14- La Reina no da tregua.

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*Narra Hirari*

Las risas burlonas lastimaban cada vez mi alma rota. Dejen de reírse. Eso era lo único que yo pedía a gritos.

-¡¿Acaso no han visto su cabello?! ¡Es horrible! ¡Enredado y sin forma!-

-¡Qué asco!-

-¡Parece un león!-

-¡No! ¡Es un sol! ¡La única diferencia es que no irradia calor sino desprecio!-

Deténganse, por favor.

Cuatro chicas a mi alrededor, y todas se reían de mí, yo no tenía la culpa de haber nacido así...además ¿Yo de verdad era tan fea?

Cuando estaba en primaria, mis compañeras siempre hablaban de lo horrible que era, nunca llegaron a decir algo bueno de mí, nunca quisieron decir algo bueno de mi...solo...

Gorda.

Fea.

Tu cabello es espantoso.

No sirves de nada.

Nadie te quiere.

Qué asco.

No quiero seguir siendo tu compañera.

Estas sola.

Sola...

En mi vida, siempre estuve sola, siempre me sentía así, aunque estuviera rodeada de mis "amigas".

Cuanto las odiaba, solo me llamaban si necesitaban algo de mí, luego yo era el centro de burla.

No solo en el salón, el colegio entero hablada de mi, y no era nada positivo.

Aún cuando llegaba a casa, el martirio no terminaba; los largos sermones de mi madre, las órdenes de las empleadas, el regaño de mi padre, la soledad y tristeza desde que me levantaba, todo eso conllevaba a largas horas de lágrimas, ahogándome en mis propios lamentos.

Que deprimente.

Ese día. Deje de ser estúpida.

Quinto de primaria.

El peor año de mi vida, fue aquel año en el que mi alma se quebró y mi corazón dejo de sentir todo esa tristeza de varios años atrás, para que mis muñecas y tobillos pasaran a ser el centro de mi dolor.

Pero ya no me importaba, lo único que quería era vengarme.

Mis compañeras me dejaron atrás, los profesores me despreciaban por lo grosera que era.

Porque aquella niña inocente y noble desapareció en quinto de primaria. ¿Muy pronto para tan pocos años de vida no? Me habían traicionado tanto que ya para mí era parte de mi rutina.

Nadie me quería, solo porque mi exterior se volvió agresivo y siempre a la defensiva ¿Pero qué más podía hacer? Nunca me había podido defender por mí misma, la única persona que me había defendido estaba enojada conmigo, por mi gran estupidez y bipolaridad.

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Yo me veía como una niña estancada en un hueco de cadenas, que me halaban cada vez más a lo profundo del abismo, en el piso firme, se encontraban mis compañeras, lanzándome cadenas y dagas, lastimándome cada vez más, yo luché, hasta que me di cuenta de que las cadenas eran más fuertes que yo, y lo único que me quedaba era mi voluntad, aquello desapareció y me deje llevar.

★Illuminated ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora