Hermosa princesa que duermes ajena a todo. Marcada tu piel y tu alma... siempre...
***
Cuando Samara despertó por la mañana, cegada por los primeros rayos de sol que entraban por la ventana, él ya estaba de pie con la mirada pérdida más allá de los campos que rodeaban la finca. Tan sólo llevaba puesto un pantalón vaquero y sujetaba una taza de café caliente con una mano, apoyándose con la otra en el marco de la ventana. Luis se había ido.
—Buenos días —le dijo incorporándose.
—Hola, princesa —contestó sin apartar la mirada del horizonte—. Tómate eso antes de que se enfríe.
Cogió la taza y se colocó un cojín en la espalda para estar cómoda. Observó a Dominic medio desnudo, aquel cuerpo tan bien formado que incluso a ella había cohibido pensando a veces que no era lo suficientemente bonita para él. Aquel hombre, aquel demonio, podía provocar en ella miedo para luego hacerla sentir la mujer más hermosa del mundo. Con una sola mirada podía exigirle el mundo y ella dárselo para luego regalarle con una pasión indescriptible cualquier cosa que necesitara. Nunca sabía qué vendría después con él. Empezaba a analizar sus gestos y sus formas esperando una simple palabra o mirada para hacer lo que deseara, y eso le gustaba, le gustaba y alimentaba de una forma enfermiza, pero a la vez le aterraba. Dominic parecía saber lo que pasaba por su cabeza constantemente.
—¿Me analizas a mí o a ti misma? —le dijo.
—Sólo te miraba...
Se dio la vuelta y se aproximó a una mesa donde había una bandeja con más
café, zumos y tostadas; de un tragó se bebió uno de los vasos de zumo y pareció volver en sí.
—Vamos, princesa, no tardes.
Entró en el baño y, mientras desayunaba, oyó el agua de la ducha. No tardó en terminar y fue detrás de él. Lo veía a través de la mampara de cristal, con los brazos apoyados en la pared y la cabeza hacia abajo dejando que el agua le cayera encima. Se quitó la ropa, entró en la ducha y cogiendo la esponja comenzó a enjabonar su cuerpo. Cuando ella lo besó, la apartó de él. Por un instante pensó que algo le había molestado, pero tras unos segundos interminables él la besó. La alzó en el aire pegándola contra la pared de la ducha y ella lo rodeó con sus piernas. Notó su sexo rozando el suyo, comía su boca, mordía sus labios y
pasaba la lengua por ellos una y otra vez. Era un hombre distinto al que había visto el día anterior; su frialdad daba pasó a una pasión que no podía medir y ni tan siquiera explicar.
—Hazlo, por favor —le suplicó al oído—. No lo soporto más.
—¿Cómo tienes que pedirlo?
—Te lo suplico.
Comenzó a penetrarla muy despacio, sin dejar de mirar sus ojos; sus pechos
estaban duros bajo las finas gotas de agua que recorrían su cuerpo. No pudo contener un gemido de placer al sentirle dentro, y se aferró con fuerza a él.
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TRILOGIA VENGANZA- MALENKA RAMOS
RomanceDominic Romano es un abogado prestigioso, poderoso y seguro de sí mismo. Aunque posee todo lo que quiere, jamás ha podido olvidar a Samara, la joven que se reía de él en el colegio. Ella es la razón de su vivir, la ama con la misma intensidad que la...