22 - La casa rosa

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En los días que transcurrieron después del fin de año, todo fue rutinario. Grabar durante el día y parte de la noche y luego alternar entre los avances de la refacción de la casa de Hande, las sesiones de gimnasio y limitados encuentros con familia y amigos.
La producción de la serie había programado viajes a lugares con nieve para realizar tomas especiales.
En un primer intento la nieve estuvo ausente por lo que Hande y Kerem se dedicaron a caminar por los alrededores del hotel y tomarse fotos con poses románticas y luego publicando en las redes para beneplácito del fandom. Hubieron comentarios de uno a otro que daban a pensar que era inminente el blanqueo de la relación. La madre de Kerem también sumó a las esperanzas de los seguidores al comentar en posteos de Hande.
El segundo viaje tuvo más éxito y allí, más allá de las grabaciones, ellos se divirtieron como niños jugando en la nieve junto a sus compañeros y sólos quedándose a conversar por largas horas, mientras descansaban.
Ya no la ocultaban la relación ante nadie, es más todos los cubrían cuando corrían algún peligro de ser descubiertos in-fraganti con arrumacos y besos robados entre escenas.
La ficción se iba mezclando con la realidad, en la escenas compartidas no podían dejar de tocarse, tomarse de las manos o simplemente rozarse para sentir que estaban uno al lado del otro.
Se alojaron en una cabaña separada del resto y allí aprovecharon para internarse en su mundo de placer y amor sin tiempos ni cuidados. En los tres días que estuvieron, sólo compartían el almuerzo y las grabaciones con sus colegas, después desaparecían.

Al regreso a Estambul, sabían que les esperaba algo muy importante. Prepararse para la mudanza a la casa rosa (como la llamaban en el fandom de Hande), era una tarea ardua porque los dos habían convenido en no llevar objetos que impidan mantener el estilo minimalista de la nueva casa. Hande tenía que trasladar su atelier, pero ya había decidido regalar las obras que ya no le interesaba conservar. Kerem por su lado, le prometió llevar sólo su ropa y efectos personales y lo demás quedaría en su departamento de soltero que pertenecía a su familia.
Estuvieron una semana hasta que por fin estaba todo listo para comenzar a trasladarse. Hande ya tenía todo listo, y además debía entregar la casa a sus nuevos dueños. Kerem sólo había preparado tres maletas con ropa y algunas cajas con libros, la notebook y algunos elementos que usaba para hacer gimnasia cuando se quedaba en su casa.
Contrataron a una empresa de mudanzas que se encargó del traslado de las cosas de ambos. Ellos mismos, acomodaron sus pertenencias en esa casa donde el confort y el buen gusto le otorgaba una calidez insuperable. Hande conservó para sí, un enorme vestidor que ocupó con su ropa y calzado incontable. Kerem utilizó el vestidor de otra habitación contigua y allí ordenó su núcleo de enseres y ropa.
Pasaron una semana acomodando todo y cuando ya estuvo como querían, invitaron a Gamze, Canner, Nilay, Didi, Kemal y Beliza para una comida de inauguración. Gamze y Hande se ocuparon de la comida y Canner y Kerem de las bebidas.
Habían ambientado el living con mucha calidez: chimenea encendida, velas, luces tenues y toda la comida y bebidas en una gran mesa baja. Los sillones blancos sobre una cálida alfombra servían de asientos acogedores para esa reunión tan íntima y emotiva. De hecho, en una oportunidad posterior se habían prometido invitar a las familias que no estaban presentes por vivir en otro lado o por efecto de las restricciones de la pandemia.
Kerem se ocupó de la música, suave y romántica para cena y un poco más ruidosa después, pero siempre conservando la temática que gustaba a todos.
Las dos parejas invitadas y las amigas de Hande, tenían destinadas habitaciones para alojarse esa noche en la casa. La cita era a las 6.00 pm, era invierno y ya era noche cerrada a esa hora. Todos llegaron a tiempo. Como hecho destacado, se habían puesto de acuerdo en regalarles una colección de copas talladas en cristal importadas de Chequia. Después, sólo se preocuparon por degustar las delicias que habían preparado y encargado Hande y Gamze y beber un exquisito vino blanco dulzón.
Así estuvieron, charlando, riendo, comiendo, bebiendo y porque no, fumando algunos habanillos que eran el placer de Kerem, las chicas sólo algún cigarrillo normal. Luego de los postres, hicieron café turco que acompañaron con wishky.
Beliza había llevado una torta decorada como de boda, y obligó a Hande y Kerem a cortarla con las manos juntas. Ellos lo hicieron y sellaron el momento con un dulce beso y un brindis por su amor y por la felicidad constante en la vida en común que emprendían.
Perdieron la noción del transcurrir de las horas y poco a poco se fueron retirando a sus habitaciones los invitados, quedando sólo Hande y Kerem para ordenar un poco y luego ir a su recámara.
Hande estaba terminando de levantar toda la vajilla utilizada, cuando se acercó Kerem por detrás y abrazándola le dijo:
- Hola mi amor, te extrañaba- agregando - por reírte con las chicas no me prestabas atención, ahora me voy a resarcir de tu indiferencia-.
- Qué estás diciendo? Sólo estuve pendiente de ti toda la velada. Estaba muy emocionada pensando en lo que estamos por hacer! - respondió suspirando.
- Lo que vamos a hacer? Sólo formalizar lo que venimos haciendo, claro que ahora el compromiso es mayor!! Debo darte cuenta de mis actos Handemiiyy!!! - dijo riendo y siguió:
-Yo también estoy emocionado, es la primera vez que tomo esta decisión, creo que todavía no caí, pero te prometo que sólo me dedicaré a hacerte feliz y amarte por siempre - dijo cariñoso, besándole el cuello y abrazándola con ternura.
- Ahora vamos a soñar, mi cielo!! - dijo Hande tomando la mano de Kerem y tirando de el hacia la escalera que los llevaba al dormitorio. El ambiente estaba cálido por la losa radiante, y Kerem comenzó la conversación:
- Hoy hay algo que quiero que sepas: en mi mente siempre te estuve buscando, estoy comprendiendo que mis sentimientos anteriores no tienen nada que ver con lo que es mi amor por ti, ojalá sientas igual porque así sabré que eres mi otra mitad, mi mundo y mis sueños hoy sólo tienen que ver con lo que te hace feliz!! Y no estoy borracho hablando sin sentido, estos son mis sentimientos a flor de piel, Hande- dijo Kerem conmovido.
- Mi vida, gracias por amarme así!! Siento que siempre te busqué, como tu, pienso que eres mi otra mitad. Mi corazón sólo concibe la vida contigo. Te amo Kerem B.- contestó Hande con lágrimas en los ojos y rodando por sus mejillas - agradezco a la vida que estés acá, conmigo- agregó.
Ya estaban desvistiéndose y rodando por primera vez en esa cama inmensa que a partir de ese día sería testigo del amor de ellos y Kerem dijo pensativo:
- Tengo que encontrar una palabra que defina mi amor, que sólo sepamos lo que significa nosotros dos-.
- De qué hablas? Estaría genial, que la usemos sólo nosotros, pero debe ser original- añadió Hande.
- No te preocupes, yo me hago cargo!!! Pero ahora quiero que esta cama nos dé la bienvenida!!, no te rías picarona, también lo deseas- dijo abrazando y besándola. Ella respondió a esas caricias y se amaron por primera vez en ese lugar que idearon juntos y que a partir de ahora era su lugar en el mundo.
La mañana siguiente amaneció con una fuerte nevada y luego una llovizna que mantuvo la temperatura muy baja.
Fueron despertando los invitados y se fueron yendo a sus hogares con mucho cuidado por lo resbaladizo del camino, salvo Kemal y Beliza que vivían en el mismo complejo y no tenían que recorrer tanta distancia.
Hande y Kerem se despertaron pasado el mediodía y él fue a preparar un desayuno que compartieron en la cama. Luego volvieron a dormirse, era domingo y no tenían actividad, por lo que no tenían ningún apuro en levantarse. Ya a media tarde Hande fue a mirar a sus perros, que dormían plácidamente en la caseta que les habían preparado. Volvió a la cocina y se dispuso a preparar algún alimento para compartir con Kerem, a manera de merienda- cena.
De esta manera, comenzaron formalmente una convivencia que en un pais tan conservador, no era tan bien vista y aveces disimulada por los prejuicios.
Hande y Kerem, pensaban de otra manera, eran menos estructurados y se permitían infringir las reglas que esa sociedad les imponía.

......

+++ Aclaro que esto es ficción y cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.
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El hilo rojo de un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora