Capítulo 4: El Zorro en llamas... Parte III

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Advertencia: sexo explícito en el capítulo.

-.-

Kyojuro estuvo toda la tarde en el dojo, derribando contrincantes, practicando los posiciones de la espada una y otra vez, entrenando y cansando su cuerpo lo más que podía, quería olvidar por un minuto que esa sería la última noche en la que el joven Kamado estaría en su casa y aún seguían en malos términos.

Respiro profundo después de retirar la espada de madera, estaba bañado en sudor, tanto que tuvo que quitarse la camisa, el calor lo estaba sofocando, dejando salir sus marcados brazos, su abdomen definido y su pecho robusto... Rengoku tenía el cuerpo formado de un guerrero.

Estaba tan ensimismado que no noto que alguien lo observaba desde hace un buen rato.

O al menos no quería darse cuenta.

Los sentidos de un híbrido están más desarrollados que los de un simple humano, así que podían escuchar o sentir el aroma de alguien a kilómetros si se concentraban lo suficiente.

Al zorro se le acabaría la paciencia en poco tiempo, si ese humano no hacía algo pronto, él mismo iría a buscarlo.

- ¡lo siento! – como si leyera su mente el menor entro sin el menor permiso y aun que ya Rengoku sabía de él, su expresión era de genuina sorpresa – yo, fui cruel contigo Rengoku-san – parecía tener estar desesperado y nervioso – le dije bestia asquerosa... no pienso eso realmente de usted... lo lamento – le faltaba un poco de aire, parecía que había corrido desde su habitación hasta la parte más alejada de la casa solo para decirle esas palabras – esto que hizo... - mostró el par de pendientes que temblaban en la palma de su mano - no sabe lo que significa para mi... muchas, muchas gracias –

Pero se equivocaba, Kyojuro si sabía que tan importantes eran.

Su cuerpo se movió por su cuenta, fue tras él y lo sujeto entre sus brazos, dejando a Tanjiro sin palabras. La mirada de aquel zorro era de compasión, no le guardaba el más mínimo rencor a ese niño.

Cuando Kamado Tanjiro llego a su hogar, el híbrido simplemente vio a una misión más que cumplir... que equivocado estaba. Rengoku jamás pensó en la razón por la que se la pasaba entrenando como un demente después de aquella tarde, solo sabía que era la única manera de sacárselo de la cabeza.

Intentar entenderlo era el primer paso, no se había puesto a pensar en la posición del joven Kamado, era un humano solo, prácticamente un niño abandonado en un sitio lleno de desconocidos y de personas peligrosas que lo odiaban porque era diferente...

Él fue una de ellas.

- no fue mucho... es tan solo algo pequeño – sujeto el rostro del menor – lamento no poder hacer más por ti – el pelirrojo negó para luego sonreírle, dejando caer un par de lágrimas traicioneras, eso era suficiente para él.

Kyojuro se acercó a él y con un gesto inocente lamió esas mejillas, quitando cualquier rastro de lágrimas. Tanjiro se sonrojo, no tenía la menor idea que aquel gesto era uno bastante normal entre híbridos, compartían esencias y las transmitían con el contacto cercano entre ellos, era una manera de demostrar cariño.

Al parecer el pelirrojo no era el único que comenzó a sentir algo.

Kyojuro se le queda viendo, tan cerca que podía sentir el aliento de aquel pelirrojo, esos grandes ojos de un rubí hermoso, su rostro redondo y un poco rojo por las lágrimas... ese chico era realmente lindo.

El zorro se estremeció ante ese pensamiento.

Tanjiro fue quien dio el primer paso, sujetando el rostro del contrario con ambas manos y besándolo con delicadeza. Primero una mejilla, luego la otra, rozando delicadamente sus labios contra la piel y arrastrándolos lentamente hasta llegar a la boca del contrario... Parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que estuvieran tan cerca el uno del otro.

:Uno para Todos:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora