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Mordí la mano que presionaba mi boca.

-¡Auch! - se quejó retirando ambas manos de mí.

Me volteé rápidamente en el lugar, estaba de frente y totalmente pegada a quien me amenazaba.

-¿Quién eres? - hablé fuerte agarrándolo del cuello contra el fondo del closet.

-Tranquila fiera, soy Camerón - dijo levantando las manos.

-¿Con qué presionaste mi cuello y por qué? - pregunté sin cambiar de postura.

-Con un cuchillo que encontré aquí cuando entré y como vi que al entrar no notaste mi presencia aproveché para darte un susto, la pregunta es, ¿por qué tenías un cuchillo en tu closet? - preguntó.

Mierda, había olvidado guardar el cuchillo en la gaveta.

-Con todo lo que ha pasado y viviendo sin adultos tenía que tener un arma cerca para casos urgentes - dije soltándole el cuello y tomando el cuchillo de su mano.

-Ño, al fin me soltaste, aprietas duro - dijo mientras sentía como subió su mano para tocarse la zona que había acabado de soltar.

-Gracias - dije agachándome mientras me agarraba de sus piernas para dejar el cuchillo en una esquina para no herirnos.

Tuve que agarrarme de él y bajar pegada a su cuerpo porque el closet era amplio, pero con dos personas dentro no había mucho espacio. Hablábamos en susurros para no ser descubiertos.

-No vuelvas a hacer eso - dijo levantándome por los hombros.

-¿Hacer qué? - pregunté haciéndome la despistada.

Sabía a lo que se refería, había pasado mi rostro demasiado cerca de sus partes íntimas y me había agachado frente a él.

-Sabes a lo que me refiero - dijo en tono de regaño.

Sus susurros junto a ese tono que estaba poniendo en su voz me tenían un poco descontrolada, estábamos a tan corta distancia que su respiración estaba casi mezclada con la mía.

-¿No te gusta que te roce? - pregunté agarrando sus partes por encima de los pantalones cortos que llevaba.

Me tomó por la nunca y nos intercambió rápidamente dejando ahora mi espalda presionada contra la pared del fondo y su cuerpo pegado al mío, sin ninguna escapatoria.

-Si no me sueltas ahora mismo te voy a follar tan fuerte que me pedirás que no pare - susurró en mi oreja.

-Dudo que folles tan bien como para pedirte más - dije provocándolo.

Soltó un suspiro profundo y me tomó de las caderas, ágilmente me volteó pegando mi rostro a la pared. En esta posición podía sentir su miembro erecto contra mis glúteos por encima de la ropa. Subió mi vestido dejando mi tanga al descubierto.

-¿Estás segura de que dudas de mí? - preguntó presionándome más contra la pared, haciéndome notar aún más lo duro que estaba.

-Sí - dije firme.

Escuché como bajó sus pantalones cortos y sentí su miembro desnudo contra mis glúteos. De un momento a otro inclinó mis caderas hacia atrás despegándolas de la pared, pero sin despegar mi rostro haciéndome soltar un gemido bajo. Agarró su erección rosándola sobre mi entrada.

Presioné mis labios tratando de no soltar otro gemido, este hombre me tenía al borde de la locura.

Sin que pudiera reaccionar corrió en un abrir y cerrar de ojos mi tanga hacia un lado y me penetró con fuerza.

¿Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora