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ACTUALIDAD
—TENEMOS QUE HABLAR, NEREIDA— la voz de Aleksander interrumpió los pensamientos de Nereida la ver el mapa en la mesa. Estaban en la sala de juntas del General Kirigan, y la morena lo había ignorado por varios minutos hasta que él se hartó de su silencio.
Despacio, la chica se giró hacia el, observándole con el ceño fruncido y sin sentimiento en sus ojos—¿De que quieres hablar, Aleksander? ¿De la obsesión que tienes por gobernar todo? ¿O de la forma en la que tomaste decisiones que no te pertenecían porque quieres mantener el control de todo y todos?
—Yo no estoy obsesionado con el control, esa eres tú y ambos lo sabemos.— rodó los ojos el ahora nombrado Kirigan. Siempre había odiado pelear contra Nereida porque ella siempre deseaba ganar, aún cuando no tenía la razón. Su problema era que ahora si tenía la razón.
—No hables estupideces. Siempre deseaste tener el control de la situación y del mundo. Por ello necesitabas a la invocadora del Sol y del Claroscuro. A ellas también las controlas, les mientes. Me pregunto si tú... astuta Coronel tiene idea de lo que realmente eres.— la Invocadora del Alma parpadeo repetidas veces, apreciando más inocente de lo que realmente era.
—No te metas con ella, te lo advierto.— la mirada de Aleksander se cargo de seriedad y algo de enojo, causando una sonrisa sarcástica en Nereida.
—Oh, estás enamorado. Increíble. Espera... ¿Es amor de verdad o es una farsa como...?— la chica fue interrumpida cuando el golpeó su mano contra la mesa, causando un fuerte estruendo en toda la habitación.
—¡CIERRA EL PICO! Me alegra que estes viva, no pensé que lo estarías, pero le tocas un pelo a Isabella y te juro que...— ahora fue ella quien le interrumpió.