20. Treinta minutos

264 10 5
                                    


No creas que disfruto castigando tus impertinencias. No es algo que me llene de gozo. Te dije una vez que sería implacable cuando cometas un error.

***

Durante el resto de la semana, Samara estuvo inmersa en dos posiciones totalmente contrarias. Por un lado estaba feliz porque, por unos días, Dominic había sido un poco más cariñoso con ella, atento e incluso afectuoso. Conocer esa parte de él le otorgaba una seguridad que creía haber perdido totalmente, pero por otro lado las dudas la atormentaban; una parte de ella la mantenía en alerta y le decía que algo había detrás de aquella conducta afable por parte de él. Aquella sensación la acompañó durante varios días; ella era una mujer suficientemente inteligente para darse cuenta que aquella pausa que le daba tendría un fin. A esta sensación de desasosiego se unió el hecho de tener a Carlo todos los días paseando por la oficina, pero por suerte para ella siempre estaba acompañado de dos asesores personales que no le dejaban sólo ni un minuto, por lo que ni siquiera él tuvo tiempo para acercarse a ella con sus continuas provocaciones. Era viernes y estaba a punto de salir de la oficina. Su bolsa de viaje estaba preparada en el sofá de su despacho; quedaban tan sólo unos minutos para ver por la ventana el coche negro de Dominic.

—¿Siempre vienes con esas falditas tan cortas a trabajar?

Se dio la vuelta y vio a Carlo en el umbral de la puerta. La observaba con sus inmensos ojos azules y aquellos mechones desordenados de pelo rubio cayendo por su frente, enloquecidos.

—¿Siempre eres tan capullo? —contestó.
Se rió con sarcasmo y cerró la puerta.
—Venga, Samarita, no seas tan borde conmigo.
Se aproximó a ella curioseando entre los papeles que veía a su paso, como si

estuviera buscando algo. Cogió un porta-fotos de sobremesa y lo miró; Samara iba colocando todo lo que cogía a medida que revolvía sus lapiceros, y sus pequeños tacos de papeles de colores donde anotaba teléfonos y alguna orden pe ndie nte .

—¿Qué quieres, Carlo?

Se dio la vuelta y casi estuvo a punto de chocar con ella; la repasó de arriba abajo varias veces y profirió una mueca cómica.

—Qué quiero... —Dio un suspiro y gruñó.
—Sé lo que pretendes conmigo y no lo vas a conseguir —dijo, desafiante—.

Tenlo claro.
—No ladres antes de tiempo, chica lista. Y no me subestimes; que no seas

mía no significa que llegado el momento no pueda hacer contigo lo que me plazca.

—Déjame en paz, Carlo. —Se apartó de él—. O si no...
Soltó una carcajada y la cogió por los hombros.
—¿O si no qué? ¿Me vas a pegar otra de tus bofetadas? Oh, sí... Tu carácter

me pone en bandeja muchas cosas, querida...
Samara se apartó de él cuando intentaba coger su cara.
—¿No ves que por las buenas todos saldremos ganando...?
—Me advirtieron de que me mantuviera alejada de ti antes de conocerte;

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 23, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TRILOGIA VENGANZA- MALENKA RAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora