Pacto

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Capítulo 9: Trozos de alma

-¿Fue cosa tuya verdad?

Harry alzó la mirada del libro que leía sentado bajo un árbol en el patio al oír aquella voz que ya reconocía sin problemas. Blaise se sentó a su lado y se recostó contra el tronco, con aspecto despreocupado y ligeramente divertido. El gryffindor no pudo evitar alzar una ceja ante su mirada.
-¿A que te refieres?
-Oh vamos-se acercó para susurrarle al oído-, lo de Trelawney...
-¡Ah!-soltó una risa, entendiendo al fin- sí, aunque fue Sebastian quien se encargó de eso. Lo hizo bastante bien, ¿cierto?
-Lo suponía, no te imagino ensuciándote las manos con semejante remedo de bruja -sacó un pergamino y una pluma autorecargable- puñetera McGonagall, nos ha mandado una redacción de 40 cm de pergamino. -cambió de tema como si el primero fuera tan normal como el segundo.
-Yo nunca hago nada-le dijo con una sonrisa-, Sebas se ocupa de todo. Chasquea los dedos y esta todo hecho, ahorra bastante tiempo que puedo invertir en cosas como planear la muerte de viejas videntes locas.
-Vaya cara dura que tienes-se rió la serpiente, sacudiendo la cabeza.
-¡Ey! Harry!-una cabellera pelirroja se acercaba a ellos corriendo, haciendo que ambos alzaran la cabeza.
-Ah, Ron...-lo miró cuando se paro a su lado, sorprendido de que se hubiese acercado con Blaise allí.
-Hola pelirrojo-sonrió Zabini, con cierta satisfacción.
Harry vio con incredulidad como su amigo se ruborizaba levemente y evitaba mirar hacia el moreno, ignorando su saludo. Blaise soltó solo una risita, divertido con aquella situación. El contratista se limitó a rodar los ojos, pensando en analizar aquello más tarde.
-Eh... Ginny y Seamus preguntan si vienes a jugar...-alzó la escoba que llevaba, como si no fuese suficientemente visible.
-Ahora no puedo pero gracias, otro día.
-Claro... hasta luego-y se fue corriendo.
-¿Puedo saber que le has hecho a Ron?-le preguntó a la serpiente en cuanto el otro se fue, alzando una ceja.
-Bueno...-sonrió con suficiencia-, puede que le haya besado... -Harry soltó una carcajada y negó con la cabeza antes de volver a su libro.- Nunca pensé que te vería rechazar un partido, ¿qué pasa contigo y tus amigos leones?
-Es complicado... -suspiró y luego negó-, no, en realidad es bastante sencillo. Yo ya no soy el mismo de antes, en algún momento saldré a la luz como el
Lord de las Sombras que ha estado maquinando todo esto. Dejaré de ser el maldito salvador y cuando todo acabe... ya sabes lo que Sebastian hará conmigo... No quiero seguir unido a ellos sabiendo lo que me espera... Además, es peligroso tenerlos tenerlos encima todo el día... Es mejor así.
-Supongo que tienes razón... ¿Has pensado mucho en ello? -preguntó finalmente, tras unos minutos de silencio- ¿En lo que te espera al final?
-A veces... no tengo miedo ¿sabes? Es extraño pero... me reconforta pensar que todo tiene un final seguro... que todo esto acabará. Estaré para siempre dentro de ese gato gruñón, no será tan malo -bromeó al final.
-Eres raro Potter... -murmuró antes de mirar a su alrededor- Hablando de ese "gato", ¿dónde está? Es extraño no verlo a tu alrededor.
Ah bueno-dejó el libro a un lado y se inclinó para susurrar le al oído al slytherin, con aire de misterio-, hoy la vieja cabra tiene una reunión y le mandé a espiar.
-¿Y cómo sabías tú eso?
-Tengo mis contactos...-sonrió.
-¿Licántropo?
-Sep.
-¡Si me faltaba alguna prueba de que Voldemort esta loco aquí esta!-el joven gryffindor se dejo caer en el sillón-, ¡dividir su alma en siete partes!
-Yo tampoco podía creerlo cuando la cabra les hablo sobre los Horrocruxes al pocionista, el licántropo, la metamorfomaga y el del ojo... Amo-se acercó a él y se arrodilló a su lado-, que el viejo no os haya dicho nada...
-Sospecha algo...-asintió para si-, pero eso no me importa, el viejo morirá solito o lo hará Snape... pero Voldy... antes de matarlo tendremos que destruir sus Horrocruxes también... -murmuró con clara frustración- Habrá que averiguar donde están y que demonios son.
-El viejo ya destruyó uno, un anillo, por eso la maldición que terminará con él, y usted también destruyó uno en su segundo año...
-¿Yo?... No, eso es impo... el diario...-se levantó lentamente-, el diario era un Horrocrux... Y yo creyéndole cuando dijo que era un recuerdo.
-Exacto, según Dumbledore la serpiente de Voldemort también es uno, también un guardapelo de Salazar Slytherin, una copa de oro que perteneció a Helga Hufflepuff, algo de Ravenclaw que no sabe que es...
-Pero... -le miró a los ojos-, ¿que me ocultas Sebastian? Puedo verlo en tus ojos, hay algo más que no me has dicho.
-Usted, amo... es un séptimo Horrocrux...-susurró mientras veía como su amo se desplomaba de nuevo en el sillón.
-¿C-cómo..? -no pudo evitar tartamudear.
-Cuando Voldemort intentó matarlo, una parte de su alma se desprendió y se unió a lo único vivo que había en el lugar-acarició la cicatriz de Harry-, usted.
-Entonces... -susurró casi en trance- tengo que morir para que él..
-Por supuesto que no-el demonio sonrió, divertido-, ¿ha olvidado usted lo que soy, amo?
-¡Claro!-se levantó de un salto-, ¡tú puedes llevarte el trozo de alma de Voldemort!
-Exacto. -miró al menor con algo de repugnancia en sus ojos-, aunque no me hace especial ilusión.
-¡Hazlo! Ahora mismo. Quiero esa asquerosidad fuera de mi. No soporto pensar que tengo un pedazo de ese maldito pegado a mi.
-¿Esta seguro amo? Si lo hago perderá la conexión con él... y su habilidad de hablar parsel
-No me importa, hazlo. No necesito nada de eso teniéndote a ti.
-Como ordene my Lord... -respondió mientras una sonrisa adornaba sus labios.
Sebastian apoyó una rodilla entre las piernas del joven mago. El menor alzó el rostro para mirar a su demonio con extrañeza y entonces éste se apoderó de sus labios... Harry gimió al notar la lengua de Sebastian en su boca, explorando, jugando, dominando... Haciendo que cada pequeño rincón de su cuerpo desease más. En algún momento notó como si algo se desprendiera de él y pasara su boca a la de su demonio... gritó de dolor, era como si le arrancarán un miembro del cuerpo, desgarrando la piel y la los músculos, rompiendo el hueso... Cuando notó que los labios de Sebastian se separaban de los suyos... todo se volvió oscuridad.
Despertó desorientado y confuso, alzó la mirada para encontrarse con unos ojos rojos que lo contemplaban con... ¿preocupación? Se mareó solo ante la visión de aquellos ojos y se llevó una mano a la cabeza, gimiendo. No conseguía recordar que había ocurrido.
-¿Amo? ¿Está bien? - la voz del demonio finalmente le llegó, haciéndole despejarse un poco.
-Yo... ¿qué..?
-Se desmayó... Lo lamento, creo que fue mi culpa...
-E-estoy bien...-se sentó bien en el sillón y masajeó su frente, tratando de recordar-... El alma... El trozo de alma de Voldemort... ahora recuerdo. ¿Qué pasó?
-Tranquilo amo,-posó sus manos sobre los hombros del joven-ya me ocupé de eso..
-¿La...?-le miró a los ojos- ¿la devoraste?
El demonio asintió y Harry se dejó caer, apoyando la espalda en el respaldo del sillón. Y entonces recordó como se había llevado Sebastian el pedazo de alma. Abrió los ojos de golpe y se sonrojó como jamás en su vida. El mayor sonrió con cierta suficiencia al ver como su amo se sentaba recto de nuevo y le miraba con el rostro de color brillante. Era muy satisfactorio.
-Ah, ya se acordó...- murmuró con clara burla.
-Tú... ¿Así es como se arrebata un alma?-preguntó, intentando aparentar serenidad. Imaginarle hacer eso con Trelawney le hizo casi tener arcadas.
-En realidad no...-sonrió de nuevo, ufano-, ese es el procedimiento menos usado...
El sonrojo del menor aumentó y Sebastian se arrodilló ante él. Cogió las manos de su amo y tiró un poco de ellas haciendo que Harry le mirase a los ojos. A pesar de que era divertido verle en aquella situación debía ser sincero con su amo y tampoco quería que por aquello comenzara a evitarlo, como su mirada esquiva indicaba.
-Lo lamento si lo incomodé amo... Las otras maneras son más dolorosas y desagradables, además yo...-soltó sus manos y uso una para cogerle la barbilla, decidiendo tirarse de cabeza al río-, deseaba hacerlo...
La voz de Sebastian era tan sensual... y sus ojos lo miraban con verdadero fuego en la mirada. Era un sensación extraña la que invadía su cuerpo desde el centro de su vientre hacia fuera. Todo su ser quería de pronto volver atrás en el tiempo y sacarle todo el jugo a aquel beso que había desperdiciado por la sorpresa y el desmayo. Se inclinó ligeramente y sus labios formaron la palabra que el demonio llevaba tanto tiempo esperando, con decisión, sin dudas.
-Bésame...

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