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Maratón 1/2 - Refugio

Era un domingo más en un refugio de animales en Nuevo York; Bobby Drake, mejor conocido como Iceman, entra a la instalación como todos los fines de semana. Al abrir una de las celdas los recibieron diversos perros perdidos, mutilados o con malformaciones genéticas; él los saludó alegremente y procedió a darles su comida, para después jugar con ellos.

Fue hacia otro lugar de la instalación donde estaban los cachorros para alimentar a su engreído, un Golden Retriever que había nacido sin una pata, los trabajadores del refugio le comentaron que habían averiguado que, debido a su malformación, sus dueños lo abandonaron; Boddy nunca llegó a entender cómo alguien pudiera haber hecho algo así. Ese día en particular el cachorro estaba muy ansioso, así que al mutante no le quedó más remedio que cargarlo y darle muchos besitos mientras que el perrito le lamia la cara.

—Que adorable —exclamaron a sus espaldas haciendo que Iceman volteara.

—¡John! Que sorpresa verte aquí —comentó con una sonrisa.

—Mi departamento de bomberos vino a entregar la colecta mensual de alimentos y ropa para los animales —señaló a sus colegas que llevaban sacos de comida, luego la bolsa que traía entre manos-este es ropa para cachorros, me pidieron que se las pusiera yo mismo —comunicó—¿Y qué haces tú aquí? —preguntó con curiosidad mientras agarraba a cada uno de los cachorros para colocarle las prendas.

—Vengo como voluntario todos los domingos; en realidad cambiaba de locación cada semana, pero desde hace dos que me encariñe con esta creatura —mostró mejor al cachorrito que tenía entre brazos.

—Si es algo que tú harías —notó divertido—, ¿Le pusiste nombre?

—No, si lo hago me encariñare más con él de lo que ya estoy -acarició la cabeza del cachorro—, no adoptarlo me duele mucho.

—Pues deberías hacerlo, se ve que te quiere mucho —observó como el Golden lamia el brazo de su amigo.

—Se prohíben animales en el complejo —argumentó con semblante triste.

—Cierto.

John tomó la última prende que había en la bolsa y se acercó al otro, entre los dos le pusieron su ropita al cachorro haciendo que se emocionara mucho. El perrito ladeo la cabeza y soltó un ladrido, quería correr en dirección hacia el bombero, este lo tomó en sus brazos y acaricio su pancita.

—Ya me abandonó —bromeó Bobby.

—Es tan adorable —lo abrazó más-. Adoptémoslo juntos —propuso—, no creo que nos digan nada; además, ahora que lo recuerdo, un amigo de mi novio se transforma en distintos animales, podríamos objetar eso.

Iceman lo dudo por un segundo perro al mirar a los ojos al tierno cachorro, no pudo negarse.

Juntos, fueron a recepción a tramitar los papeles de adopción del cachorro; una vez que firmaron los papeles correspondientes, fueron hacia una cafetería con el perrito en un trasportín; Bobby pidió una café y unos muffins y John pidió una Coca cola, cuando les trajeron sus pedidos se miraron entre sí, tocaron la bebida del contrario, calentándola y enfriándola respectivamente.

—Necesita un nombre —ugirió Pyro mientras tomaba su bebida.

—Lazzie, Bethoveen, Scooby Doo —soltó nombres al azar—, la verdad soy muy malo para esto, menos mal no tuve un hijo, lo hubiera terminado llamando Niño —ambos rieron.

—Ya pensaremos en algo.

Los dos siguieron hablando sobre las cosas que le habían pasado a cada uno en los años que no se vieron y sobre cosas que les gustaría hacer en un futuro. En un punto de su conversación el cachorro ladro, Bobby supo que tenía hambre, dejó de comer su muffin de zanahoria y le dio el sobrante a su nueva mascota.