Medidas

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Wei Ying despertó cuando los rayos del sol dieron en su rostro, Yanli estaba acurrucada en su pecho, pero Jiang Cheng parecía que se había levantado temprano. Wei Ying asumió que estaría en el campo de entrenamiento y trató de volver a dormir, pero el fugaz recuerdo de la carta de Jin Guangyao cruzó su mente. Intentó moverse para salir de la cama e ir a buscar a alguien, pero Yanli tenía su túnica aferrada fuertemente en sus manitas mientras dormía profundamente.

– A-Li, baba necesita levantarse, cielo, suelta la túnica.

Entre más tiraba Wei Ying de la túnica, más la apretaba Yanli entre sus manitas aferrándose a la tela como si fuera la cosa más valiosa del mundo. Por un momento, Wei Ying asumió que de ahí debía haber adoptado ese hábito de agarrar algo mientras dormía. Luego recordó que aunque se habían criado juntos, no tenían una relación de sangre.

Finalmente, el hombre se rindió y dejó a la pequeña seguir durmiendo acurrucada a su lado. Hasta que unos ligeros golpes en la puerta interrumpieron el silencio del cuarto. Cubrió el oído de Yanli con una mano, y respondió suavemente, pero lo suficientemente fuerte para que se escuche al otro lado. – Adelante.

– Joven amo Wei, buenos días, iré a avisar a mi hermana que ya despertó. Traje el desayuno para usted y la señorita Jiang. -Wen Ning entró con una charola de madera que contenía varios platos con aromas deliciosos.

– Gracias, ¿Jiang Cheng no dijo nada?

– El líder Jiang salió temprano y dijo que regresaba por la tarde.

– ¿A dónde fue?

– No lo sé, Jiejie fue quien me avisó que el líder Jiang quería que cuide de usted y de la señorita Yanli.

– Ése necio fue a Gusu él solo. -murmuró Wei Ying antes de volver a dirigir sus preguntas a Wen Ning. – ¿Dónde está Wen Qing?

– En la cocina, ayudando a abuelita con la comida.

"Ésa mujer simplemente no puede estar desocupada." Pensó el patriarca mirando con ternura a la pequeña acurrucada a su costado. – Bien, dame ése cuenco de sopa, tengo hambre y no podré levantarme en un rato.

– Sí, Joven amo Wei.

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El sol aún no estaba en lo alto del cielo cuando Jiang Cheng llegó a Gusu, tanto Lan Xichen como Jin Guanyao ya lo esperaban en la entrada con rostros impasibles, no había sonrisa en ninguno, lo que puso algo incómodo al Líder Jiang. Lan Wangji sorpresivamente también estaba ahí, y entre los cuatro entraron a Receso en la Nube y caminaron lentamente hacia el Hanshi.

Ninguno habló, ni siquiera cuando entraron y se sentaron alrededor de la mesita del centro donde un sirviente se encargaba de servir el té. Con una reverencia, el sirviente se despidió y salió en silencio. Fue entonces que Lan Xichen decidió empezar con la charla.

– Líder Jiang, quise esperar a que llegara para poder pedir su aprobación. A-Yao sabe dónde está el pequeño A-Yuan, pero no sabe por qué. No he dicho nada, para no romper la promesa que les hice a usted y al joven Wei.

– ¿Por qué padre secuestraría a ése niño para intercambiarlo por el sello del tigre?

– Ése niño es hijo adoptivo de Wei Wuxian, y pronto también mío. -explicó Jiang Cheng, con una mirada que retaba a Jin Guangyao a tan solo intentar hacer algún comentario.

– Oh.

Zidian chispeó en su mano antes de volver a quedarse en silencio. Entre Lan Xichen y Jin Guangyao discutían las posibilidades de sacar al niño del palacio fragante y la mejor foma de hacerlo, mientras Lan Wangji y Jiang Cheng se sentaban en un silencio incómodo. Luego de un momento, un discípulo Lan tocó la puerta del Hanshi.

Cuidando a ShijieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora