Intereses en común

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Guangyao caminó por el Palacio Fragante sabiendo que en cualquier momento se encontraría con Madam Jin. De hecho esa era su meta. No tuvo que esperar mucho. La mujer apareció con varias sirvientas detrás de ella recibiendo órdenes para preparar un viaje a Yunmeng lo más rápido posible. El joven se hizo a un lado haciendo una reverencia que pensó que la mujer simplemente ignoraría, sin embargo Madam Jin se detuvo frente a él y lo miró curiosa.

– ¿Por qué estás aquí? Tu padre no te llevó con él. -aunque por primera vez la voz de la mujer no era agresiva con él, tampoco era amigable.

– Me pidió que sacara una espada de la cámara del tesoro. -respondió sin levantar la cabeza.

La mujer dudó por un segundo, ¿para que querría su marido una espada del tesoro si solo iba a revisar que todo estuviera en orden en la montaña Luanzang de donde bajaron a Wei Wuxian hace un mes? – Te acompañaré a buscarla. -Declaró la mujer dando media vuelta e indicando a Guangyao que guiara el camino.

Para él no fue raro, imaginaba que la mujer desconfiaría de él y en parte ésa era la idea. Si ella encontraba al pequeño sería más fácil hacer lo que quería hacer. Caminaron en un incómodo silencio hasta que llegaron a la cámara del tesoro. Uno de los sirvientes de Madam Jin abrió la puerta y ambos entraron, encendiendo las velas con un talismán de fuego, caminaron alrededor buscando. Cuando una sirvienta se acercó al espejo de bronce de la habitación, este se iluminó.

Se miraron unos a otros y uno a uno comenzaron a cruzar el espejo guiados por la mujer y Guangyao.

– ¡Jin Guangshan eres hombre muerto! -se escuchó el grito de Madam Jin por todo el Palacio Fragante, espantando a una parvada de aves en un árbol cercano.

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Cuando Lan Wangji divisó la secta Jiang, pudo ver claramente los uniformes de la secta Jin acercándose. No eran muchos, de hecho sólo había alrededor de diez hombres además de Jin Guangshan. Desvió a bichen para poder entrar a la mansión de la secta sin ser visto y bajó de su espada cerca del bosque donde Wen Ning estaba patrullando.

— Joven amo Lan, ¿qué lo trae por aquí?

— ¿Dónde está Wei Ying?

— En el salón con la señorita Jiang y Jiejie, le están haciendo su transferencia de energía espiritual diaria. ¿Ocurre algo?

— El líder Jin viene en camino.

Lan Wangji pudo notar al cadáver ponerse aún más tenso si es que era posible, antes de que ambos se pusieran en marcha hacia el edificio principal de la secta. En el camino se encontraron con un par de discípulos que les miraron sorprendidos antes de anunciarles que habían visto un grupo de discípulos Jin dirigirse a ellos.

Lan Wangji estaba a punto de darse la vuelta y seguir caminando, pero su prodigiosa memoria le obligó a mirar detenidamente a uno de los discípulos. Lo recordaba con mucha claridad del día que ayudó a calmar a Wen Ning. — ¿No eres un Wen?

— Lo fui por obligación, pero el líder Jiang me permitió unirme a su secta.

— ¿Obligación?

— Wen Chao secuestró a mis padres para que me uniera a su gente y cuando me uní, los mató a los dos, según él, así no tendría motivos para traicionar a la secta. La señorita Wen se dio cuenta y le pidió a Wen Ruohan que me transfirirera a su gente diciendo que necesitaba apoyo.

— Señor, los Jin. -interrumpió el otro discípulo angustiado.

Lan Wangji se giró hacia Wen Ning

— Ve por la señorita Jiang y ocúltala. -ordenó y el joven inmediatamente obedeció desapareciendo de la vista de un salto. Luego Lan Wangji se volvió hacia los dos discípulos. — Reúnan un grupo de discípulos con sus espadas. Nos veremos en el campo de entrenamiento.

Cuidando a ShijieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora