Roto

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(1 día antes)

Después de la incertidumbre que Peter pasó durante varios días, sumado al extraño comportamiento que Wade presentaba, decidió rastrearlo para averiguar que estaba pasando. Su mente generaba posibles respuestas, pero su corazón se negaba a aceptar alguna de esas posibilidades. Después de todo, la persona que tanto amaba y con la que compartió la mitad de su vida, no sería capaz de hacerle daño.

Sus investigaciones lo llevaron a un hotel en Puerto Rico. Para evitar llamar la atención, fue vestido con su ropa civil y entró haciéndose pasar como un huésped cualquier. Apenas entró al edificio, notó algo extraño en el ambiente, pero no sabía exactamente lo que era.

Con cada paso que daba, ralentizaba su andar, era como si cada movimiento hiciera crecer la incertidumbre y el miedo que había dentro suyo. Tenía un muy mal presentimiento, pero temía más que se hiciera real.

Ya no podía seguir aplazando el descubrir el misterio que escondía su amado; ahora que se encontraba frente a la puerta que indicaba su localizador, con su mano en el pomo, encontraría las respuestas que tanto buscaba.

Abrió la puerta.

Desde que convirtió en superhéroe, se había preparado para soportar el dolor, físico y mental, que le podrían llegar a provocar sus enemigos, para salir lo menos herido posible; pero nunca se imagino que uno de los dolores más fuertes que llegaría a sentir, lo haría su propio esposo; la persona que le había provocado tantas risas, que lo había hecho enamorarse tan perdidamente, quien le había dado la vida que nunca creyó que llegaría a tener.

Ahí, a unos metros de él, se encontraba Wade engañándolo.

Sentía que todo su mundo se caía pedazo por pedazo. Su interior parecía desintegrarse con cada segundo que pasaba al ver tal escena que tenía frente a sus ojos. Ni siquiera podía moverse para gritar, llorar, caerse o irse.

Fue solo cuando su mirada se conectó con la persona que había hecho trizas su corazón, que corrió fuera de la habitación; quería escapar cuanto antes de ahí.

Cuando se encontró nuevamente en el pasillo todas sus emociones lo golpearon; su mirada estaba nublada por el llanto, ni siquiera sabía en qué momento había empezado a derramar sus lágrimas; cada vez que intentaba avanzar, el pasillo parecía hacerse cada vez más largo y angosto; sus energías lo habían abandonado y no tardó ni dos segundos en caerse rendido al suelo.

No fue hasta que despertó, que se dio cuenta de que se había desmayado por la impresión. Estaba en la cama de un cuarto que no conocía; por un segundo tuvo la esperanza de que todo lo malo que vivió fuera nada más que un sueño, pero todo se esfumó cuando se enderezó y vio a Wade sentado en un sillón; tenía el rostro reposando en sus manos pero al parecer sintió que se despertó, así que también se enderezo para verlo bien. Peter no sabía que hacer; tantas cosas pasaban por su mente en ese momento; quería golpearlo, quería llorar, quería gritar, quería consuelo, quería que todo fuera solo la más cruel de sus pesadilla; pero no se atrevía a hacer algo, su cuerpo y alma estaban en shock, esperando que alguien más librará la batalla que estaba por vivir.

—Peter, yo… —Wade intentó hablar.

—No.

—Déjame explicarte.

—Dije que no —respondió tajante.

—Yo no sé porque…

En ese instante, Peter se paró de golpe de la cama y se camino hasta estar frente a la persona que había jurado amar para toda la vida.

—Si te queda un poco de respeto hacia mí o hacia nuestro matrimonio, déjame solo —dictaminó y volvió a romper en un llanto desgarrador—. ¡Lárgate! —lo levanto y empezó a empujar hacia la salida— ¡No te quiero ver! ¡Vete ya! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te… —las lágrimas y el dolor lo dominaron, dejándolo sin habla.

Wade vio a Peter derrumbarse y sufrir como nunca antes lo había hecho, así que decidió hacerle caso e irse para que pudiera calmarse, si que eso pudiera ser posible.

Cuando el superhéroe cerró la puerta de golpe, se recostó en ella y se deslizó hasta llegar al suelo, abrazo sus piernas mientras seguía dejando salir su dolor. Pero su mente era traicionera, mientras más quería dejar de pensar en cualquier cosas relacionada con él, lo atormentaban más los recuerdos que tenían juntos; sus momentos felices que lo hicieron creer que lo suyo era especial y que nada y nadie lo podría romper nunca, pero también recordaba el preciso momento en que lo vio engañarlo y romper con todas esas promesas que algunas vez se hicieron.

Después de horas de batallar con el dolor que sentía, pudo al menos parar su llanto. Revisó su celular y se dio cuenta de que había pasado un día; no sabía que debía hacer en ese momento, ¿Llamaba a alguien? ¿Qué se supone que diría? ¿Qué pasaría a partir de ahora?, esas y más preguntas rondaban su mente; pero al final, sin pensarlo mucho, decidió mandar un mensaje al grupo.

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Bueno, esto es todo por ahora, nos leemos en la próxima 😉

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