favorite crime ➳ MIKEY; TOKYO REVENGERS

30: one time for the present.

No se me venía a la mente un vago recuerdo de la última vez que me había levantando por mi cuenta sin la necesidad de una alarma o la voz chillona de mi madre a primera hora del día apurándome para ir a la escuela, mis ojos se clavan en el techo blanco en donde se reflejaban algunos rayos de sol molesto y dudo varios segundos en si abandonar aquella cama poco familiar es una buena idea o no, pero los ruidos en la sala terminan por convencerme de que debo levantarme. Ayer después de hablar con Mikey regresé al departamento de Kusakabe quien me mandó a dormir directamente diciendo que en la mañana nos costaría demasiado levantarnos y él había tenido algo de razón.

Me apresuré a colocarme el uniforme y en buscar mis demás cosas, agradecía que en mi maleta todas mis cosas importantes hubieran acabado entrando así para evitar ir a mi casa hoy para buscarlas, ni si quiera quería imaginarme como debía de estar mi madre en estos momentos, de solo pensar que alguna vez tendría que volver a enfrentarle el miedo me invadía y comenzaba a creer que había sido una mala irme con Kusakabe pero estaba cansada de aquello. Salí de mi habitación temporal encontrándome con Kusakabe en medio del pasillo con su traje puesto y su corbata mal arreglado totalmente apresurado por irse.

El adulto a penas me dedica unos segundos para despeinar mis cabellos y besar mi mejilla sonoramente. Mis mejillas se tiñeron de rojo y termine encogiéndome de hombros, no recordaba la última vez que mi madre me había saludado con un beso en mi mejilla o alguna otra muestra de efecto durante las mañanas pero él lo había hecho y me había tomado por sorpresa.

- Almorzaremos juntos - me avisa arreglando su corbata en un vago intento - Si tu madre intenta llevarte con ella ignórala.

- ¿Aquello no solo complicaría las cosas?- pregunto apoyando mi espalda en la pared pero él niega - Bueno, entonces llevaré a una amiga a almorzar con nosotros.

-Genial - Kusakabe me apura con la mirada - Te veo después de la escuela.

El adulto camina por el departamento hasta llegar a la puerta, se despide de mi por última vez y cierra la puerta detrás de él dejándome sola en su departamento, no me sentía fuera de lugar y mucho menos incómoda, en todo este tiempo que Kusakabe y yo habíamos convivido me había acostumbrado a su presencia y notaba que era inofensivo y buena persona cuando se trataba de mi, me había sorprendido tanto que él hubiera tomado la iniciativa de alejarme de mi madre, de defender y de incluso arriesgar la vida que él tenía solo por mi, creyendo toda mi vida que él me había abandonado y no le interesaba un poco comenzaba creer que aquello no era verdad incluso cuando él no había respondido le pregunta de ayer yo me daba la idea de que aquello era mentira.

Me apresuré a terminar de arreglarme y salí del departamento tomando aquel juego de llaves que él adulto había dejado para mi diciendo que a partir de ahora debía cargarlas conmigo todo el tiempo. El edifico de Kusakabe en su mayoría estaba ocupado por familias, parejas y algunos universitarios que no dudaban en gritar por los pasillos a todas horas, los vecinos eran relativamente amables con lo poco que había cruzado palabras con ellos ayer y el ambiente era agradable. Cuando llego al parque en donde Mikey y yo pasábamos bastante tiempo no dudo en tomarme unos minutos en intentar buscar el anillo que los hermanos Haitani me han regalado, buscarlos en plena noche sería difícil así que me prometí hacerlo en antes de irme a la escuela y con algo de suerte lo encontraría pero creía que aquello era difícil.

Cualquier persona que hubiera pasado por ahí antes que yo podría haber notado semejante anillo y sin dudarlo se lo llevaría consigo, me coloque de cuclillas buscando entre la arena con dedos prometiendo lavarme las manos en cuanto llegara a la escuela, en los primeros segundos tenía altas expectativas de encontrarlo pero al pasar el tiempo aquellas mismas se extinguieron. Me asuste cuando una figura se colocó a mi lado en la misma posición que yo, sus ojos se clavaron en mi curiosamente y apoyaba su rostro en su mano con aquella expresión indescifrable.