reta a su esposo por algo que hizo.

–¡mujer lo intenté!, ¿pero como crees que estamos así con tantos lujos, con mucha comida?, ¿acaso crees que esa joyería que luces con tus amigas son gratis?, ¡no!. Todo ese dinero sale de ellos, por más que traté de conseguir trabajo, no lo encontré y mi hermano no quiere saber nada de mi y tu muy bien lo sabes, pedí por su ayuda varias veces y no me presto atención.

–pero pudiste ganarte el dinero de otra manera, honradamente, no traficando drogas, Martín.

–¡NO PUDE!, no se que otra cosa hacer así que nos vamos, nos fuimos, desaparecimos, ahora.

La mujer nerviosa va corriendo a su habitación a guardar algunas ropas y su joyería y un arma que tenía escondida de su esposo, para luego ir a la de su pequeño hijo.

–pequeño Fiore, perdona a tus padres–agarra a su hijo y guarda algo de ropa en un bolso y biberones que ya tenía preparados.

Antes de salir de la habitación de su hijo escucha gritos y luego disparos.

La mujer se asusta y busca a su esposo.

<<¡Martín!, ¿donde estas?>>

Al intentar salir de de su casa se topa con un hombre fornido y alto quien le impide seguir con su búsqueda.

–¿ibas a algún lado preciosura?.

La mujer se asusta y abraza a su hijo con algo de fuerza.

–¿quiénes son ustedes?, ¿qué quieren?, ¿dinero?, mi esposo les puede dar dinero pero por favor no me hagan nada.

El hombre ríe al escuchar tales palabras.

–querida, tu esposo me debe dinero a mi, así que soy yo quien propone que es bueno o malo, y yo propongo... –el hombre acaricia el rostro de la bella mujer–que tu seas mi esposa y mi zorra.

El hombre ve el niño que trae en sus brazos, el cual no se había percatado ya que se quedó pasmado ante un rostro tan hermoso.

–puedo hasta ser el padre de ese niño si quieres, tendrían todo lo que no tiene con la rata de tu esposo, ven con migo y tu y tu hijo vivirán como reyes a mi lado–el hombre le extiende la mano a la mujer y está ve dicha mano con perspicacia ya que le resulta muy rara toda su benevolencia.

–gracias pero... –ella busca algo dentro de su ropa sin levantar sospecha alguna mientras es cubierta por el cuerpo de su hijo a quien utiliza como un muro para que no vea del todo sus movimientos–ya tengo a alguien que me trata como toda una reina.

Disparos se hacen escuchar y el llanto de un niño también.

La mujer le a disparado al hombre quien cae de rodillas, este se encuentra en shock al notar lo que sucede.

El bebé también grita y la madre suelta el arma y revisa a su bebé y se da cuenta de algo, su oreja está sangrando.

Ella trata de revisar pero escucha gritos de hombres y disparos seguidos.

Ella deja de lado eso y sale de su casa dejando atrás a su esposo y sus cosas, su hijo era más importante que cosas materiales y su esposo podía cuidarse sólo, no era la primera vez que esto pasaba, que su esposo se metía en problemas y ellos salían corriendo y se llevaban vidas por el medio. Esto no había vuelta a pasar ya que tuvieron a su hijo y eso complicaba la huida.