CAPITULO 9

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A veces pienso en la suerte que tengo de haber estado siempre rodeada de gente así. Buena. Noble. Compresiva.

Por varios motivos me fui. Perdí el contacto con muchos, pero una vez estamos todos juntos, todo vuelve a la normalidad. Nada ha cambiado entre nosotros desde que íbamos a ese campamento.

Nos hemos criado juntos, hemos pasado por todos los momentos posibles.

Aunque bueno, no todo es como siempre. Ese rubio de ojos verdes y tatuajes y yo, ya no somos los de antes. No juntos.

Me odio a mi misma por todo el daño que le he hecho, pero ahí está él. Siendo como siempre ha sido. La mejor persona que conozco. Me comprende, o eso dice. Pero lo creo.

Sé que en el fondo lo hace, y aunque le vaya a costar asimilar todo, yo voy a estar para él, si me deja. Ya lo aparté una vez de mi vida, por imbecil y cobarde. Pero no lo voy a hacer dos.

Y si él quiere estar en la mía, tiene las puertas abiertas de par en par. De la manera que sea.

Sé con certeza que no voy a querer a ninguna otra persona como lo he querido a él. Y bueno, lo sigo haciendo. Y a cada segundo que pasa, mas.

Es increíble la manera que tiene de hacerme sentir cosas solo mirándome, pasando por mi lado. Dedicándome una sonrisa. Solo con eso, produce en mi mil sensaciones.
Sensaciones que no sé si debo ir borrando, porque una cosa es que me perdone, que me entienda, y que deje que pase lo que tenga que pasar. Y otra cosa es que volvamos a ser los de antes.

Sinceramente? Yo lo quiero, pero no sé si estamos preparados para volver a tener una relación de pareja. Podrá Hugo volver a confiar en mi?
En el caso de que eso ocurriese, yo no lo impediría. Yo iría a muerte, porque sé que no voy a estar con otra persona como voy a estar con él. Pero la cuestión es que él quiera y se vea preparado. Pero como siempre se dice. El destino actuará en su cierta medida como él quiera.

Ya son 4 días los que llevamos aquí. La verdad es que lo estoy pasando genial. Damos paseos por el pueblo, recordando tiempos. Hacemos mini conciertos, como en el campamento. Jugamos a juegos, y mil cosas más. Nunca nos aburrimos.

Lo que más me gusta es ver que Hugo está bien. Que se está dejando llevar. Y no sé qué esconde esa cabeza, pero lo que deja ver, es que está bien. Y eso me agrada y me tranquiliza.

Estamos actuando normal, el uno con el otro. Junto a los demás. No hemos tenido ningún otro momento a solas. Y la verdad es que no me importaría que surgiera. Porqué no? El simple hecho de estar con él, ya me daría paz y vida. Eso es lo que produce.

Son las 9 de la noche ya. Hoy hemos pasado el día entero en la playa, y estamos muertos en realidad. Pero estos cuerpos no hay quien los pare. Quieren hacer hoy mini conciertos. Como allí en el campamento. Que cada semana nos tocaba prepararnos una canción. Y así haremos.

Hemos improvisado un escenario, y hemos comprado unos micrófonos. Así que lo pasaremos bastante bien.

Pero antes de esto, toca la cena. Entre todos nos ponemos a hacerla, como siempre. Esta noche tocan pizzas y algunos aperitivos.

Pero el rubio no está por ningún lado, y a la cena le queda ya nada. Le preguntaré a Sam

-Rubia, y tú hermano? -le pregunto acercándome a ella
-Se fue a fumar creo, por? -me responde y me echa una mirada de intriga
-No porque la cena está casi lista y no ha aparecido por aquí aún -le digo mientras sigo colocando la mesa
-Ve y dile que venga -me suelta la rubia y me guiña un ojo
-Eres de lo que no hay -le sonrio y termino de poner la mesa. No sé si ir o no. Pero al final decido que si.

Posdata; te quiero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora