Historia corta de harry potter

La sombra de un asesino

Killua Zoldyck odiaba muchas cosas.  Y uno de los diez primeros en su lista más odiada sería alguien que se entromete en su mente.  Esto era exactamente lo que iba a hacer el llamado 'Sombrero Seleccionador'.

Quizás déjeme contarle lo que sucedió hasta este punto.  El viaje en tren a Hogwarts se mantuvo bastante tranquilo, después de la pequeña 'pelea' entre Malfoy y Potter.  Ron se había ido para sentarse con sus otros amigos y Neville cayó en un sueño profundo a mitad de camino, dejando a Killua con sus libros de texto y practicando magia.

Una vez que llegó el tren, hubo algunos empujones y mucho ruido mientras los estudiantes bajaban del tren.  Killua estaba un poco desorientado al principio, no estaba acostumbrado a la multitud.  Neville lo vio mirando a su alrededor con confusión y le señaló a alguien que estaba lejos en la multitud, diciendo que siguiera a la persona.  Siendo quien era, Killua podía ver el contorno básico del hombre y decir que estaba sorprendido era quedarse corto.

El hombre era como un gigante.  Bueno, se corrigió Killua, más como un medio gigante.  Cuando Killua se acercó, pudo distinguir una barba desgreñada y un cabello revuelto.  Lo escuchó gritar "¡Primer año aquí! ¡Aquí ahora!"  en un tono muy acentuado.  Una vez que Killua alcanzó al hombre, pudo verlo claramente en la oscuridad de la noche.  Al ser un asesino, Killua estaba acostumbrado a ver cosas en la noche, ya que el anochecer era el momento favorito de los del inframundo internacional para salir y cazar sus objetivos.

Siguiendo a la multitud de estudiantes de primer año, Killua fue conducido por un camino estrecho y empinado.  El camino pareció continuar para siempre antes de que el hombre se detuviera en seco, lo que provocó que varios de Primer año se toparan con él.  Hubo un gran coro de 'Ooooooh' mientras los de primer año inspeccionaban la vista que tenían ante ellos.  Killua dejó que sus ojos se agrandaran mientras parpadeaba ante la escena.  Estaban justo frente a un gran lago negro, con una flota de botes al costado.  Pero lo que fue más impresionante no fue la inmensidad del lago, sino el majestuoso edificio en el medio.

El castillo de Hogwarts era realmente espectacular, especialmente en la serenidad de la noche.  Sus pasillos y ventanas estaban iluminados con una cálida llama naranja, haciendo que el castillo brillara y brillara en la oscuridad, reflejando una hermosa imagen en la superficie del agua que le daba una sensación de bienvenida.  Killua parpadeó lentamente, fascinado por la vista que tenía ante él.  Aunque el castillo era grande, sabía que la mansión de su familia era un poco más grande, pero había algo en este lugar que le daba una sensación cálida, muy diferente a su hogar.  Aunque sabía que siempre fue amado en casa, Killua pensó que la llamada "casa" en la que había vivido era fría y hostil, muy diferente a la presencia acogedora y amable del Castillo de Hogwarts.

Sin saberlo, Killua siguió al resto de sus compañeros de año hasta la pequeña flota de barcos junto a la orilla del lago, con sus ojos azules aún fijos en el castillo.  Los barcos los llevaron a través del lago hasta el castillo.  Fueron conducidos a un puerto subterráneo oscuro debajo del castillo.  Mientras todos trepaban por rocas y guijarros, el enorme hombre los condujo por un tramo de escalones de piedra y todos se apiñaron alrededor de una enorme puerta de roble que estaba en la parte superior de las escaleras.

"¿Todos aqui?"  gritó el hombre.  Luego levantó una gigantesca y llamó tres veces a la puerta del castillo.  La puerta se abrió de inmediato, revelando a una bruja alta de cabello negro con una túnica verde esmeralda.

"Estos son los de primer año, profesora McGonagall", dijo el hombre respetuosamente a la mujer.

"Gracias Hagrid. Los llevaré de aquí", dijo la bruja, la profesora McGonagall, girando sobre sus talones y alejándose, dejando que los de primer año corrieran tras ella.  Killua echó una mirada larga y escrutadora a su entorno.  Los altos muros de piedra estaban iluminados con antorchas encendidas, como en la época medieval.  El techo del vestíbulo de entrada era demasiado alto para distinguirlo y una magnífica escalera de mármol frente a ellos conducía a los pisos superiores del castillo.