Cuidando a Shijie

Inicia el camino de regreso.

Wen Qing estuvo a punto de desmayarse, Jiang Cheng casi tuvo una desviación de qi, y Wei ying azotó en el suelo de la cueva al lado de ellos dos al momento de ver a Yanli de 6 años lidiando con el vestido color lila, claramente muy grande para su pequeño cuerpo. Wen Ning tomó a su maestro en brazos ante la mirada desagradable de Jiang Cheng y lo llevó dentro de la cueva para depositarlo en la roca que usaba como cama. Finalmente volvió en sí un momento después, encontrándose con los ojos claros de Jiang Cheng mirándolo con preocupación. Por una vez, aceptándo que lo que ocurría no era su culpa.

Para ambos era casi imposible imaginar a su hermana como una niña pequeña, ya que la mayor siempre había sido la viva imagen de la compostura y la madurez. Por lo que verla correteando junto con A-Yuan y Wen Ning fue un gran impacto para los orgullos de Yunmeng. La pequeña bata que Wen Qing le había cosido no parecía bastar para cubrirla en ese lugar frío. Pero era eso, o nada ya que Jiang Cheng se había opuesto férreamente a que le pusieran una de las de A-Yuan, pues estas aún tenían los bordados del clan Wen en ellos y ningún Jiang usaría esa ropa maldita.

— Justo ahora, realmente agradezco que mis padres estén muertos. -suspiró Jiang Cheng sin poder quitar la vista de los niños.

— Ni lo digas, si Madam Yu hubiera visto esto, Zidian sería el menor de mis problemas. -luego de un ligero mutis, Wei Ying se volteó hacia Wen Qing. — Wen Qing ¿cómo pasó esto?

— No lo sé, salimos de mi choza al mismo tiempo, no me fijé cuando tomó el talismán. -la mujer también parecía estar al borde de un colapso nervioso.

— ¿Ahora qué vamos a hacer? La boda con el pavo real es pronto, y Yanli tiene que ir regularmente a probarse el traje de novia, y asegurarse de que las preparaciones estén listas.

Wei Ying lo miró incrédulo, ¿acaso dijo boda? ¿Con el pavo real de Jin ZiXuan?

— No me mires así, ella lo ama y él también, yo no tengo derecho a negarselo.

— Lo sé, pero... no quiero que la lastime otra vez.

Luego de un largo suspiro, Jiang Cheng se acercó a Wei Ying y colocó una mano en su hombro, apretando ligeramente para darle un poco de ánimos. No era un secreto para nadie lo unidos que eran Wei Ying y Yanli, que la mayor desde el momento en que su padre introdujo al pequeño a la secta Jiang lo tomó bajo su cuidado y se volvió para él como una segunda madre, y que este habría dado la vida por ella en cualquier momento. A veces causando ligeras punzadas de celos en el pobre Jiang Cheng, que sentía que le estaban robando a su hermana. La mirada abatida que vio en los ojos de Wei Ying, sin embargo, le provocó otra clase de punzada. Lo atrajo hacia él y lo envolvió en un abrazo.

— Si se atreve a lastimarla, yo mismo le romperé las piernas. Y después dejaré que tú lo golpees a tu gusto.

Cuando sintio a su hermano marcial sacudirse ligeramente, asumió que estaba tratando de contener la risa, pero al apartarse y ver el rostro de Wei Ying cubierto de lagrimas su estómago se sintió como si cayera de una montaña muy alta. Había visto al chico llorar alguna vez, pero nunca de esa forma tan lastimosa. Podía ver que Wei Wuxian se sentía terriblemente culpable. Por algo que esta vez ni siquiera era culpa suya. Su pecho simplemente no pudo con eso. Tomó el rostro ajeno entre sus manos haciendo que lo mirara y suavemente limpió sus lagrimas, dedicándole una de esas pequeñas sonrisas que usaba cuando sabía que había hecho algo bien, pero que aún le traería problemas con sus padres.

— Hey, Wei Wuxian, no te atrevas a llorar por esto, idiota. No es tu culpa, Yanli era una mujer adulta y sabía lo que hacía cuando tomó ese talismán. Si alguien debía  cuidarla, era yo. Me enfoqué más en hacerte entrar en razón, que en recordarle que aquí hay cosas que pueden ser peligrosas. Vamos, deja de llorar o vas a preocupar a tu gente.