6. Tu collar

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Mi preciosa niña... No pretendo anular tu personalidad. Si hay algo que me gustó de ti fue tu osadía, tu seguridad, tu prepotencia. Esa sonrisa de diva que paseaste siempre ante los hombres. Esa estela que dejabas a tu paso fue lo que me enamoró de ti. No existe nada más excitante para un hombre como yo que el someter a una mujer así. Notar la rabia y la impotencia en tus ojos cuando te obligo a hacer lo que no quieres. Lo sencillo y lo fácil no es manjar de reyes y tú, Samara, eres lo que alimenta mi alter ego.

***

Aquel fin de semana se quedó a dormir en casa de Dominic. Recogió una pequeña maleta, no mucho, Dominic se había ocupado de llenar uno de los armarios de la habitación de invitados con todo lo que necesitaba y más. Después del trabajo había pasado la tarde del viernes investigando toda la ropa que le había comprado. En el baño anexo a su habitación encontró una gran cantidad de jabones de colores, esencias, sales de baño y perfumes.

—No sabía cuál era tu preferido y opté por varios. —La voz de Luis la sorprendió—. Espero que alguno de ellos te guste.

—¿Has sido tú? ¡Es increíble! —Le besó en la mejilla y continuó su escarceo entre los jabones.

—Ha sido él, yo solo fui a comprar lo que me pidió. —La besó en el hombro —. Aun así, te compré algún capricho que vi, como las sales, esa cesta de cremas, alguna cosa más que verás en el armario. Lo pasé bien, necesitaba salir del despacho.

—¿No tienes novia, Luis? —preguntó—. Eres tan adorable que me resulta difícil creer que alguien como tú esté solo.

—Llevo mucho tiempo solo, Sam. No necesito a nadie en mi vida, además ahora estás tú, ¿no? Con eso me vale. —Se rió con picardía al ver el gesto de susto que puso y la besó en los labios—. Me refiero a que ahora mi prioridad es cuidar de ti, tonta, aunque... a veces... te disfrute.

—Luis, pero ¿eso es suficiente para un hombre como tú que lo puede tener todo?

—Lo es, créeme —dijo dirigiéndose a la puerta—. Es un placer tenerte en casa el fin de semana, Sam. Date un baño relajante y descansa, Dominic no tardará en volver del trabajo.

***

Así lo hizo, y tras despedirse de él, optó por llenar la bañera y pasar la siguiente hora sumergida en aquel baño de sales y esencias de distintos olores y tactos; bolitas de aceite, sales violetas y amarillas, un jabón para el pelo de rosas. Era maravilloso, se sentía como en el cielo. Aquel baño era enorme en comparación al pequeño aseo de su apartamento; la bañera estaba engastada en un mármol color salmón y entraba totalmente estirada sin parecer una pelota. Se quedó medio dormida y cuando despertó se vistió con un pequeño pantalón de algodón y una camiseta haciendo juego, una de las pocas cosas que había traído de casa. Dominic estaba en el salón comedor junto a Luis, y al verla bajar las escaleras se quedó observándola mientras hablaba por el teléfono móvil.

TRILOGIA VENGANZA- MALENKA RAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora