Agridulce

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Wei Ying despertó en su "cama" con ambos niños soñando acurrucados a cada lado de su cuerpo. Una sonrisa tierna se apoderó de sus labios mientras levantaba sus manos y acariciaba las cabecitas que reposaban en sus hombros. Por el rabillo de sus ojos pudo ver a Wen Ning esperando, y al girarse para poder enfocarlo mejor, notó que llevaba un papel en la mano.

— ¿Qué es eso, Wen Ning? -susurró para no despertar a los niños. Estirando la mano para recibir lo que sea que fuera.

Obediente como siempre, Wen Ning se acercó y dejó el papel en la mano extendida de su maestro.

— Es del líder Jiang, dijo que se la entregara cuando despierte.

— Buen chico, ve a ver si tu hermana necesita ayuda. O si al menos durmió un poco.

El muchacho se retiró, dejando la cueva en silencio de nuevo, y a un muy confundido Wei Ying. En la nota, Jiang Cheng solo le decía que preparara sus cosas y esperara a que regrese esa noche. Sabía lo que estaba tratando de hacer, y le removía sus adentros el pensar que Jiang Cheng se arriesgara tanto para protegerlo pero al mismo tiempo le aterraba. Él y los que quedaban del clan Wen eran fugitivos, protegerlos era ponerse en contra de todo el mundo. Le aterraba que tomaran las acciones de Jiang Cheng como un desafío y fueran contra él. Suspiró sonoramente y un par de bolitas peludas comenzaron a removerse a sus lados y a pedir comida como pajaritos recién nacidos.

Jiang Cheng ya se había cansado de las habladurías de los líderes, todos estaban resueltos a que Wei Ying era un peligroso criminal salido del infierno y debía morir. Agradecía enormemente que esa reunión no fuera oficial, porque así podría olvidar el protocolo un momento. Recordó las lecciones de sus padres, la diplomacia solo funciona hasta cierto punto. Y ese punto había quedado atrás hace mucho.

Se puso de pie y caminó hasta posicionarse en el centro de la sala, miró fijamente a cada uno de los líderes presentes con la seguridad impresa en su mirada, y habló firmemente.

— No vine a pedir ningún permiso. Wei Wuxian es miembro del clan Yunmeng Jiang, y como tal, deberá estar en las inmediaciones de su secta. Los restantes del Clan Wen serán tomados como esclavos para que paguen por lo que hicieron a la ciudad y ayudarán con las reparaciones y reconstrucción de los edificios. Si están o no de acuerdo, no me interesa, pero si tienen miedo de que algo se salga de control, los líderes están más que invitados a venir cada mes a Yunmeng para salir de dudas.

Ninguno de los líderes supo como responder, Jiang Cheng normalmente se ocultaba tras las prácticas diplomáticas de su padre, y casi nunca cuestionaba las decisiones tomadas en grupo, o mejor dicho, tomadas por Jin Guangshan y aplaudidas por sus lambiscones del clan Yao. Estaban anonadados, a excepción de Lan Wangji, quien bajó la mirada con una pequeña y casi imperceptible sonrisa. Al menos ya no era el único luchando por probar la inocencia de Wei Ying.

— De hecho, la idea que propone el Lider Jiang es bastante buena. -la voz de Guangyao atrajo las miradas sorprendidas hacia él. — Sería mucho más fácil mantener al maestro Wei vigilado si lo tenemos en un lugar al que podamos acceder fácilmente. Sin mencionar que podremos saber más rápidamente cuando el general fantasma se descontrole. Ahora, si el Líder Jiang se comprometiera a mantener la flauta del maestro Wei en un lugar seguro, podríamos estar más tranquilos. Y un líder de cada secta puede visitar Yunmeng cada mes para asegurarse de que todo esté bajo control. Por supuesto, con total discreción, para no alertar al maestro Wei.

La explicación que dio Jin Guangyao pareció convencer a los líderes, por supuesto fue solo después de que Jin Guangshan la aprobara. Pero Jiang Cheng agradeció la intervención, pues temía tener que usar a Zidian.

— Sin embargo, -continuó Guangyao. — Los dos clanes más afectados por los Wen fueron Yunmeng Jiang y Gusu Lan, ambos deben arreglar el asunto de los Wen restantes.

Cuidando a ShijieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora