CAPITULO 11

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Despierto por unos rayos de sol que entran por la ventana de la habitación del rubio. Sonrío inconsciente al recordar la noche de ayer. Doy la vuelta en la cama y ahí lo tengo. Siempre me encantó verlo dormir plácidamente, las facciones de su cara son jodidamente perfectas.

La verdad es que me siento en una nube, de la cual no pretendo bajarme. Vamos a dejarnos llevar, los dos. Creo que es lo mejor. No hemos dejado de querernos, nos conocemos a la perfección. Lo único que ahora somos más mayores, y me muero por saber lo que sería la vida con este rubio de ojos verdes que hace ya bastantes años me enamoró.

Salgo de mis pensamientos cuando mi rubio empieza a retorcerse en la cama a la vez que va abriendo los ojos
-Mmm.... Buenos días amor -dice el rubio mientras me abraza.
-Buenos días rubito, qué tal has dormido? -digo quedando enfrente de él mientras acaricio su pelo.
-Hacía años que no dormía tan bien -dice y repite mi acción- y tu?
-Creo que tengo la misma respuesta -reímos los dos y decidimos remolonear un poco más en la cama. Son las 12 del mediodía, no sé qué planes habrá para hoy, pero no nos pensamos mover hasta que alguien venga a avisarnos.

Volvemos a caer en un bonito sueño, que no sé cuánto tarde en romperse debido a que mi mejor amiga se acaba de tirar encima de nosotros.

-Vamos ya tortolitos!!! -dice la rubia levantándose a abrir bien las cortinas y las ventanas.
-Noooo, para por dios me quedo ciego -dice el rubio con tono cansado. Nosotras dos reímos por lo dramático que es.
-¿Qué vamos a hacer hoy? -le pregunto a la rubia estirándome en la cama
-No hay nada planeado, habían dicho antes desayunando que podríamos pasar el día en casa y luego salir por la noche. Le han dicho a Jesús que han abierto una discoteca cerca de la playa, con no sé cuántas plantas -dice la rubia expresiva
-¿Teneis ganas de salir? -pregunta el rubio- yo siento que tengo ochenta años, no me quiero mover de aquí -reímos los tres por sus ocurrencias
-La verdad es que a mí no me importa -respondo- llevaba mucho sin salir de fiesta así, por mi lo que digáis.
-Bueno primero daos una ducha y bajáis, Javy está haciendo pollo al horno con Nia -los tres nos relamemos los labios de lo rico que está esa comida.

La rubia sale por la puerta lanzándonos un beso y un guiño, nos ha dicho que no tardemos.
Son las 2 y media, imagino que hasta las tres o así no comeremos. Vamos con tiempo .

-Venga rubio vamos a la ducha -le digo para cogerlo de la mano y tirar de él.
-Oh señorita Barreiro, me está proponiendo una ducha con usted? Sería un halago para mí -dice el rubio con una mano en el pecho de orgullo y yo solo me limito a reír y tirar de él.

Entramos en la ducha conforme salimos de la cama. El rubio tenía baño en su habitación y no tenía ni idea.
-Me estás diciendo en serio que no sabías que esa puerta daba a un baño? -le digo mientras quito mi ropa riéndome de lo loco que está.
-Te juro que no tenía ni idea, es que ni la he mirado -reímos los dos- lo que sí estoy viendo es que esto de ducharnos juntos mola mucho, pero verte así me pone bastante enfermo -dice señalándose su paquete. Aún lleva los calzoncillos pero en cualquier momento van a explotar.
-Madre mía rubito, vas a tener que comprarte calzoncillos más grandes -digo mientras entro en la ducha, el rubio repite mi acción una vez se ha quitado la única tela que cubría su miembro. No dejo de pensar cómo le habrá crecido tanto.
Tenerlo así delante la verdad es que me pone, bastante. Intento hacerme la dura.
-Prefiero ir así, sin nada -se ríe mientras enciende el grifo. El agua cae encima de nosotros, nos miramos a los ojos mientras dejamos que cubra todo nuestro cuerpo. El rubio se acerca un poco más a mi, y no sé en qué momento hemos empezado a besarnos.
-Me vuelves loco Eva, no sabes lo que te echaba de menos -me dice separando nuestras bocas pero no nuestros cuerpos.
-Y yo a ti rubio, no sé cómo he podido vivir tanto tiempo sin esto, sin ti -le respondo mientras mis manos están su nuca. Volvemos a fundirnos en besos. Comenzamos una guerra , una que nadie va a ganar. La cosa se empieza a poner más tensa, y no tiene ni idea de las ganas que tengo de que pase.
Recorre mi cuerpo con sus manos, sin dejarse ni un solo hueco. Suspiro a la vez que noto como cada poro de mi piel se ha erizado. Sus manos vagan por mi, y a mí me encanta esto. Suspiro al notar el roce de su miembro con mi zona íntima. Me mira sonriente y pasional, buf, este chico no sabe que es un dios del olimpo.
Todo sube más de tono, el rubio me coge en peso y apoya mi espalda en la pared de la ducha. Solo estas paredes son testigos de este amor y pasión.
-¿Quieres? -me pregunta con la respiración agitada acompañada de una risa. Lo miro con una ceja levantada y no contesto. Quito una mano de su cuello y cojo su miembro, de una soy yo la que lo lleva hasta mi punto.
-¿Te sirve como respuesta? -le digo con el mismo tono. Su respuesta es sonreír y en un momento ya está dentro de mi. Nos movemos al compás, nos sentimos, nos besamos. Nos miramos a los ojos, en los que puedo ver pasión y amor a la vez. Gemimos nuestros nombres al aire, sin ningún reparo. Dios como echaba de menos esto.
Me he venido como 2 veces, al rubio parece quedarle poco. Le damos más ritmo, entra y sale con fuerza y a mí me encanta cada vez más. Al cabo de unos segundos el rubio llega, y yo con él. Apoyamos nuestras frentes juntas, e intentamos recuperar la respiración.
-Eres increíble Evita, realmente increíble -me dice para luego besar mis labios con suavidad y volver a dejarme en el suelo. La verdad es que estaba mejor en sus brazos, pero hay que bajar a comer.
-Tu si que lo eres rubito -le respondo y dejo otro beso en sus labios.
Nos damos toda la prisa que podemos, nos ponemos algo rápido casi sin terminar de secar nuestros cuerpos, y bajamos rápido. Están poniendo la mesa, justo a tiempo. Chocamos los cinco y nos ponemos a ayudar.
-Que pasa par de dos, tenéis mejor cara que nunca -dice Rafa mientras nos dedica una sonrisa pícara, nosotros les respondemos sonriendo. Creo que no tenemos que explicarles mucho, ellos ya lo saben todo.

Posdata; te quiero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora