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La información que necesitaba estaba frente a mí.

Allison y Ryan eran novios desde hace aproximadamente cuatro meses. El padre de Ryan, el Sr. Lennox era dueño de una importante cadena de hoteles dentro y fuera de la ciudad y mantenía una relación laboral con el Sr. Lombardi. Ryan era tres años mayor que yo, estaba empezando a formar parte del negocio familiar, su padre lo puso al frente de las inversiones del hotel del centro de otra ciudad.

La familia Lennox se había mudado hace dos semanas para Algram, la ciudad vecina, para facilitarle los primeros meses la tarea que el Sr. Lennox le había encomendado a Ryan.

Allison fue a visitar la nueva casa de su novio por primera vez el domingo anterior, su padre la había llevado antes de irse de viaje. Lo sabía porque escuché cuando se lo dijo a Luna en el baño del colegio, por lo que deducí que se comunicaban por chat.

Ryan tenía un hermano de nuestra edad.

Hugo Lennox, mi principal objetivo.

Necesitaba conseguir su dirección, él tenía que pagar por lo que había hecho.

Conseguida.

En las conversaciones de los tortolitos estaba la dirección de su vivienda.

Saqué mi celular y anoté la dirección en las notas, apagué la computadora y salí de la habitación revisando que nadie me estuviera observando, entré en la habitación de Joseph que aún estaba dormido y dejé las llaves donde estaban. Luego me dirigí al salón.

En una de las esquinas del salón principal estaba Mia hablando con Allison, fui hacia ellas entre la multitud. Al verme, mi amiga caminó apresuradamente hacia mí.

-¿Se puede saber dónde estabas?, llevo horas buscándote - dijo furiosa.

-Estaba divirtiéndome con Joseph - dije en su oreja y luego le guiñé un ojo.

-No cambias Rebeca - dijo negando con la cabeza.

Sonreí.

-Ryan ya se va, se ofreció para llevarnos para nuestras casas, es mejor, para no irnos solas - dijo mirando a Ryan que estaba a unos metros de nosotras.

Asentí con la cabeza.

Nos despedimos de los más cercanos, tal vez mañana ni lo recuerden, ni siquiera sé cómo se mantenían en pie.

Nos subimos los tres al auto de Ryan, era pequeño pero lujoso, ese tono grisáceo le daba un toque elegante. A pesar de estar un poco borracho, él conducía bastante bien.

Dos cuadras antes de llegar a mi casa me bajé del auto, me despedí y le agradecí a Ryan por traerme. Caminé hacia mi casa, al llegar introduje la llave para abrir suavemente la puerta principal, me quité los zapatos y los tomé en las mano. Subí a mi habitación, a pesar de la poca iluminación pude encontrar mi ropa de dormir y me la puse.

Era un vestido con un estampado blanco y azul con estrellas.

El vestido que utilicé en la fiesta, la soga que estaba en el piso y el recipiente con el sedante que traía en el sostén después de sacarlo del bolso de Mia, los guardé bajo la gaveta de la lencería.

Tomé la piedra que había desatado de la soga y la arrojé por la ventana y luego la cerré. Metí el colchón bajo la cama y me fui a dormir.

La mañana siguiente:

El molesto resplandor se colaba por mi ventana. Supongo que olvidé cerrar las cortinas anoche. Era sábado, eso significaba que no tenía que ir al colegio y pasarme el día escuchando a niñas consentidas hablar de cómo habían combinado su ropa, ni a profesores dando sus aburridas lecciones de moral y mucho menos a los chicos jugando en el campo de fútbol, se veían demasiado ridículos gritando mientras corrían como orangutanes para patear un balón, no entiendo cómo es que eso les gustaba a las otras chicas.

¿Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora