El talismán.

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Los túmulos funerarios nunca fueron tan ruidosos como ahora que Wei Wuxian tenía que cuidar de un pequeño rábano que no se despegaba de su pierna ni a sol ni a sombra. Tampoco le molestaba, ese pequeño se había convertido en su adoración desde el momento en que sus ojos se encontraron y el niño se volvió, sin preguntas ni cuestionamientos, en el hijo del patriarca de Yiling.

Y para celebrar, Wei Ying invitó a sus hermanos, Jiang Cheng y Jiang Yanli para una pequeña cena. La mayor estaba extasiada, aunque le hubiera encantado que el hijo de su pequeño A-Xian hubiera sido con una linda jovencita, luego de una boda planeada por ella misma. Pero de igual manera, estaba feliz, porque su hermano se veía feliz.

Jiang Cheng, por otro lado, aún seguía receloso, no sólo porque la gente a su alrededor eran parientes del clan que destruyó su hogar y mató a sus padres, también porque no entendía que su hermano marcial prefiriera vivir entre ellos y cuidarlos, en lugar de estar en casa a su lado como había prometido. No le gustaba la idea de que los defendiera tanto, aún con el líder del clan y los cultivadores muertos, los demás clanes todavía tenían resentimientos contra los Wen. Y eso ponía a Wei Wuxian en la mira de todo aquel que quisiera atacar a esta gente.

No podía protegerlo aquí, estaban muy lejos de Yunmeng y los refuerzos llegarían tarde, sin mencionar los problemas políticos que se generarían si las demás sectas se enteraran que ayudaron al Patriarca de Yiling. Ya eran un clan débil debido al ataque de los Wen, no podrían resistir un ataque más.

Sus pensamientos se borraron de inmediato, dando lugar a una extraña presión en su estómago cuando se acercaron a la cueva de Wei Ying y lo vieron jugando con el niño y Wen Ning. La imagen era... adorable, de cierta manera. Si no fuera porque Wen Ning tenía la apariencia de una cadáver a medio descomponer, podría haber sonreído ante tal escena. Yanli no pareció afectada, se acercó con toda la naturalidad y saludó a Wen Qing y a su hermano, entregándole a la mujer mayor la caja con juguetes que había llevado para A-yuan.

Wen Yuan es como se llamaba el niño antes de que Wei Ying lo adoptara, ahora se llamaba Wei Yuan.

El pequeño se ocultó detrás de Wei Ying aferrado a su pierna izquierda mientras Yanli se acercaba, hablándole dulcemente, pidiéndole que la llame tía.

— Anda, saluda a tu tía A-li. -lo animó dulcemente Wei Ying.

El niño se acercó a ella tímidamente y ejecutó una reverencia algo torpe, que Jiang Cheng nunca admitiría que le pareció excesivamente adorable.

Yanli tomó al niño en sus brazos y lo acercó a Jiang Cheng, que desvió la vista inmediatamente.

— A-Yuan, este es tu tío A-Cheng. Saluda, A-Cheng.

Jiang Cheng estuvo a punto de discutir con su hermana, pero la mirada estoica de ella simplemente se lo impidió. Un levantamiento de ceja fue suficiente para que Jiang Cheng dudara. No había motivo para negarle a ese pequeño algo de cariño filial, pero su orgullo y sus heridas seguían frescas. Le dirigió una mirada complicada al pequeño, que le miraba con timidez, y justo antes de que pudiera decir algo, Wei Ying ya estaba tomando a A-Yuan de brazos de Yanli.

— No lo forces, shijie, estoy seguro que Jiang Cheng lo hará cuando esté listo.

Fue un alivio, pero a la vez doloroso. Wei Ying ni siquiera le miró cuando tomó al niño en sus brazos y se llevó a su hermana a la entrada de la cueva agradeciéndole por los regalos que le había llevado a su hijo. Wen Qing y Wen Ning se alejaron a alguna parte para darles privacidad y en muy poco tiempo ya estaba solo.

No quería entrar, pero sabía que Yanli no le perdonaría jamás que ofendiera de esa forma a su sobrino y a A-Xian. Así que se obligó a caminar y entrar a la cueva donde Wei Ying ya estaba disfrutando de la sopa que Yanli le había traído. Se sentó frente a él y miró al niño detenidamente. Sí que él era adorable. Cuando se dio cuenta de que unos cabellos rebeldes caían por su rostro lleno de tierra hasta el plato de sopa, inconscientemente extendió la mano para retirarlos y colocarlos suavemente detrás de su oído.

— Parece mentira, Wei Wuxian, ¿cómo puedes tener a este niño viviendo en semejantes condiciones? -Jiang Cheng tomó un paño y un cuenco de agua que encontró cerca de la mesa y comenzó a limpiar el rostro del pequeño cuidadosamente.

Tanto Yanli, como Wei Ying estaban asombrados de ver la forma tan atenta en que el hombre ante ellos trataba al pequeño. Yanli sonrió enternecida antes de unirse a su hermano menor en las críticas.

— A-Cheng tiene razón, este lugar no es propio para un niño.

— Por si no lo sabían, los demás clanes no pueden verme ni en pintura, si salgo de aquí, tanto ellos como yo estaremos condenados.

— Pero, A-Xian, ¿qué harás si se enferma? Wen Qing es hábil pero siguen siendo muchas personas para ella sola.

Wei Ying se levantó del suelo seguido de Jiang Cheng y ambos comenzaron de nuevo una acalorada discusión. Yanli tomó a A-Yuan y salió de la cueva para encontrarse con Wen Qing y un alterado Wen Ning.

— ¿Qué pasó ahí dentro? -preguntó la médica preocupada por su líder y su hermano que parecía que quería entrar a destrozar todo a su paso.

— Simplemente no puedo hacer que dejen de discutir. -se lamentó Yanli con las lágrimas amenazando con salir de sus ojos. Aferrándose al pequeño en sus brazos.

No eran sólo las discusiones de sus hermanos lo que la tenía tan mal, Yanli había descubierto poco a poco que había vivido muy privilegiada toda su vida. Ver a los restantes del clan Wen en esas condiciones le hizo preguntarse, ¿cuánta gente más vivía de esa forma mientras ella disfrutaba de los caros sacos de té y las finas telas que vestía?

— Señorita Wen, ¿me enseñaría algo de medicina?

La pregunta tomó a Wen Qing por sorpresa, pero si la chica necesitaba distraerse, entonces la ayudaría.

— Por supuesto, A-Ning, llévate a A-Yuan a jugar un momento.

Cuando el cadáver tomó al niño de sus brazos y se alejó con él, Wen Qing guió a Yanli a su choza y le ofreció un poco de té que la chica no despreció en absoluto. Pasaron unas horas charlando sobre los apuntes y descubrimientos de Wen Qing hasta que los gritos de la cueva se calmaron. Sin saber si ambos ya se habían cansado o se habían matado el uno al otro, Wen Qing se levantó de su asiento, seguida por Yanli. Ambas se dispusieron a ir a revisar la cueva, pero un talismán cerca de la entrada llamó la atención de Yanli. Asumió que era uno de los experimentos de Wei Ying así que, con la finalidad de establecer una conversación que no terminara en una pelea, lo tomó y salió para alcanzar a Wen Qing.

Cuando llegaron a la cueva, aunque ambos tenían moretones y heridas leves provocadas por los golpes, no tenían nada que fuera de peligro, por lo que luego de revisarlos un poco Wen Qing se dio la vuelta para regresar a su choza con Yanli, y miró con horror como una pequeña niña con ropas demasiado grandes para su edad caminaba con dificultad hacia ellos. La reconoció inmediatamente y también al talismán que llevaba en la mano. La criatura no debía tener más de unos 5 o seis años. Solo un poco mayor que A-Yuan.

— Jiejie, espérame. -llamó la pequeña con los ojos anegados en lágrimas. — Yanli aún no puede correr bien.

Los tres adultos se miraron incrédulos, y algo aterrados. Yanli se había convertido en una niña.

Cuidando a ShijieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora